Salud agridulce
Los datos de la nueva edici¨®n de la Encuesta Nacional de Salud dejan un sabor agridulce. Hay signos de mejora en algunos ¨¢mbitos, pero persisten tendencias muy preocupantes. Es muy positivo que por primera vez haya descendido el n¨²mero de mujeres fumadoras, pues la mayor parte del retroceso experimentado por el tabaquismo en los ¨²ltimos a?os se hab¨ªa producido entre los hombres. La reducci¨®n es significativa -del 27,2% en 2001 al 24,7%-, pero el porcentaje de fumadoras es a¨²n elevado e indica que el h¨¢bito seguramente no es ajeno al estr¨¦s que soportan las mujeres al tener que compatibilizar la gesti¨®n de la vida familiar con los requerimientos de una actividad laboral crecientemente competitiva.
Con todo, hay que celebrar que el tabaquismo siga en retirada. Por primera vez, m¨¢s de la mitad de la poblaci¨®n mayor de 16 a?os declara que no ha fumado nunca. Si hace 15 a?os fumaba una de cada dos personas, ahora lo hace una de cada tres, y la mayor parte de quienes fuman luchan por dejarlo. Cabe esperar, pues, que las restricciones que entrar¨¢n en vigor en enero pr¨®ximo contribuyan a acelerar una tendencia que ha de traducirse, como ya ha ocurrido en otros pa¨ªses, en un descenso en el n¨²mero de infartos, de muertes por c¨¢ncer de pulm¨®n y laringe, y de casos de enfermedad obstructiva cr¨®nica.
Sigue siendo muy preocupante, en cambio, la consolidaci¨®n de h¨¢bitos alimentarios muy poco saludables, con una dieta escasa de frutas y verduras, exceso de boller¨ªa industrial, de l¨¢cteos y carne, y mal distribuida a lo largo del d¨ªa. El hecho de que siga aumentando el n¨²mero de ni?os que no desayunan o s¨®lo toman una bebida es un indicador muy negativo. Mala dieta y sedentarismo son un c¨®ctel explosivo. De momento, la obesidad ha aumentado en los dos ¨²ltimos a?os un 6% y afecta ya al 13,6% de la poblaci¨®n, casi el doble que cuando se realiz¨® la primera encuesta de salud, en 1987. Y el aumento de la obesidad acarrear¨¢ un incremento de enfermedades cr¨®nicas como la diabetes.
La poblaci¨®n no es a¨²n suficientemente consciente de hasta qu¨¦ punto su salud depende tambi¨¦n de sus h¨¢bitos. Erradicar por completo la enfermedad es una utop¨ªa, pero no deber¨ªa serlo reducir las causas evitables de enfermedad y muerte. Para ello es preciso dedicar mayor esfuerzo a la educaci¨®n y a la prevenci¨®n. Es esfuerzo y responsabilidad de todos, pero las autoridades sanitarias tienen aqu¨ª una dram¨¢tica asignatura pendiente.
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