Como de la familia
Sencillo y divertido, ha irrumpido con su programa 'Buenafuente' en la franja nocturna de televisi¨®n logrando un ¨¦xito espectacular. Su f¨®rmula: ser uno m¨¢s de los espectadores.
Cuando habl¨¢bamos, en la penumbra moderna del hotel Om de Barcelona, donde nos cit¨® un viernes por la ma?ana, a la espalda de Andreu Buenafuente una mujer joven le da de mamar a su hijo; ese detalle y el ajetreo que se produce alrededor de este comunicador extraordinario trasladan la impresi¨®n de que estamos en el escenario que ¨¦l crea para que, pase lo que pase, ¨¦l siga pareciendo un solitario al que el ruido y los sucesos no le alteran ni su humor ni su sentido del tiempo. Despu¨¦s de sus a?os de triunfo nocturno en las sucesivas versiones de su show en la catalana TV3, su personalidad ha vuelto a ganarle a la tele.
Buenafuente, el programa que dirige y presenta despu¨¦s de la medianoche en Antena 3, le representa perfectamente, es sencillo y divertido, pero no te impone ni su sencillez ni su risa. Te deja entrar y salir de la conversaci¨®n, como te deja entrar en su programa, para que te quedes en ¨¦l o para que te vayas. En persona tambi¨¦n te fabrica un mundo inteligente, abierto y c¨¢lido en el que te sientes como en tu casa: comparte tu agua; si pides caf¨¦, ¨¦l hace lo propio, y no pone remilgo alguno cuando le piden que pose bajo la lluvia o ante la concurrida puerta de los cuartos de ba?o. Se siente a su lado el calor de un antiguo compa?ero de colegio que hubieras reencontrado de casualidad en una excursi¨®n de recuerdos estudiantiles y ¨¦l sigue siendo como fue en el patio de los recreos. No se r¨ªe tanto, y est¨¢ claro que lo que no soportar¨ªa nunca es ser tomado por el gracioso de las tertulias. Debe de ser muy divertido en familia, pero no va por ah¨ª repartiendo ni gags ni lecciones sobre c¨®mo se hacen. Se ha instalado con ¨¦xito en las casas espa?olas, sin estridencias, con el sentido com¨²n que es propio de surrealistas como Groucho Marx (puso a su restaurante Julius en homenaje al nombre del famoso c¨®mico), y est¨¢ ah¨ª al inicio de las madrugadas como si fuera de la familia.
En esta conversaci¨®n, ¨¦l nos habla de las razones de su ¨¦xito, que procede de la radio y que prosigui¨® en la televisi¨®n, y que ahora consolida un grupo de producci¨®n que se llama El Terrat, como el programa que le hizo invencible en la Cadena SER. Pero cuando deja de funcionar el magnet¨®fono, su conversaci¨®n va y viene de Reus, su tierra natal, donde su madre, Teresa, que vino de Murcia, le sigue esperando, le sigue viendo y le sigue criticando? Despu¨¦s de la entrevista almorzamos en el hotel, y all¨ª nos habl¨® de algunos de sus humoristas preferidos, desde Groucho hasta los Martes y Trece de la ¨¦poca dorada, Faemino y Cansado, Pepe Rubianes, Los Morancos, Florentino, Latre?, pero donde pone m¨¢s ¨¦nfasis es en destacar a los suyos, y desgrana sus nombres de carrerilla, como si fuera un entrenador dando una alineaci¨®n: Santi Mill¨¢n, Jos¨¦ Corbacho, Edu Soto, David Fern¨¢ndez, M¨®nica P¨¦rez, Yolanda Ramos, Ferm¨ªn Fern¨¢ndez, Ra¨²l Cimas? Concede ahora pocas entrevistas ("te oyes demasiado, te repites"), y como acaba de cumplir cuarenta a?os, a lo mejor esta conversaci¨®n representa uno de los balances que puede hacer de su vida hasta esa edad tan importante. As¨ª que primero que nada le preguntamos c¨®mo est¨¢.
Muy bien, orgulloso porque estoy empezando a digerir el esfuerzo realizado. Este programa era el reto m¨¢s potente de mi carrera, as¨ª que el invierno ha sido duro prepar¨¢ndolo. Eso me alter¨®, me trastorn¨®, casi me tumba. Pero estoy muy orgulloso de m¨ª mismo, de mi equipo y de mi proyecto, y empiezo a disfrutar, tras la tormenta emocional, el resultado de ese esfuerzo. Y tengo una autoestima m¨¢s alta, cosa muy recomendable y muy necesaria para mi trabajo porque yo salgo a hacerme el gracioso, y tienes que estar relajado para ser gracioso. Y ahora empiezo a estar as¨ª.
