'Lobby' en Auschwitz
La aprobaci¨®n en el Congreso de la reforma del C¨®digo Civil, que permitir¨¢ el matrimonio entre personas del mismo sexo, no s¨®lo es motivo de enorme alegr¨ªa y profundo alivio porque supone la consecuci¨®n de un derecho y el principio del fin de una discriminaci¨®n injusta, sino porque supone una aut¨¦ntica revoluci¨®n social de positivas consecuencias hist¨®ricas. Al margen de que, en un cierto sentido, la reforma har¨¢ felices a muchas m¨¢s personas de las que hasta ahora ha permitido la ley, las consecuencias que acarrea son muy estimulantes desde el punto de vista antropol¨®gico. Pues es cierto que estamos asistiendo a un cambio sin precedentes en el orden social. Un cambio imprescindible que ha puesto de los nervios a quienes ven en ¨¦l un ataque a su statu quo. Se equivocan, porque el statu quo que va a cambiar no es el de quienes ya estaban dentro de la ley, sino el de los que la ley marginaba.
Sin embargo, no se equivocan del todo, pues, con el tiempo, el cambio habr¨¢ impregnado las estructuras profundas de la sociedad, que eso es lo estimulante, y podr¨¢ ser, por ejemplo, que un nieto de Ana Botella, Dios no lo quiera, cumpla con su rom¨¢ntico sue?o de casarse con su novio de toda la vida (que, para entonces, ser¨¢ de toda la vida porque no habr¨¢ tenido que esconderse en ning¨²n armario). Pero, de paso, tambi¨¦n como toda la vida, el patrimonio de la familia podr¨¢ quedar asegurado por obra y gracia del civil esp¨ªritu del matrimonio (imaginemos que el novio del nieto sea funcionario del Estado, y de nivel alto, si quieren: en caso de viudedad, Dios no lo quiera tampoco pero as¨ª se las gasta el Todopoderoso, el nieto de la concejal recibir¨ªa la pensi¨®n correspondiente). Y la herencia del bisnieto adoptivo tambi¨¦n quedar¨ªa garantizada. Todo esto es un suponer: pueden ser el nieto y el bisnieto de Ana Botella o los de otra. Quiero decir que el statu quo cambia pero no tanto, porque se queda en casa.
O sea, que no entiendo bien lo del poderoso lobby gay que tanto preocupa a esa hipot¨¦tica abuela que es nuestra concejal Botella y que, en caso de existir, defender¨ªa los presuntos derechos de su hipot¨¦tico nieto. De hecho (como las parejas), me encantar¨ªa saber en qu¨¦ consiste ese lobby. Mira que si yo misma pertenezco a una cosa tan poderosa y ni me he enterado. Es que las personas que conozco susceptibles de formar parte de ese lobby, es decir, los militantes que han luchado por la igualdad, los activistas an¨®nimos, incluso, si me apuran, los cabecillas, no tienen, la verdad, ninguna pinta de pertenecer a un lobby. Si me dicen a un colectivo, a una organizaci¨®n, a un movimiento de liberaci¨®n, vale; pero a un lobby, lo que se dice a un lobby. Aunque a lo mejor tambi¨¦n tiene raz¨®n en esto la concejal, porque ella de lobbies poderosos sabe, seguro, mucho m¨¢s que yo: como grupos de presi¨®n, hay que reconocer que el lobby heterosexual, que Ana Botella defiende a capa y espada torera, lleva siglos siendo superpoderoso, y el lobby ultravaticano ni te cuento.
S¨ª, de lobbies poderosos sabe Botella. Pero ella y los suyos se est¨¢n liando. Resulta que algunos llaman a la "desobediencia civil" de los alcaldes y concejales para que no casen a homosexuales, cuando la desobediencia civil siempre ha sido una cosa, seg¨²n ellos, de agitadores e izquierdistas. Yo lo que me pregunto es si los contrayentes tambi¨¦n pueden desobedecer civilmente. Porque Botella afirma que ella "sinceramente, no casar¨ªa a una pareja homosexual", y a m¨ª, sinceramente, me produce un gran alivio, pues si yo me casara, ya fuera con un hombre o con una mujer, me dar¨ªa tremendo yuyu que me hiciera Ana la ceremonia y, me conozco, querr¨ªa desobedecer por lo civil. As¨ª que, por ese lado, me quedo tranquila, sinceramente. Tambi¨¦n les ha dado por la "objeci¨®n de conciencia", que siempre ha sido, seg¨²n ellos, cosa de d¨ªscolos e irresponsables. Suerte que han llegado a la conciencia cuando la objeci¨®n ya no les lleva a la c¨¢rcel, como a aqu¨¦llos. Me pregunto si tendr¨¢n que hacer trabajo sustitutorio.
Y en cuanto a Auschwitz, que era adonde quer¨ªa llegar desde el lobby, se acab¨® la guasa: en sus hornos fueron asesinados, por el hecho de serlo, muchos homosexuales y transexuales. Que cada uno juzgue por s¨ª mismo si la alusi¨®n del arzobispo Ricard Maria Carles no es un pecado de palabra de los que no tienen perd¨®n de Dios.
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