Una Europa que fue jud¨ªa

La tierra ancestral de los jud¨ªos ser¨¢, como dice la Biblia, Tierra Santa, pero all¨ª donde, un siglo tras otro, el pueblo jud¨ªo ha desarrollado lo m¨¢s notable de su cultura, de una gran cultura universal, es Europa, desde las tierras pantanosas del Pripet en el este ruso y polaco hasta los promontorios del Oeste, Gran Breta?a, Francia y Espa?a, y, sobre todo, all¨¢ en su centro, en la tierra donde se produjo el mayor florecimiento de una filosof¨ªa, de una m¨²sica, de un arte, a la vez jud¨ªo y nacional, que es Alemania. La Haskal¨¢, la Ilustraci¨®n jud¨ªa que so?aba con la asimilaci¨®n a la sociedad anfitriona, en ninguna parte del mundo tuvo m¨¢s cuerpo y, quiz¨¢ por ello, conoci¨® el fin que todos conocemos.

El libro de Elena Romero y Uriel Mac¨ªas es, f¨¢cilmente, el mejor mapa o topograf¨ªa literaria jam¨¢s publicado en nuestro pa¨ªs de esa implantaci¨®n, circulaci¨®n, expulsi¨®n y desplazamiento del pueblo jud¨ªo por el continente. Por ello, la obra es muchas cosas al mismo tiempo. Un libro de historia, necesariamente abocado a lo casi telegr¨¢fico por lo vasto del intento en temporalidad y geograf¨ªa; un volumen de referencia de nombres, momentos y producciones, que tiene mucho de diccionario enciclop¨¦dico, aunque ¨¦se no sea directamente el formato elegido; un repaso a la literatura y el arte judeoeuropeo; y un sint¨¦tico pero sustancioso acercamiento antropol¨®gico a la vida en las comunidades jud¨ªas del continente. Ese mundo, que permea e influye sin confundir en lo nacional de las diferentes ¨¢reas pol¨ªticas y culturales en las que se desarrolla, llega a su t¨¦rmino -al menos, en el libro de Romero y Mac¨ªas- con el Holocausto nazi en la II Guerra.

Hay, sin duda, una raz¨®n pa

ra ello: la fundaci¨®n del Estado de Israel en 1948, ese volver a empezar de la civilizaci¨®n jud¨ªa, por primera vez en 2.000 a?os, con un territorio soberano propio. ?Significa ello que las comunidades jud¨ªas que perduran en Europa han sido asimiladas a sociedades todav¨ªa hoy, b¨¢sicamente, cristianas? Los autores no nos lo aclaran, pero el punto final que le ponen a la historia parece negar, en cualquier caso, el peso de la di¨¢spora restante en el mundo europeo. En las elecciones del pr¨®ximo 5 de mayo, sin embargo, en el Reino Unido el candidato conservador es el jud¨ªo activo Michael Howard; ?hemos de considerarle, por tanto, exclusivamente brit¨¢nico o ingl¨¦s? ?Acaso no hay una rica vida del juda¨ªsmo norteamericano, que tanto sostiene al Estado sionista en su atribulada historia? Ser¨ªa magn¨ªfico que los autores dedicaran un pr¨®ximo libro a documentarnos sobre su posici¨®n en torno al particular. ?Qui¨¦nes son hoy, por ejemplo, los hispanojud¨ªos, como el propio Uriel Mac¨ªas? ?Tanto monta, monta tanto, una patria como la otra?