Un sat¨¦lite europeo hecho en Espa?a medir¨¢ la salinidad del mar y la humedad del suelo
Medir desde el espacio la salinidad de los oc¨¦anos y la humedad del suelo es la finalidad del instrumento espacial m¨¢s complejo jam¨¢s desarrollado en Espa?a, seg¨²n explican los responsables del trabajo. Se trata del radi¨®metro Miras, cuyos modelos estructural y el¨¦ctrico fueron presentados recientemente en Madrid por la empresa EADS CASA Espacio, tras el ensamblaje en s¨®lo 15 meses de las piezas aportadas por una veintena de empresas europeas, siete de ellas espa?olas. El siguiente paso, una vez terminen los ensayos, ser¨¢ la construcci¨®n del equipo de vuelo definitivo en 2006 y su puesta en ¨®rbita como ¨²nico instrumento a bordo del sat¨¦lite Smos (siglas en ingl¨¦s de Humedad del Suelo y Salinidad del Oc¨¦ano) en marzo de 2007.
La misi¨®n constituye un hito e implica desplegar tres brazos de ocho metros
Ser¨¢ entonces la primera vez que opere en el espacio un sat¨¦lite de la Agencia Europea del Espacio (ESA) con un contratista principal de Espa?a (donde se han quedado 33 de los 62 millones de euros invertidos). La misi¨®n esta coliderada por un cient¨ªfico espa?ol: Jordi Font, del Instituto de Ciencias del Mar (Barcelona) y responsable de la parte de salinidad del proyecto.
Para Manuel Mart¨ªn-Neira, ingeniero del Miras-Smos de la ESA, esta misi¨®n constituye un hito, pues "durante 30 a?os los cient¨ªficos han estado detr¨¢s de medidas de salinidad y de humedad". Seg¨²n explica, la NASA descart¨® en un principio un proyecto similar por la dificultad que entra?aba desplegar en el espacio la gran antena requerida. Pero luego, tras ponerse en marcha Smos, cambi¨® de idea y decidi¨® medir la salinidad y humedad no con un sat¨¦lite, sino con dos: Aquarius, que se ocupar¨¢ de los oc¨¦anos y ser¨¢ lanzado en 2008, e Hydros, que se encargar¨¢ del suelo en 2011.
"Si se dividen los oc¨¦anos en cuadr¨ªculas de 100 por 100 kil¨®metros, lo cierto es que en una tercera parte de ellas no ha ido nunca nadie a medir la salinidad y esto es un gran problema", explica Font. Lo es porque, si bien esta variable tiene una influencia decisiva en el clima del planeta, en los modelos matem¨¢ticos usados para predecir fen¨®menos oceanogr¨¢ficos como El Ni?o y La Ni?a o estudiar el cambio clim¨¢tico, los cient¨ªficos est¨¢n introduciendo datos reales de temperatura, evaporaci¨®n..., pero no de salinidad. "Y esto clar¨ªsimamente est¨¢ dando modelos err¨®neos", asegura el cient¨ªfico.
La cuesti¨®n es c¨®mo medir la composici¨®n salina del agua desde el espacio. Font detalla que tanto la variaci¨®n de la salinidad en los oc¨¦anos como la de la humedad en el suelo genera cambios en las propiedades el¨¦ctricas de estos cuerpos -en concreto, en su constante diel¨¦ctrica, lo que a su vez influye en las radiaciones emitidas desde la Tierra. De este modo, se pueden obtener mapas de salinidad y humedad a partir de las ondas electromagn¨¦ticas captadas desde el espacio.
?sta es la teor¨ªa. Ahora bien, llevarla a la pr¨¢ctica implica un gran desaf¨ªo tecnol¨®gico, pues requerir¨ªa colocar en el espacio una enorme antena de unos 20 metros de di¨¢metro. La novedad del instrumento Miras radica en sustituir esa antena gigante por muchas peque?as que miran al mismo punto. "Realizamos un barrido electr¨®nico, que es lo mismo que si una antena gigante hiciese un barrido mec¨¢nico, ¨¦se es el concepto", dice Andr¨¦s Borges, responsable del proyecto en EADS CASA Espacio.
El resultado se pudo ver ya en la presentaci¨®n tras los cristales de una de las salas blancas de la empresa en Madrid y consiste en una estructura con tres brazos de fibra de carbono en forma de Y a lo largo de los cuales se han fijado 66 receptores de 20 cent¨ªmetros de di¨¢metro: los Licef, peque?as cajas con un receptor en banda L y una antena de parche de cuatro sondas con un circuito de combinaci¨®n/polarizaci¨®n. Los brazos extendidos miden ocho metros, pero pueden plegarse en tres segmentos. Y todo el conjunto, de 350 kilogramos, va colocado en la parte superior de la plataforma del sat¨¦lite, que depende del Centro Franc¨¦s de Estudios Espaciales (CNES).
Una vez colocado en una ¨®rbita alrededor de los polos, a 755 kil¨®metros de altura sobre la superficie terrestre, los brazos de Miras se desplegar¨¢n. El sat¨¦lite sobrevolar¨¢ cualquier punto del planeta cada tres d¨ªas para recoger la radiaci¨®n de la superficie. La misi¨®n ser¨¢ controlada desde una base de operaciones en Toulouse (Francia) y el centro de la ESA en Villafranca del Castillo (Madrid). Borges detalla que con los datos enviados por Smos se obtendr¨¢n mapas de la temperatura de brillo de toda la Tierra con una resoluci¨®n de 50 kil¨®metros (cada pixel de la imagen equivaldr¨¢ a un ¨¢rea de 50 por 50 kil¨®metros), que luego se convertir¨¢n en mapas de salinidad y humedad.
Igualmente importante es la humedad de los suelos, ya que esta informaci¨®n es clave para entender mejor el ciclo h¨ªdrico, conocer las reservas de aguas o estudiar la desertificaci¨®n.
El agua y el clima
En un litro de agua de mar se encuentran disueltos una media de 35 gramos de distintas sales. No obstante, esta proporci¨®n var¨ªa seg¨²n la zona geogr¨¢fica del globo y esto tiene repercusiones importantes en el clima del planeta.
El motivo es que la salinidad, junto a la temperatura, determina la densidad del agua y por lo tanto tambi¨¦n las corrientes marinas: cuanto m¨¢s salina y fr¨ªa, m¨¢s densa ser¨¢ el agua y se hundir¨¢. Y esto hace, por ejemplo, que en la corriente del Golfo el agua de la zona tropical se desplace por la superficie oce¨¢nica hacia el Atl¨¢ntico norte al calentarse y disminuir su salinidad, y desde all¨ª vuelva a descender por el fondo una vez se enfr¨ªe y cambie su composici¨®n salina. Como comenta el cient¨ªfico Jordi Font, "estos desplazamientos son muy lentos, pero su capacidad de transportar calor hace que su influencia en el clima sea enorme".
En cuanto a la humedad del suelo, es un par¨¢metro esencial porque de la retenci¨®n de agua en la superficie terrestre depende el crecimiento de la vegetaci¨®n y las reservas h¨ªdricas. Adem¨¢s, esta variable resulta fundamental en el intercambio de agua entre la superficie terrestre y la atm¨®sfera, por lo que constituye un factor clave en la climatolog¨ªa.
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