Autobiograf¨ªas de ficci¨®n
A pesar de que su consagraci¨®n final como artista le haya llegado con el cine, Gonzalo Su¨¢rez (Oviedo, 1934) se resiste a abandonar del todo la literatura, pues ahora mismo publica su d¨¦cimotercera novela, El hombre que so?aba demasiado, que le permite subrayar claramente sus preferencias, pues lo declara en la introducci¨®n como "influjo de un t¨ªtulo cinematogr¨¢fico", lo que no es verdad. Pues si este nuevo t¨ªtulo le ha venido por influjo del cine (una pel¨ªcula famosa de Hitchcock, El hombre que sab¨ªa demasiado), se le ha pasado que en verdad es de origen literario, pues se debe a que el original de Chesterton es anterior, lo siento. Pues si todo el cine es de origen literario -o lo era hasta hace muy poco- debe ser por la desesperaci¨®n de ver al primero no alcanzar jam¨¢s las calidades de la segunda: son dos artes distintas y no es que no sean comparables sino que son y deben de ser incomparables.
EL HOMBRE QUE SO?ABA DEMASIADO
Gonzalo Su¨¢rez
Aret¨¦. Barcelona, 2005
270 p¨¢ginas. 19,50 euros
Gonzalo Su¨¢rez fue primero escritor, pues su primer libro, De cuerpo presente, una parodia de la novela negra a lo Boris Vian (o Vernon Sullivan) es de 1964, pero estuvo fascinado antes por el cine, y a pesar de haber continuado una importante carrera como narrador, ello no le ha impedido que la de cineasta sea hoy por hoy m¨¢s amplia (20 pel¨ªculas frente a 12 libros, m¨¢s o menos) y m¨¢s profunda, y por la que ya es m¨¢s conocido, pese a ser m¨¢s desigual y menos equilibrada, pues el cine es un arte colectivo, donde todo puede ¨ªrsete de las manos y a veces al traste. El cineasta Gonzalo Su¨¢rez es autor de obras maestras como Remando al viento, Don Juan en los infiernos o Ep¨ªlogo, pero tambi¨¦n de banalidades -o casi- como La Regenta, Los Pazos de Ulloa o La parranda. Por tanto persisto y firmo en lo que otras veces dije. En resumen, Gonzalo Su¨¢rez es dos artistas a la vez, aunque sus artes sean dos, y no uno doble, y no se debe hablar de "escritor cinematogr¨¢fico" o de "cineasta narrador", m¨¢s que en un sentido puramente descriptivo.
Lo malo adem¨¢s es que este
artista ha hecho muchas otras cosas m¨¢s a lo largo de su vida, y acaba de traspasar los setenta a?os de su existencia. Quiz¨¢ un artista nunca deja de serlo en profundidad, y haberlos cumplido -los 70- el a?o pasado nos ha dejado como primera consecuencia este libro, como si fuera una sacudida o un terremoto, ya veremos, depender¨¢ de los resultados. Pues, como ¨¦l mismo lo declara, la iniciativa de la escritura de este libro proviene de su propia agente literaria, nada menos que Carmen Balcells, la que le proporcion¨® la idea inicial de escribir de una vez su autobiograf¨ªa, que no es otra cosa lo que ahora tenemos entre las manos. ?Una autobiograf¨ªa o muchas a la vez, pues Su¨¢rez, dada la multiplicidad de sus actividades, no tiene una sola, sino muchas y adem¨¢s ha intentado contarlas todas a la vez, que es lo que El hombre que so?aba demasiado nos presenta de manera tan fiel como ha podido? No las cuenta todas -pues faltan sus famosas actividades publicitarias, como los spots para Trinaranjus o las c¨¦lebres "diez pel¨ªculas de hierro del cine espa?ol" que quiso hacer al principio, y que ha pasado en silencio, salvo la primera, Aoom, pel¨ªcula in¨¦dita, pero que le proporcion¨® muchas relaciones- a la vez, pues ha decidido contarlas bas¨¢ndose sobre todo en su capacidad de so?ar, y los sue?os son la base de donde surgen todas sus obras, tanto las literarias como las cinematogr¨¢ficas.
Pero pese a todo quiero subrayar que su obra estrictamente literaria me parece m¨¢s importante que la cinematogr¨¢fica, es m¨¢s original, posee m¨¢s personalidad previa y al respecto subrayo que ya el actual triunfador Javier Cercas public¨® ahora hace doce a?os en su editor de entonces un grueso libro dedicado s¨®lo a La obra literaria de Gonzalo Su¨¢rez (Sirmio, 1993) que alguien podr¨ªa intentar recuperar ahora, pues all¨ª se aclaraban muchas cosas sobre sus ocho primeras novelas, casi todas ellas reunidas en el grueso volumen titulado La literatura (Alfaguara, 1997) que subraya c¨®mo su autor fue un aut¨¦ntico precursor en tiempos de desconcierto narrativo, p¨¦rdida del compromiso y extrav¨ªo de las primeras vanguardias por caminos m¨¢s ling¨¹¨ªsticos que verdaderamente creativos. Y eso que tuvo sus fans y no de los menores, como Julio Cort¨¢zar, Max Aub, Camilo Jos¨¦ Cela, Juan Cueto, Juan Jos¨¦ Mill¨¢s ahora y hasta Sam Peckimpah, aunque el mundo del cine estuviera m¨¢s separado que hoy del literario, qui¨¦n lo dir¨ªa viendo las actuales clonaciones que los van destrozando ahora. Bien es verdad que hay mezclas e interferencias entre sus libros y sus pel¨ªculas, pues ambos surgen de un mismo mundo personal, y sus personajes se pasean de sus p¨¢ginas al celuloide (de Rocabruno a Ditirambo) o de sus lecturas a sus mitos (de Stevenson a Hamlet o a Fausto) que ya son de todos, aunque s¨®lo a ¨¦l se le haya ocurrido utilizarlos. Utiliz¨® el surrealismo y el absurdo con audacia, la fantas¨ªa con cuentagotas al principio, el humor y la ficci¨®n como lo que ¨¦l mismo llam¨® "la zancada del cangrejo", que avanza siempre de lado, aunque nunca al rev¨¦s, pues "lo que se le ocurre es tan real como el resto" y eso es el sue?o, porque no hay l¨ªmites para la capacidad de so?ar, pues lo que parece una apariencia -la mentira- puede ser tan verdad como lo que se dice verdadero.
Lo malo de esta autobiogra-
f¨ªa en singular es que parece en plural: se apoya en datos reales -el nacimiento en Oviedo, la familia de verdad, que luego se separ¨®, y la figura del padre real, escritor, profesor represaliado y traductor, que cobra una importancia absoluta como el creador que fue, tanto de sue?os como de realidades-, pero luego vienen los viajes en su ayuda (de antes o despu¨¦s, da igual) y los sue?os se van encadenando hasta el desencadenamiento m¨¢s absoluto, lo que tampoco est¨¢ desprovisto de humor, aunque el sue?o central, el de "Ella" o la mujer muerta en el jard¨ªn, respire la tragedia hasta el final. Su¨¢rez encabalga sue?os y verdades sin parar, hay un intermedio parisiense que le conduce a las verdades italianas, ense?a opiniones, prefiere a Trueba que a Almod¨®var, y al final sigue viajando de sue?o a sue?o, porque todo va resultando verdad. Lo mejor que se le podr¨ªa decir es que ha escrito una buena pel¨ªcula y lo peor que la ha derrochado en forma de libro, lo bueno que tiene es que todos podemos elegir, incluso ¨¦l mismo, y eso se llama libertad.
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