?C¨®mo ha sido su evoluci¨®n como artista del humor?
Involuntaria. Yo descubr¨ª de peque?ito mi voluntad de comunicar. Pero este oficio de la comunicaci¨®n es de largo recorrido y yo al menos no me trac¨¦ grandes objetivos. Entr¨¦ en una emisora local y me dije: "Aqu¨ª voy a estar bien". Y creo que luego he tenido mucha suerte en la vida. A veces me pregunto si no habr¨¢ una mano m¨¢gica que te va colocando en la casilla adecuada. Me encontr¨¦ a gente clave que me dio impulsos claves, y el destino me ha hecho saltar hasta colocarme aqu¨ª. Si echas la vista atr¨¢s no encontrar¨¢s explicaci¨®n muy l¨®gica a todo esto, a lo mejor s¨®lo hay una inercia, una evoluci¨®n que se va haciendo en medio de cierto misterio. Qu¨¦ hago yo aqu¨ª, dirigi¨¦ndome a todo un pa¨ªs, si vengo de una emisora peque?a de Reus. Pues no lo s¨¦ muy bien, pero ah¨ª quiz¨¢ reside el encanto de todo esto, ?no?
Y antes de ser la persona que habl¨® en la radio por primera vez, ?c¨®mo fue su ni?ez, c¨®mo era usted?
Un chaval muy tranquilo que viv¨ªa en un entorno feliz. Mi padre, que ya muri¨®, era un gran comunicador; era m¨¢s divertido que yo, era agente comercial, se pas¨® vendiendo cuarenta a?os de su vida. Vend¨ªa de todo, gallinas, muebles, y era un crack. Un hombre de la posguerra, un ni?o de la guerra, con unas ganas incre¨ªbles de re¨ªrse del mundo. Yo creo que he heredado eso: la capacidad de re¨ªrme del mundo, me parece la mejor medicina para afrontarlo. Porque, francamente, el mundo me parece bastante obtuso, podrido. Como dec¨ªa un poeta que me encanta, "el mundo es una mierda, pero la vida es de puta madre". Esa definici¨®n es la que llevaba mi padre a t¨¦rmino, y creo que es la misma que se fue filtrando en mi ni?ez, una ni?ez tranquila de un ni?o peque?o que tiene una hermana mayor. Era, por tanto, un ni?o solitario, muy observador, poco estudiante y muy gamberrito, pero un gamberrito de esos que no destacan, que va liderando sin darse cuenta a su grupito. Ahora, a los diecisiete, los chicos ya son unos cracks, pero yo era bastante boniato, pues a esa edad empec¨¦ en la radio? Bastante boniato.
Su padre era un comunicador, dice?
Le encantaba que la gente estuviera bien, divertir; a ¨¦l, una conversaci¨®n seria no le motivaba. A m¨ª me pasa igual, lo serio me aburre. Si metes el humor en tu car¨¢cter parece que la vida se lleva mejor. Y ¨¦l dec¨ªa eso, estaba en contacto con sus clientes, no vend¨ªa mucho, pero se lo pasaba muy bien. En Reus era una instituci¨®n, no hay un d¨ªa que no me lo recuerden y lamenten su ausencia. Se llamaba Juan, y lo llamaban Juanillo; vino de Almer¨ªa, mi madre vino de Murcia. Ella lleg¨® a Catalu?a a los catorce a?os, Juanillo vino en la barriga de mi abuela. As¨ª que soy hijo de ese ¨¦xodo de los cuarenta y los cincuenta, los emigrantes de Andaluc¨ªa y Extremadura que se vinieron a Catalu?a, y ¨¦se es un rasgo presente en el car¨¢cter. El pasado es andaluz y el presente es catal¨¢n. El seny, catal¨¢n, y la locura, o la fiesta, andaluza. Eso debe de andar por ah¨ª dentro, bullendo.
?Existen esos rasgos?
S¨ª, las personas somos muy mim¨¦ticas y es un hecho que las comunidades tienen un car¨¢cter. Catalu?a es una sociedad m¨¢s bien reservada, con unos mundos interiores acojonantes, pero con un acabado final que permite la risa, aunque economiza su efusividad; pero el andaluz no economiza nada, de cachondeo lo pasa muy bien. Yo creo que he sumado las dos cosas; de repente puedo parecer un t¨ªo serio y reservado, pero cuando act¨²o me puedo volver loco. Y eso es cojonudo para mi oficio.
