El rompecabezas de los tipos
Un gran rompecabezas en la econom¨ªa mundial es el bajo nivel que mantienen los tipos de inter¨¦s reales a largo plazo en Estados Unidos. Los macroeconomistas convencionales como yo observamos el d¨¦ficit por cuenta corriente estadounidense, situado en el 7% del PIB, y sabemos que tendr¨¢n que producirse grandes depreciaciones monetarias.
Los bajos tipos a largo plazo son m¨¢s asombrosos si consideramos el contexto interno. El Gobierno de Bush sigue imponiendo su pol¨ªtica econ¨®mica medieval, que sostiene que el sangrado de los ingresos p¨²blicos cura todos los problemas econ¨®micos. A no ser que la tasa de ahorro interna aumente dr¨¢sticamente -algo que no muestra signos de producirse- y a no ser que el gasto de inversi¨®n se mantenga anormalmente bajo durante el resto de la d¨¦cada, el suministro de fondos disponibles para la inversi¨®n financiera pronto quedar¨¢ escaso de demanda cuando el d¨¦ficit por cuenta corriente se estreche hasta niveles sostenibles. Cuando esto ocurra, el precio de los fondos disponibles -el tipo de inter¨¦s real- subir¨¢ dr¨¢sticamente.
El Gobierno de Bush sigue imponiendo su pol¨ªtica econ¨®mica medieval; sostiene que el sangrado de los ingresos p¨²blicos cura todos los problemas
Los mercados financieros no est¨¢n valorando la depreciaci¨®n del d¨®lar y el aumento de los tipos estadounidenses a largo plazo. Desde su perspectiva, la alta demanda de activos financieros a largo plazo en d¨®lares se explica f¨¢cilmente: los bancos centrales asi¨¢ticos compran para mantener bajo el precio de sus monedas, el Tesoro estadounidense se est¨¢ endeudando a corto plazo (y por consiguiente, no emite demasiados bonos a largo plazo), y las empresas estadounidenses no est¨¢ asumiendo el tipo de inversiones que las llevar¨ªan a emitir muchos bonos a largo plazo. Pero si los tipos de inter¨¦s a largo plazo est¨¢n, de hecho, demasiado bajos y el precio de los bonos a largo plazo se mantiene demasiado alto, los inversores vender¨¢n en descubierto los bonos estadounidenses a largo plazo, meter¨¢n el dinero en otra parte, esperar¨¢n que el precio de los bonos vuelva a sus niveles b¨¢sicos, y despu¨¦s cubrir¨¢n su posici¨®n en descubierto.
Cualquier instituci¨®n financiera que apueste por el aumento dr¨¢stico de los tipos de inter¨¦s a largo plazo en los pr¨®ximos cinco a?os arriesga su supervivencia. Porque, ?d¨®nde va a aparcar su dinero? Los beneficios por arrendamientos de inmuebles y los rendimientos burs¨¢tiles son bajos, y el precio de los bienes inmuebles y de las acciones podr¨ªan caer tanto o m¨¢s que los precios de los bonos si los tipos se disparan. S¨®lo las empresas que se pueden endeudar a largo plazo, cerrar un inter¨¦s bajo e invertir en la ampliaci¨®n de su capacidad pueden apostar a que los tipos suban. Pero las empresas estadounidenses ven suficientes riesgos en el futuro como para procurar no estancarse con una capacidad no utilizada. Los economistas no ponemos suficiente atenci¨®n en distinguir situaciones en las que las fuerzas que restauran el equilibrio son suficientemente fuertes de aquellas en las que dichas fuerzas son d¨¦biles. El d¨®lar caer¨¢ y los tipos de inter¨¦s estadounidenses a largo plazo subir¨¢n, pero s¨®lo cuando los operadores de Wall Street y de otras partes decidan que guardar d¨®lares y bonos estadounidenses a largo plazo es m¨¢s arriesgado a corto plazo. Cuando eso suceda, el futuro a largo plazo ser¨¢ el presente.
J. Bradford DeLong es catedr¨¢tico de Econom¨ªa en la Universidad de California en Berkeley. Fue subsecretario del Tesoro durante la presidencia de Clinton.
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