Las alas de la polic¨ªa
La Unidad de Helic¨®pteros del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa dispone de cinco aparatos para vigilar la regi¨®n
El helic¨®ptero surca el cielo de la capital. Todo permanece tranquilo hasta que la emisora de polic¨ªa pide la ayuda de todas las unidades disponibles. Se acaba de cometer un atraco en el centro de la ciudad y los testigos han identificado el veh¨ªculo. Se trata de un coche de lujo que comienza a huir a gran velocidad, con el consiguiente peligro para los viandantes. El enorme aparato se dirige a una velocidad de unos 400 kil¨®metros por hora al lugar y localiza el turismo. Le sigue a corta distancia para evitar perderlo de vista. Mientras, los pilotos van dando el recorrido detallado por el que transita.
Al final, las unidades de tierra, pertenecientes a la comisar¨ªa del distrito donde se ha producido el atraco, logran interceptar al BMW. El helic¨®ptero permanece est¨¢tico en el cielo sobre el veh¨ªculo hasta que los agentes enca?onan a los malhechores y logran esposarlos. Caso resuelto con un final satisfactorio para los polic¨ªas.
"Cuando los cacos se ven acorralados desde el aire, huyen por todos lados", dice un mando
?ste es uno de los m¨²ltiples casos que tiene que solucionar pr¨¢cticamente a diario la Unidad de Helic¨®pteros del Cuerpo Nacional de Polic¨ªa, en la que trabajan 21 pilotos y 25 mec¨¢nicos. "Hemos hecho todo tipo de trabajos, y los que m¨¢s nos gustan son los de car¨¢cter humanitario, como el transporte de ¨®rganos para trasplantes", comenta un inspector jefe de esta unidad. En su haber est¨¢n operaciones tan variadas como los Juegos Ol¨ªmpicos de Barcelona 92, la boda del Pr¨ªncipe o los atentados de ETA en Madrid.
El trabajo de estos polic¨ªas se desarrolla durante las 24 horas del d¨ªa. Las m¨¢s arriesgadas son las nocturnas, en las que los tendidos el¨¦ctricos y los edificios de gran altura se convierten en trampas muy peligrosas para estos polic¨ªas del aire. Son de hecho en estas horas cuando se demuestra la eficacia de este servicio. Los alunizajes (empotrar un veh¨ªculo contra un escaparate para robar) son sus principales caballos de batalla. "Los ladrones ya saben que, cuando estamos nosotros por el aire, les es dif¨ªcil huir, porque corremos m¨¢s que ellos", a?ade la inspectora que vuela con el mando. Y es que un potente foco de luz se cierne sobre el techo de los aluniceros, mientras ¨¦stos intentan huir. "Se nos dan muchos casos en los que se ven tan acorralados que dejan el coche en medio de un campo o una calle y salen corriendo en direcciones distintas para que nos les pillemos", explica el inspector jefe.
La unidad fue creada en 1975, hace ahora 30 a?os, con tres Alouette de fabricaci¨®n francesa. Poco a poco, la Direcci¨®n General de la Polic¨ªa fue adquiriendo m¨¢s aparatos, hasta contar ahora con 18, distribuidos en Barcelona, M¨¢laga, Valencia, Sevilla, Vigo, Bilbao, Palma de Mallorca y Canarias, adem¨¢s de la central de Madrid. La ¨²ltima adquisici¨®n fue un Eurocopter EC-135, con un coste de 3,6 millones de euros, con capacidad para siete personas y todos los adelantos tecnol¨®gicos imaginables en el mundo de la aeron¨¢utica.
Las misiones que desarrollan en Madrid son de lo m¨¢s variado. Lo mismo les toca cubrir actos de car¨¢cter protocolario, como la visita de jefes de Estado y el Papa, como controlar desde el aire intervenciones del Grupo Especial de Operaciones (GEO), a los que tambi¨¦n trasladan al lugar que sea necesario. "Tenemos un n¨²mero y unas horas de vuelo determinadas, como son las de patrullaje, pero luego las vamos cambiando en funci¨®n de las necesidades", explica el piloto.
Nada m¨¢s montarse en la aeronave destaca la cantidad de relojes y aparatos del salpicadero. El ruido de las turbinas resulta ensordecedor, sobre todo cuando el piloto mete potencia para iniciar el vuelo. "Los helic¨®pteros que sobrevuelan la capital tienen que ser biturbinas para, en caso de que falle una, pueda volar con la otra hasta llegar a tierra firme", comenta el inspector jefe. La ¨²nica zona que tiene prohibido el paso es el palacio de La Zarzuela. Hay otras restringidas como La Moncloa, El Pardo y el aeropuerto de Barajas, entre otras. Puede sobrevolarlas, pero debe pedir permiso a las autoridades respectivas. "Solemos evitarlos. Vamos por pasillos a¨¦reos que no dan problemas", aseguran. Su cota m¨¢xima est¨¢ en 17.000 pies (unos 5.000 metros).
La aeronave levanta majestuosa el vuelo y gana altura con mucha facilidad. Primero se dirige al poblado chabolista de Pitis, que est¨¢ siendo desmantelado. Es uno de los puntos habituales de venta de droga. "Cuando se produce alg¨²n robo de coches, siempre acaban aqu¨ª o en Las Barranquillas [en Villa de Vallecas], por lo que siempre venimos para comprobarlo", confiesa la inspectora. Recorrerse la ciudad no lleva m¨¢s de dos minutos de punta a punta, lo que permite llegar al lugar de un suceso en tiempo r¨¦cord. "Lo importante es que te pille en el aire, porque, en caso contrario, no tienes tiempo. Esto no es un coche. El motor tiene un calentamiento bastante largo, de unos 10 minutos", a?ade. Su autonom¨ªa de vuelo es de dos horas y media.
"En tantos a?os de servicio hemos tenido muy buenas experiencias. Un d¨ªa hubo un tiroteo en la calle de Fuencarral, cerca de la glorieta de Bilbao, y como est¨¢bamos al lado, tomamos tierra y pudimos detener a los criminales", recuerda el inspector jefe.
Un papel destacado de la unidad se produce en las manifestaciones. El helic¨®ptero va dotado de una potente c¨¢mara de v¨ªdeo que permite grabar im¨¢genes en alta definici¨®n y en cualquier punto que sobrevuele. Adem¨¢s, por un sistema de microondas transmite la se?al a la Jefatura Superior de Polic¨ªa o a la Delegaci¨®n del Gobierno, lo que permite que los gabinetes de crisis tengan conocimiento inmediato de lo que est¨¢ ocurriendo para tomar as¨ª decisiones sobre la marcha. "No solemos volar muy bajo, porque, si se producen disturbios, nos podr¨ªan alcanzar a pedradas, con el consiguiente riesgo. S¨®lo bajamos m¨¢s en caso de que haya alguna agresi¨®n a un grupo de polic¨ªas", dice.
El helic¨®ptero aterriza en el aer¨®dromo de Cuatro Vientos, tras pedir permiso a la torre de control. El aparato permanece parado dos minutos al ralent¨ª, mientras se enfr¨ªan las turbinas. Nada m¨¢s detener el motor, un mec¨¢nico se encarga de rellenar el dep¨®sito. Siempre tiene que estar lleno para atender desde el aire cualquier incidencia. Estos polic¨ªas est¨¢n en alerta constante.
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