Es probable que esa mezcla sea la ra¨ªz de su ¨¦xito actual en televisi¨®n?
Podr¨ªa ser. No respondo al prototipo de catal¨¢n, si es que existe. Todo hoy d¨ªa est¨¢ muy mezclado; no respondo a ese perfil de tipo serio con un doble o un tercer sentido, sino que combino los matices y le a?ado ese puntito personal. Me gusta que sea as¨ª.
Hubo quienes dijeron que el humor catal¨¢n a lo mejor no traspasaba?
Comprensible, pero sujeto a prejuicios.
?Hay alguna clave del ¨¦xito?
Yo no me s¨¦ analizar, prefiero que lo hagan desde fuera, y desde fuera me aportan cosas interesantes. Hay un hecho claro: la tele pasa por un momento m¨¢s bien bajo, de calidad, de compromiso y de proyectos. Y cuando se produce ese impasse tambi¨¦n surge una necesidad de ver algo diferente, digamos que el mercado est¨¢ m¨¢s abierto. Y por ah¨ª entramos nosotros. De repente, la gente se encuentra un programa comprometido con la propia televisi¨®n, que recupera g¨¦neros olvidados, la entrevista peque?ita, amable, el reportaje, los actores con gui¨®n, y s¨®lo por eso la gente se queda contigo a ver qu¨¦ pasa. No hay claves complicadas: s¨®lo una actitud generosa hacia la gente y el medio.
Y trabajo?
Es que no hay otro secreto. Mira, yo estoy trabajando ahora m¨¢s que nunca, lo cual me admira a m¨ª mismo, porque yo soy un poco gandul. M¨¢s que gandul, soy ocioso. Me encanta no hacer nada, pero hacer lo que me da la gana a m¨ª. Y de pronto me encuentro que trabajo un huevo, sesiones de ensayo, reuniones, soy un monje del humor, duermo lo justo, me levanto, como lo justo, casi no bebo alcohol. Hay que estar bien metido en esto; ¨¦sta es una opci¨®n de vida que exige un buen resultado porque si no es as¨ª no compensa.
Un gimnasta?
Esto no es como cuando ten¨ªas veinte a?os, que te pod¨ªas ir de farra por la noche y al d¨ªa siguiente no pasaba nada. Hay que estar l¨²cido, fresco. No hay que darle mucha trascendencia, pero es imprescindible una disciplina, ?una autodisciplina, que es m¨¢s jodida!, porque cuando est¨¢s solo tienes tendencia a no hacer nada. Y yo debo cuidarme, estar bien, tomar un mont¨®n de decisiones que conforman ese puzzle que es el programa, porque soy el director. Me encantar¨ªa que hubiera otro en la sombra tomando esas decisiones, pero en ese lugar de la sombra tan s¨®lo estoy yo, as¨ª que debo decidir y ejecutar.
?Qu¨¦ es lo que no ve la gente de todo lo que hace para que salga el programa al aire?
Lo m¨¢s importante de un programa es formar un equipo por encima de las caracter¨ªsticas t¨ªpicas de un equipo. Es un equipo que est¨¢ obligado a tener un concepto igual de la vida. Luego ya se repartir¨¢n los trabajos, unos redactan y otros act¨²an, pero lo m¨¢s dif¨ªcil es conseguir que seamos quince o veinte t¨ªos con el objetivo de re¨ªrnos cada noche de la vida. Estamos permanentemente conectados, cada uno tiene sus tareas, pero estamos todo el d¨ªa, como la polic¨ªa, mand¨¢ndonos mensajes: "Oye, ?has visto esto, has le¨ªdo aquello?". Es una opci¨®n de vida, no te puedes desconectar en ning¨²n momento.
?Elige usted las cosas de las que hay que re¨ªrse?
S¨ª, elijo bastante las l¨ªneas de trabajo, pero tengo un buen equipo formado desde hace m¨¢s de diez a?os, lo cual es extraordinario en televisi¨®n, donde si caduca un proyecto la gente va saltando de programa en programa. Yo tengo la suerte de conservar m¨¢s de la mitad de los que empezamos, y eso nos permite una complicidad brutal. Ellos saben c¨®mo pienso yo y ya me imagino c¨®mo me lo van a escribir ellos. Eso es acojonante, es como una familia, un clan; alguien ha dicho que somos como un clan, y me gusta que seamos un clan.
