Un a?o en penal lejano

Javier Villanueva, sevillano de 28 a?os, lleva un a?o encarcelado en la ciudad boliviana de Santa Cruz de la Sierra. En la tarde del 28 de abril de 2004, la polic¨ªa acudi¨® al restaurante que regentaba en la urbe cruce?a y lo detuvo. Le acusaban de haber participado en el asesinato con un coche bomba de la fiscal M¨®nica von Borries dos meses antes.

El juicio, en principio, estaba previsto que comenzara el 3 de mayo, pero se retrasar¨¢ algunos d¨ªas m¨¢s debido a la demora en la elecci¨®n de los miembros del tribunal ciudadano. El padre del sevillano, el cirujano Francisco Villanueva, ya est¨¢ en Bolivia. Ha explicado que pretende que el juez Baltasar Garz¨®n, actualmente en excedencia, est¨¦ presente durante la vista oral como observador. Villanueva dijo que el propio magistrado, que conoce el caso ya que ha visitado la ciudad boliviana y ha mantenido contactos con la familia, lo habr¨ªa solicitado.

El sevillano se enfrenta a una pena m¨¢xima de 30 a?os de prisi¨®n, seg¨²n la legislaci¨®n boliviana. El encargado de la investigaci¨®n, el fiscal Hugo Iquise, lo considera el autor material del atentado contra von Borries. Para Iquise, Villanueva formaba parte de una banda criminal liderada por el italiano Marco Marino Diodato, actualmente en paradero desconocido despu¨¦s de haberse fugado de la justicia.

Junto al espa?ol, est¨¢n acusados de haber participado en el atentado los brasile?os Sandro Carvalho y Ricardo Borba Mezquita, para los que el Ministerio Fiscal solicita penas menores. Las declaraciones de estos dos detenidos han sido decisivas a la hora de inculpar a Villanueva. Uno de ellos, hace unas semanas, lleg¨® a retirar sus acusaciones contra el espa?ol, pero, a los pocos d¨ªas, volvi¨® a mantenerlas.

La tarde del 28 de abril en la que Villanueva fue detenido tiene algunos claroscuros. Seg¨²n el relato que el sevillano hizo a este peri¨®dico, fue introducido en un coche y trasladado a un lugar desconocido. All¨ª, siempre seg¨²n su versi¨®n, fue torturado hasta que grab¨® un video en el que se autoinculpaba con pelos y se?ales. El cuerpo del detenido presentaba marcas y hematomas una semana despu¨¦s de ser arrestado. La polic¨ªa boliviana las atribuye al forcejeo durante la detenci¨®n. Lo que s¨ª parece claro es que no se sabe d¨®nde estuvo en cuatro horas de arresto, seg¨²n un informe del Defensor del Pueblo de Bolivia.

El sevillano pas¨® unos d¨ªas en las dependencias de la Polic¨ªa T¨¦cnica Judicial (PTJ), en el centro de Santa Cruz de la Sierra. El 7 de mayo, por la ma?ana, fue trasladado al penal de Palmasola, a unos 15 kil¨®metros de la capital cruce?a. All¨ª est¨¢ recluido en una celda especial desde entonces. La familia y la defensa han solicitado en varias ocasiones que se le concediera la libertad provisional hasta que comenzara el juicio, pero siempre ha sido denegada por defectos de forma o por considerar que hab¨ªa un riesgo de fuga.

Palmasola, una de las prisiones m¨¢s conflictivas del pa¨ªs seg¨²n varias organizaciones no gubernamentales, es el hogar del sevillano desde hace casi 12 meses. En una peque?a casita en medio del penal, con una cocina y varias estancias que hacen de celdas, est¨¢ Villanueva. Dentro del per¨ªmetro de la c¨¢rcel, los polic¨ªas no entran. Los presos se encargan de imponer el orden.

Villanueva saldr¨¢ de la c¨¢rcel cuando comience el juicio en Santa Cruz. Su familia espera que, despu¨¦s, no tenga que volver. El padre del detenido, desde que comenz¨® toda la historia, ha solicitado m¨¢s implicaci¨®n del Gobierno espa?ol. Sin embargo, se queja de que no llega. Esta implicaci¨®n ser¨ªa clave si, finalmente, el espa?ol es considerado culpable. Entonces, la familia intentar¨ªa que cumpliera la pena en Espa?a.