La santidad viene siempre m¨¢s tarde
El pasado 22 de marzo, una sala de apelaciones de Guatemala condenaba a 20 a?os de c¨¢rcel a dos militares y un sacerdote por el crimen del obispo Juan Jos¨¦ Gerardi, ocurrido en 1998. Uno de los tres magistrados pidi¨® la repetici¨®n del proceso, luego de recusar al testigo de cargo. Pero las influencias del Frente Republicano Guatemalteco (FRG), partido pol¨ªtico que dirige el general golpista Efra¨ªn R¨ªos Montt, y las presiones de la jerarqu¨ªa cat¨®lica pudieron m¨¢s que la justicia. Si bien la sentencia redujo las penas de los dos militares, a pocos habr¨ªa de escapar lo injusto de una decisi¨®n que implicaba el triunfo de dos poderes paralelos, el del FRG y el de la Iglesia.
El m¨®vil del crimen de Gerardi no ser¨ªa la defensa de los indios, sino otro m¨¢s prosaico y sorprendente. Desde el primer d¨ªa, una bruma de desinformaciones y embustes rode¨® este s¨®rdido crimen. La oficina pol¨ªtica del Arzobispado, disfrazada de organizaci¨®n para la defensa de los derechos humanos, sab¨ªa que no s¨®lo un cura, sino tambi¨¦n otro obispo, estaban implicados en el homicidio. Y desde las sombras trat¨® de inculpar al Ej¨¦rcito.
?QUI?N MAT? AL OBISPO?
Maite Rico/Bertrand de la Grange
MR Ediciones. Madrid, 2005
290 p¨¢ginas. 18 euros
La presencia de testigos falsos, el manoseo de las actas del juicio y las contradicciones del testigo clave habr¨ªan de persuadir, empero, a Maite Rico y Bertrand de la Grange, dos periodistas de reconocido prestigio a ir m¨¢s all¨¢ de lo que se les antojaba un montaje extrajudicial con desenlace previsible. Su investigaci¨®n pondr¨ªa al descubierto una compleja trama eclesi¨¢stico-pol¨ªtica, atizada por los prelados y por el FRG, entonces en el Gobierno. Y los ins¨®litos hallazgos de la pesquisa ser¨ªan trasladados a las p¨¢ginas de ?Qui¨¦n mat¨® al obispo?, un thriller sombr¨ªo e intenso donde la pericia narrativa de Rico y De la Grange es puesta al servicio de un proceso judicial que no buscaba justicia, sino un ajuste de cuentas bendecido por la comunidad internacional y Naciones Unidas.
La muerte violenta de un obispo suele llamar la atenci¨®n por el car¨¢cter sacr¨ªlego del crimen, pero, por la frecuente intromisi¨®n de estos hombres en la vida p¨²blica, hechos de tal ¨ªndole suelen llevar impl¨ªcito un elevado componente pol¨ªtico. Como dec¨ªa uno de los "tentadores" de Asesinato en la catedral: "El poder es presente. La santidad viene m¨¢s tarde". Nunca la frase de T. S. Eliot tendr¨ªa mejor destino que esta perversa intriga de los prelados de Guatemala para salvar la cara de la instituci¨®n. Pues, aunque el libro de Rico y De la Grange ha conseguido rebajar en 10 a?os la condena de dos inocentes, el autor del crimen sigue en el misterio y los guatemaltecos a¨²n se siguen preguntando: ?qui¨¦n mat¨® al obispo Gerardi?
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