Pero usted hace sus mon¨®logos?
En mis mon¨®logos hay un proceso. Yo lanzo temas, no todos, porque no doy para m¨¢s. Y ellos lanzan temas; eso se escribe, se filtra, se lee, se revisa, es como si estuvi¨¦ramos haciendo un peri¨®dico con hora de cierre, as¨ª que hasta el ¨²ltimo minuto podemos estar cambiando un p¨¢rrafo. Y luego yo le meto lo m¨ªo, uno de los grandes misterios de la humanidad se da cuando uno improvisa. Ayer me pas¨®: de pronto hice una broma, un matiz, y volviendo a casa me dije: ?Y de d¨®nde me sali¨® eso? Me tiene muy obsesionado eso? Alg¨²n d¨ªa har¨¦ un tratado sobre la improvisaci¨®n. Pero s¨ª hay un proceso de depuraci¨®n, de integraci¨®n de la broma, y es un proceso muy arduo, el mon¨®logo lleva mucho trabajo, y hacerlo es muy bonito. Pero ensayamos la t¨¦cnica desde hace a?os y creo que ya la controlamos bien.
?Y hay maestros detr¨¢s?
?Maestros del mon¨®logo? ?Bueno! En realidad, yo no soy muy mit¨®mano, porque soy muy disperso, me gustan muchas cosas. No tengo un gran ¨ªdolo. Me gusta Groucho, por sus textos, por su enfoque de la vida, m¨¢s all¨¢ de las pelis y el bigote; me parece que era un pensador con una solidez y un escepticismo impresionantes. Y me gusta mucho Woody Allen. Suena a t¨®pico, pero es un gran escritor de humor; pero, claro, yo no soy Woody Allen, aunque algo se me va quedando. Yo digo que influye lo que me gusta, y me gustan un mont¨®n de cosas, o sea, que maestro fijo quiz¨¢ no haya. Aunque no me gustan casi nada los americanos, me gusta el estilo americano; hay que reconocer que su modo de hacer show business es muy t¨¦cnico y muy desarrollado, y me encanta ese presentador, ese Letterman, cuando sale, "hola, buenas noches", y, por qu¨¦ no, me gusta parecerme a ¨¦l, y sigo su elegancia, o intento seguirla. De todos cojo un poco.
A lo mejor lo que hay detr¨¢s del humor es el surrealismo, subvertir el pensamiento de la gente.
Se ha escrito tanto de eso que yo no s¨¦ por d¨®nde entrarle. Me gusta eso que dijo Woody Allen: el humor es tragedia m¨¢s tiempo. Eso est¨¢ muy bien: a la tragedia cotidiana, s¨²male el tiempo necesario para digerirla y ya est¨¢s en el punto para chutar con humor, para re¨ªrte de eso. La gente agradece mucho a los humoristas; a un cantante se le pueden agradecer sus canciones, pero el fan quiere al humorista como a un hermano o como a un primo. "Joder, t¨ªo, me diviertes". Que en la vida actual alguien te divierta, no tiene precio. A veces yo me siento sobrequerido, uno no puede digerir tanto cari?o. Haces una funci¨®n casi social, nos deber¨ªa subvencionar la Seguridad Social, porque vas por la calle, la gente te ve y se r¨ªe, y t¨² te vas diciendo: "Joder, qu¨¦ background tendr¨¢ ese en la cabeza". Pero ese fen¨®meno, este clic que haces con la gente es acojonante.
Ahora, si no le quisieran ser¨ªa terrible.
S¨ª, claro, entonces ya no tendr¨ªa sentido mi trabajo. Pero te quiero contar una cosa. Yo miro mucho a la gente, y un d¨ªa estaba en el aeropuerto, y por all¨ª hab¨ªa un se?or especialmente triste, esperaba un taxi; era un hombre mayor, con un rictus trist¨ªsimo, me qued¨¦ mir¨¢ndolo, qu¨¦ t¨ªo, parece una foto de Richard Avedon, y de repente el t¨ªo me mira, sonr¨ªe, ?le cambia la cara!, y dije, joder, esto es incre¨ªble, precisamente el t¨ªo m¨¢s triste del aeropuerto me mira y se le ilumina la cara. Eso tan m¨¢gico es el humor, creo que debe ser eso.
Es lo m¨¢s grande que le ha ocurrido?
