Recorriendo la ciudad en taxi
Es estimulante ver crecer a un artista que empez¨® con una propuesta musical dif¨ªcil y ajena a las modas imperantes. Quique Gonz¨¢lez ven¨ªa a ser hace unos a?os como la sucesi¨®n natural de esa escuela madrile?a de pop brioso que abrieron Enrique y ?lvaro Urquijo, con Los Secretos, Antonio Vega, con Nacha Pop y despu¨¦s en solitario, y Jos¨¦ Mar¨ªa Granados, con Mam¨¢ y en solitario. En este caso, Quique le a?ad¨ªa ciertas maneras de cantautor y un toque muy americano de personajes como Tom Petty, Jackson Brown e, incluso, Bob Dylan y J. J. Cale.
Con todo eso, Gonz¨¢lez ha llegado a crear un estilo muy personal y muy hermoso que, sin renunciar a esas fuentes, le hace ahora original y ¨²nico. Cultiva pose de desamparado, pero sus canciones no son tristes. No se come el escenario apabullando como un rockero de posturas duras y chulescas; se lo gana por su naturalidad. Pero no va de desganado ni displicente, se entrega a tope porque le echa pasi¨®n y emoci¨®n sin recurrir a aspavientos impostados.
Quique Gonz¨¢lez
Quique Gonz¨¢lez (voz y guitarras). The Taxi Drivers: David Gwynn (guitarra), Jacob Reguil¨®n (bajo); Toni Jurado (bater¨ªa), Joserra Senperena (Hammond) y Eduardo Ortega (viol¨ªn, mandolina y piano). Invitados: Pancho Varona (voz) y Guille Mart¨ªn (guitarra) Divino Aqualung (Madrid), 29 de abril de 2005.
Est¨¢ atravesando una feliz etapa creativa y de proyecci¨®n personal. Gonz¨¢lez se siente muy seguro defendiendo esas canciones ante el p¨²blico, que cada vez que act¨²a es m¨¢s numeroso. Gonz¨¢lez podr¨ªa ser, en volumen de seguidores, la alternativa en unos a?os a lo que ha sido en las ¨²ltimas d¨¦cadas Joaqu¨ªn Sabina. Sus canciones tambi¨¦n hablan de desamor, alg¨²n desenga?o, desolaci¨®n, personajes de la vida, pero no tiene su toque c¨ªnico. A cambio, no se interna en la rumba ni en la ranchera, lo que le hace m¨¢s accesible a un p¨²blico m¨¢s joven, que contempla esos g¨¦neros un poco ajenos.
La puesta de largo en Madrid de su disco La noche americana, el quinto y ¨²ltimo disco de Gonz¨¢lez, fue un ejercicio asombroso de madurez musical, sentido del tempo y vigor esc¨¦nico. Gonz¨¢lez le imprime un ritmo estupendo con una banda deliciosa que se tensa con el sonido inquietante del ¨®rgano Hammond, se desparrama con las guitarras el¨¦ctricas, se emociona con el viol¨ªn, la mandolina y la guitarra ac¨²stica, y se ancla al comp¨¢s implacable de un bajista y un baterista superl¨²cidos. Colchones y paredes de sonido de una banda que se hace llamar The Taxi Drivers (Los Taxistas) y que arropa con ternura al cantante dej¨¢ndole respirar a sus anchas. ?ste, por su parte, no oculta su simpat¨ªa cuando presenta a Pancho Varona, la mano derecha de Joaqu¨ªn Sabina, que sube con ¨¦l a cantar Se equivocaban contigo; ni su cari?o, cuando introduce en el escenario al legendario guitarrista Guillermo Mart¨ªn, que ha vivido momentos personales dif¨ªciles en los ¨²ltimos meses. Mart¨ªn deja su impronta vertiginosa en infinitos riffs de guitarra en Hotel Los ?ngeles, al final, uno de los momentos m¨¢s intensos del concierto.
Este artista es parco en palabras y guarda sus energ¨ªas para sus canciones. Con ellas, y su banda, recorre los bares de la ciudad, sus calles, sus hoteles, cuenta historias de sus personajes y desvela alg¨²n secreto del asfalto. Sus taxistas le llevan por buen camino, y no le cobran la carrera.
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