Recuperaci¨®n o silencio
Tras los atentados del 11 de marzo en Madrid, y a lo largo de todo este a?o, los profesionales que nos dedicamos a la atenci¨®n psicol¨®gica y psiqui¨¢trica de ni?os y adolescentes hemos asistido a una sucesi¨®n de aseveraciones y asunciones err¨®neas en ocasiones, confusas en otras, vertidas en diferentes medios de comunicaci¨®n acerca del impacto de los acontecimientos traum¨¢ticos en el psiquismo de los ni?os y las posibles intervenciones destinadas a "aliviarlo".
La idea de que los ni?os son menos sensibles al impacto de los desastres por su supuesta capacidad de "olvido" desgraciadamente es compartida por muchos adultos, incluidos psiquiatras, psic¨®logos, maestros, psicopedagogos... Adem¨¢s, con frecuencia, se interpreta la aparente "normalidad" del ni?o, en todos los casos, como una ausencia de psicopatolog¨ªa y, por tanto, se valora la posibilidad de una atenci¨®n especializada en cierta medida como "desestabilizante" y "amenazadora". No obstante y de forma contradictoria, dichas creencias coexisten con bienintencionadas vocaciones "sanadoras" que preconizan la "expresi¨®n emocional" realizada de forma indiscriminada, desprofesionalizada y descontextualizada.
Sin embargo, los psiquiatras y psic¨®logos que nos ocupamos de la atenci¨®n a los ni?os v¨ªctimas (directas o indirectas) de acontecimientos traum¨¢ticos sabemos que la realidad es bien diferente. Los ni?os y adolescentes no s¨®lo son m¨¢s vulnerables que los adultos al impacto de los acontecimientos traum¨¢ticos y sus consecuencias, si no que adem¨¢s es frecuente la evoluci¨®n hacia la cronicidad de los s¨ªntomas cuando los sufren.
La mayor vulnerabilidad en la infancia en parte est¨¢ determinada por la dependencia de los adultos, quienes con frecuencia subestiman la violencia vivenciada por los ni?os y la repercusi¨®n que ¨¦sta tiene, en ocasiones porque su propia afectaci¨®n les impide percibir el sufrimiento de los ni?os. Adem¨¢s, tales acontecimientos pueden influir en el desarrollo de la personalidad dando lugar a importantes alteraciones en el proceso evolutivo, pudiendo afectar incluso a la capacidad b¨¢sica de establecer v¨ªnculos personales de calidad. Por si fuera poco, incluso para los profesionales experimentados es dif¨ªcil diagnosticar los trastornos desencadenados por las situaciones traum¨¢ticas. Esto obedece a diferentes razones, entre las que se encuentran: la frecuente minimizaci¨®n y negaci¨®n de los s¨ªntomas por parte de los ni?os, a veces como una forma de proteger a los padres, y la propia sintomatolog¨ªa de estos trastornos, que suele expresarse a trav¨¦s de s¨ªntomas "internalizantes", es decir, no visibles, como recuerdos reiterativos, sensaci¨®n de angustia o tristeza, y de conductas evitativas, por ejemplo de recuerdos, situaciones o conversaciones que se asocian al acontecimiento traum¨¢tico. Todas estas razones justifican una b¨²squeda activa de la sintomatolog¨ªa postraum¨¢tica en ni?os y adolescentes.
Por otra parte, la intervenci¨®n terap¨¦utica debe ser siempre realizada por profesionales cualificados en salud mental infanto-juvenil, a trav¨¦s de un trabajo eminentemente psicoterap¨¦utico que pueda ir facilitando, en la medida de lo posible, la integraci¨®n del acontecimiento traum¨¢tico en el funcionamiento ps¨ªquico del ni?o. Es una tarea delicada y compleja que implica un encuadre claramente definido en un contexto terap¨¦utico.
Sirva todo esto para no olvidar, que tambi¨¦n en el caso de los ni?os, la recuperaci¨®n de la normalidad es incompatible con el silencio que hist¨®ricamente ha acompa?ado a todo tipo de violencia.
Paloma Ortiz, Paloma Carri¨®n, Julia Ayala, Abigail Huertas, Susana Cruylles, Teodoro Ur¨ªa y Maite Mart pertenecen a la Unidad M¨®vil y Equipos de Refuerzo en Salud Mental de Ni?os y Adolescentes afectados por el 11-M.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.