Yo creo que s¨ª. Una vez me dijo un seguidor: "Mi padre era muy viejecito y se muri¨® de risa contigo". Eso tambi¨¦n me marc¨®, porque, ?hostia!, no sab¨ªa que hab¨ªa matado de risa a alguien. Y me dijo: "No, no, fue muy bonito; ya era muy mayor y riendo, riendo se qued¨® dormido". Bueno, esto ya es fuerte, un se?or que se va al otro mundo con una sonrisa. S¨ª, alegrar a la gente es cojonudo. Pero mi pregunta es qui¨¦n alegra a los humoristas. Claro, me alegran cosas, y te lo digo sin vanidad: me gustar¨ªa estar en casa viendo mi programa. No te voy a decir que me gusta verme, porque no es verdad, me analizo mucho, me critico; pero cuando se producen las noches guapas, los grandes programas, qu¨¦ guapo ser¨ªa estar en casa ri¨¦ndome con eso. El humorista acaba casi pervertido, se r¨ªe con un gesto, con un sonido; yo me r¨ªo con sonidos, con el movimiento de una mano.
?Y de lo que pasa a diario?
Te dir¨¦ que la vida que se cuenta a diario no tiene mucha gracia. Uno no sonr¨ªe mucho escuchando lo que sucede; nos re¨ªmos cuando empezamos a satirizar la realidad. A m¨ª me gusta m¨¢s la gente que las noticias. El humor est¨¢ en la gente, en la conversaci¨®n cotidiana, la gente tiene la comedia. Las noticias tienen poca comedia.
Y de lo que m¨¢s se r¨ªe usted es de la solemnidad.
S¨ª, de las formas. Estos d¨ªas analiz¨¢bamos c¨®mo abord¨¢bamos la solemnidad con la que se despidi¨® al Papa. Como analistas de la actualidad, ten¨ªamos que afrontar con humor lo que rode¨® esa muerte. Es un reto fuerte, porque, como se ha visto, el mundo se colapsa y quedan pocas rendijas para el humor. As¨ª que nos reunimos para decidir la v¨ªa para re¨ªrse de las formas, no de las personas ni del Papa, sino del propio protocolo. La comedia estaba en ciento y pico t¨ªos con sotana en una habitaci¨®n. De eso hay que re¨ªrse, no del dogma, sino de las colas. Hab¨ªa comedia, hab¨ªa que sacarla, y ¨¦se es el gran reto del humorista. La sociedad es cada vez m¨¢s lista, m¨¢s culta, m¨¢s cachonda. Puede asistir a los protocolos, pero luego en casa se r¨ªe. Como se dice en catal¨¢n, aqu¨ª se r¨ªe uno del muerto y hasta del que lo est¨¢ velando. Aqu¨ª, en el mundo, ¨ªbamos desnudos y com¨ªamos bisontes, y todo esto es un gran decorado de la vida, como dec¨ªa Shakespeare, y hay que re¨ªrse de eso. Hay comedia en todo menos en el dolor, ¨¦sa es la ¨²ltima frontera. Un atentado, una muerte, no genera ninguna broma. Pero todo lo dem¨¢s es sujeto de comedia.
?Es peculiar la solemnidad catalana?
Llevo muchos a?os haciendo humor en Catalu?a, como otros compa?eros, como Toni Soler, por ejemplo, y creo que hemos ampliado el corralito de las cosas de las que uno se puede re¨ªr, el corralito de la tolerancia. Aqu¨ª iniciamos l¨ªneas de humor muy atrevidas, y el p¨²blico catal¨¢n nos apoy¨®, empezamos a criticar a la Casa Real y no pas¨® nada. As¨ª que aqu¨ª cog¨ª un entrenamiento que me hace valorar m¨¢s Catalu?a como un colectivo muy moderno. Ahora comprobamos que efectivamente Espa?a es muy moderna, acepta este tipo de humor y lo apoya. Cuando habla de la Casa Real, el humorista no la cuestiona; el humorista no cuestiona el Estado de derecho, pero se r¨ªe de ¨¦l, y los que forman parte del Estado de derecho deben entenderlo. Por hacer broma de tu rey no est¨¢s cuestionando la monarqu¨ªa, no eres t¨² quien ha de hacerlo.
?Se ha tenido que adaptar usted a un sentido del humor despu¨¦s de controlar tambi¨¦n el sentido del humor de los catalanes?
He corregido o retocado peque?as cosas. En general, mi discurso es el mismo. Al final descubr¨ª (esa frase tan sobada) que ten¨ªa que ser yo mismo, porque, joder, si me pongo a interpretar a otro t¨ªo, esto va a quedar muy raro. Y siendo yo mismo nos va muy bien. Eso es lo mejor.
?Puede dar alg¨²n detalle de lo que ha tenido que pulir?
Bueno, algunos me dijeron que mi manera de tratar a la Casa Real no se iba a entender en el resto de Espa?a, que aqu¨ª nos re¨ªmos de esas cosas de otra forma. No s¨¦? La verdad es que te pierdes un poco en ese oc¨¦ano de matices, as¨ª que es mejor tirar por la directa.
?Qu¨¦ sensaci¨®n le dio esa especie de Madrid-Bar?a en que se convirti¨® la competencia nocturna de la tele cuando empezaron a estar Sard¨¤, Julia Otero y usted como due?os de una franja?
Respond¨ªa a un morbo de mercado, comprensible. Pero era una competencia virtual, no exist¨ªa. Tuve dos grandes sorpresas agradables: me sigui¨® el p¨²blico catal¨¢n que ya estaba conmigo; eso me tranquiliz¨® mucho, desde el primer minuto. Y he de decir una cosa: s¨¦ leer los aplausos, llevo mucho tiempo en esto y puedo leer qu¨¦ est¨¢ diciendo un aplauso. Y not¨¦ que la gente me dec¨ªa: "Juegas en casa para toda Espa?a". Y eso fue muy bueno, me sorprendi¨® y me emocion¨®. Y hay otra cosa: cuando viajo por ah¨ª, por el resto del Estado, identifico mucho apoyo, gente que me dice: "Oye, ya era hora, ten¨ªamos ganas de ver una televisi¨®n que nos interesara m¨¢s, que nos distrajera mentalmente". Y muchos compa?eros te dicen que muy bien, que la apuesta funciona, y que ellos ya pueden hacer tambi¨¦n otra cosa.
La competencia nocturna la llevan dos profesionales catalanes que adem¨¢s vienen de la radio. ?C¨®mo lleva usted la competencia con Xavier Sard¨¤?
No la he vivido, estoy concentrado, hacia dentro. En el escenario. Meti¨¦ndome en un fregado, yendo al notario, que ya parece mi madre, comprando un plat¨®, y adem¨¢s estoy f¨ªsicamente a cincuenta metros del plat¨® de Xavier, con el que he trabajado, y al que conozco muy bien. Pero lo de la competencia siempre me son¨® un poco a chino. Es muy sano que exista esta descentralizaci¨®n de la industria audiovisual, nadie le ha regalado nada a Gestmusic y al Terrat. Y tendr¨ªan que producirse m¨¢s programas, desde Sevilla, desde el Pa¨ªs Vasco, desde Canarias.
Pero se supone que usted tiene en cuenta que hay otro haciendo otra cosa mientras usted est¨¢ en el aire ?C¨®mo ha influido el ¨¦xito de Sard¨¤ en la construcci¨®n del programa de Buenafuente?
De una manera muy sutil. Descubrimos muy pronto que hac¨ªamos otro tipo de programa. No lo digo porque sea mejor o peor, pero cuando compites con dos armas diferentes es como cuando entras en una pel¨ªcula u otra en unos multicines. Es tan s¨®lo una coincidencia de horarios. Sus armas y las nuestras no pueden ponerse a luchar, as¨ª que nos complementamos y llenamos el espectro. No competimos tampoco en invitados, no. Anoche, ¨¦l ten¨ªa una tertulia sobre el reality de su cadena, y yo hab¨ªa entrevistado a Samantha Fox. No hab¨ªa competici¨®n. No es un eufemismo, es que es as¨ª.
Estamos haciendo una entrevista, y su arma es la entrevista. ?C¨®mo debe ser una buena entrevista?
Tocas un tema muy delicado, porque yo tengo la impresi¨®n de que soy un mal entrevistador, un entrevistador flojo; porque nunca pregunto lo que es verdaderamente importante. Hace diez a?os, en uno de nuestros pilotos, incluso plante¨¦ no entrevistar. Hice una prueba y dije: "Miren, compa?eros, yo no s¨¦ entrevistar, ?y si quitamos las entrevistas?". Y estuvimos a punto de quitarlas. Lo que me dijeron es que yo consegu¨ªa climas, de modo que no soy un entrevistador, sino un climatizador. As¨ª que a lo mejor tengo un t¨ªo importante delante de m¨ª y le pregunto c¨®mo hace para conservar el pelo. Me gusta hablar de la entrevista como una especie de coito donde dos personas establecen durante unos minutos una relaci¨®n muy intensa, llena de complicidades, de cuerpo a cuerpo, de silencios, y cuando acabas siempre preguntas: "?Qu¨¦ tal ha ido?". Pues como en un coito. Incluso te fumas un cigarrillo, se parece un poco a un polvo una entrevista. Y dura un poco lo que dura un polvo.
Entonces, usted tendr¨¢ una enorme potencia, porque sus entrevistas duran bastante.
Tengo una potencia impresionante y climatizadora. Dos personas intercambiando conceptos es algo acojonante y dif¨ªcil. Es el g¨¦nero m¨¢s dif¨ªcil que hay.
?Qu¨¦ se preguntar¨ªa a s¨ª mismo ahora?
Que c¨®mo creo que ser¨¦ dentro de sesenta a?os. Y responder¨ªa que no tengo ni idea. La vida me ha sorprendido tanto que no puedo ni calcular lo que va a suceder en el pr¨®ximo minuto. Y eso es muy bueno.
La pregunta de siempre: ?c¨®mo arreglar¨ªa la televisi¨®n?
La televisi¨®n es el fen¨®meno del siglo, del XX y del XXI. Cuando alguien dedica a algo tres horas y media diarias es que eso es acojonante. Para no aburrir a la gente dir¨¦ que para m¨ª los focos del cambio residen en la direcci¨®n de las cadenas; la cadena es el reflejo de sus directivos. Los profesionales debemos comprometernos; cuando me dieron un premio de la Academia dije que ya est¨¢ bien de quejarnos de la televisi¨®n, vamos a cambiarla nosotros. Estoy harto de cenar con presentadores a los que no les gusta su programa. Pues, t¨ªo, no lo hagas. No es tan revolucionario decir que no. Si tienes un proyecto, hazlo. Y di que no a cosas indignas. Quiz¨¢ un poco m¨¢s de energ¨ªa en el cambio nos dar¨ªa un poco m¨¢s de dignidad en el colectivo.
Parece que se ha puesto de moda incitar a la gente a apagar el aparato.
No es tan catastr¨®fica la televisi¨®n como parece. Hay productos realmente buenos. Estamos en una especie de pubertad de la televisi¨®n en Espa?a. El franquismo, como a tantas cosas, le dio un hachazo a la evoluci¨®n de la tele; en otros pa¨ªses ya no est¨¢n en la pubertad, pero nosotros s¨ª estamos en ese periodo. Todo depende de los directivos; yo alucino de la gente a la que se le da espacio en la tele, gente a la que nunca invitar¨ªas a una cerveza y que ahora conforman el espect¨¢culo televisivo. Y a m¨ª el espect¨¢culo me da mucho respeto, y respeto mucho al artista, y no respeto nada al mediocre que est¨¢ ah¨ª, enquistado en la tele.
Ha dicho usted que su vida son los escenarios, los plat¨®s y la radio
S¨ª, la radio es mi madre, all¨ª me form¨¦. Veinte a?os en la SER. All¨ª descubr¨ª que quer¨ªa contar cosas; la radio me cur¨® los malos momentos, me potenci¨® los buenos. Mi base profesional es la radio. Hice de todo: m¨²sica, deportes, informaci¨®n. Es una pasada. Es libre, fresca, es magia pura.
Y dice que se ha hecho demasiado trascendente
Se ha dulcificado un poco esa tendencia. Pero, s¨ª, en la transici¨®n nos entr¨® un ataque de informaci¨®n y desaparecieron los shows a favor de los informativos. Y de repente te encontrabas que los informativos duraban cuarenta horas, que los programas iban desapareciendo. Entr¨¦ en los a?os ochenta en pleno fervor de todo aquello, y reivindiqu¨¦ un espacio para el espect¨¢culo. Me gustaba la radio de los cincuenta y los sesenta.
Pero si usted no hab¨ªa nacido
Ya, pero me informaba, escuchaba, y me sonaba muy bien lo que me dec¨ªan? Me dec¨ªa: "En Radio Barcelona hab¨ªa un show a las dos?".
? y a las tres, Jorge Arandes y Felipe Gallo hac¨ªan 'Fiesta en el aire' en Radio Nacional?
Exacto, y pens¨¦: "Pues hagamos un show a las dos", y me lo invent¨¦. Hab¨ªa una generaci¨®n de programas que se deprimi¨® porque entraron los informativos, y yo quise reivindicar el show frente a ese ej¨¦rcito de noticias.
?Encuentra que la televisi¨®n le ha robado el 'show' a la radio?
No, la radio es tan sabia y tiene tanta energ¨ªa que va una hora por delante de la televisi¨®n. Cuando en la tele est¨¢n preparando las c¨¢maras, la radio ya est¨¢ contando lo que pasa; yo saco muchas de mis ideas de lo que escucho en la radio. Me parece muy saludable, por ejemplo, que Gomaespuma ocupe la franja tradicionalmente seria de la tarde; aparte de los grandes mitos, entre los cuales Gabilondo es la referencia, hay una serie de nuevas generaciones que hacen shows matinales muy divertidos. La radio siempre se vuelve a levantar. Ahora falta un poco de frescura, pero va bien. Tiene buena salud.
?Qu¨¦ efecto ha tenido sobre usted la notoriedad?
Soy un tipo muy discreto; me encanta observar, y ahora he pasado al otro lado del espejo, soy el observado. La fama es inc¨®moda. Lo ¨²nico bonito es el reconocimiento. Todo lo dem¨¢s es accesorio, lo llevas como una enfermedad cr¨®nica. De repente, todo el mundo te mira y ve a otro tipo. Porque yo soy Buenafuente por la noche, pero durante el d¨ªa soy Andreu, y tener que ser Buenafuente es un poco pesado. Pero, bueno, no he inventado esta situaci¨®n, la tenemos todos los que con un poco de sentido com¨²n no olvidamos qui¨¦nes somos, por la ma?ana o por la noche.
?Y tiene esa fama efectos sobre sus relaciones personales?
Tengo la suerte de estar en una familia muy sensata y muy normal, muy lista. En lo social s¨ª me afecta, porque la gente ya no se me acerca con la pureza de otros tiempos. Les pido que se relajen, y al cabo de media hora ya me est¨¢n diciendo que soy un t¨ªo normal. Pues s¨ª, intento serlo. Intento equilibrar la balanza de la normalidad. Tengo un cintur¨®n de amigos que no me sobreprotege, sino que me acompa?a y me llena de felicidad, as¨ª que cuando estoy un poco saturado les digo: "?Nenes, v¨¢monos!", y nos tomamos una buena cena y unas copas y nos re¨ªmos del mundo.
En 2001 interrumpi¨® su programa 'La Cosa Nostra', en TV3. ?Fue s¨®lo cansancio?
S¨ª, fue cansancio asociado a la necesidad de digerir todo esto. De repente, mi boom personal y art¨ªstico estaba llegando a extremos muy potentes; hab¨ªa pasado de la intimidad de la radio a la intensidad de la tele. Me bloque¨¦; el cuerpo es sabio, y de repente te manda unas se?ales. T¨ªo, est¨¢s quemado. Los activos no entendemos los bloqueos, pero me recomendaron que descansara, y lo hice. Me vino bien; creo que atraves¨¦ un desierto personal, y me fue muy bien. Fue duro, pero necesario. Una gran lecci¨®n de vida. T¨ªo, tranquilo, disfruta esto. Sobreviv¨ª.
?Suele tener esos arranques de depresi¨®n?
No, no los suelo tener. Soy un tipo enamorado de la vida. Le pido a la vida emoci¨®n, ritmo, alegr¨ªa; no me gustan nada los dramas, el dolor. Le pido mucho. Pero como tal la quiero vivir muy bien. Pero tambi¨¦n pido un poco de respeto y tranquilidad. Te dir¨¦ que estoy en una ¨¦poca un poco zen de mi vida; quiero aislarme de ese ruido que me rodea, es un ruido bonito, pero consigo aislarme. Si vienes al plat¨®, ver¨¢s que soy el tipo m¨¢s relajado ah¨ª arriba. De repente est¨¢ cayendo la de Dios y yo estoy tranquilamente cenando con un amigo.
Me habl¨® de su padre. ?Y su madre?
Es la piedra angular de mi familia. Una mujer que tambi¨¦n es hija de la guerra. No conoci¨® a su padre; de no ser por la guerra, hubiera tenido mucha cultura, tiene una intuici¨®n y una inteligencia innatas, que no ha podido cultivar. Pero siempre tiene un saber estar y una clase que me encanta. Un gran apoyo, una amiga, le cuento mis cosas. Lo que me hace muy feliz es que he podido reparar con mi prosperidad todo el d¨¦ficit de su vida. Una ni?a que viv¨ªa como pod¨ªa, ahora es una se?ora que puede pasear y ser feliz. Es uno de mis mejores logros. La felicidad de mi madre.
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