Rota, unos ingresos con riesgo
El 60% de la econom¨ªa de la localidad depende de la base naval, que da empleo directo a 1.218 trabajadores
El 60% de la econom¨ªa de la ciudad de Rota (C¨¢diz, 26.500 habitantes) depende de la base naval de uso conjunto hispano-norteamericana. Seg¨²n una respuesta del Gobierno del PP en 2003, la base gener¨® riqueza en la zona por valor de unos 200 millones de euros. Estas cifras sirven para dimensionar la importancia econ¨®mica de una instalaci¨®n que, por su naturaleza militar, provoca el recelo de una parte significativa de la poblaci¨®n del entorno. A cambio de la servidumbre militar, las ciudades vecinas reciben ingresos multimillonarios de los que dependen miles de econom¨ªas familiares.
La sensaci¨®n de que la base entra?a riesgo para la comarca est¨¢ arraigada en la costa noroeste de la provincia de C¨¢diz. La base es se?alada como atracadero habitual de submarinos movidos por propulsi¨®n nuclear. Rota jug¨® un papel log¨ªstico fundamental en los ¨²ltimos conflictos armados en el Golfo P¨¦rsico y en Irak y, en la actualidad, el Gobierno de EE UU ejecuta mejoras para convertir la instalaci¨®n en su mayor recurso militar en el Mediterr¨¢neo. Estas actividades provocan el recelo en una parte significativa de los vecinos de las dos poblaciones colindantes a la verja, Rota y El Puerto de Santa Mar¨ªa, que sienten la presencia del gigante militar como una amenaza para su seguridad.
Por otra parte, los ayuntamientos de la zona denuncian que la ocupaci¨®n de suelo de sus t¨¦rminos frena el desarrollo de otras fuentes econ¨®micas. En el caso de la Villa de Rota, la instalaci¨®n militar ocupa un 30% de su superficie total y su Ayuntamiento se queja de que, como resultado de su ubicaci¨®n privilegiada, la base ha impedido el desarrollo de comunicaciones fundamentales, como el ferrocarril, que a¨²n hoy no llega a la ciudad.
Los ecologistas aseguran que la base est¨¢ provocando, adem¨¢s de un riesgo para los vecinos, una degradaci¨®n constante del medio y graves concentraciones de poluci¨®n sonora en los n¨²cleos urbanos que diariamente sobrevuelan grandes transportes militares y aviones de combate en horas de la madrugada.
Esta realidad convive con otros valores de signo contrario, que est¨¢n referidos a la riqueza que genera la base. Cada ma?ana 1.218 trabajadores civiles espa?oles entran a la instalaci¨®n para desempe?ar labores que financia la marina norteamericana. El conjunto de la plantilla laboral de la base cobra anualmente unos 25 millones de euros netos. Pero el n¨²mero de empleados de la base es mucho mayor. Adem¨¢s de la plantilla fija, la base daba trabajo en enero de 2005 a 1.420 trabajadores eventuales de contratas privadas de la zona. Son en su mayor parte trabajadores del sector de la construcci¨®n, servicios y proveedores. A pesar de que la lista oscila, en la actualidad desarrollan actividad en el interior de la instalaci¨®n unas 35 empresas. La relaci¨®n es muy diversa. Va desde empresas constructoras, como Jale, una promotora de El Puerto o Construcciones Felipe Castellano, SA, que ejecuta mejoras en la pista del aeropuerto, hasta cerrajeros, carpinteros, pintores o electricistas. En el listado de clientes habituales de la base figuran tambi¨¦n empresas de promoci¨®n tur¨ªstica como Explotaciones Tur¨ªsticas del Sur, que facilita promociones a los residentes norteamericanos o una pasteler¨ªa, La Rosa, que surte de reposter¨ªa y helados a los almacenes de la base en el caso de celebraciones especiales.
Un informe de la Armada espa?ola estim¨® en 2003 el gasto de la base en empresas proveedoras de la comarca en unos 200 millones de euros. De hecho, el Gobierno espa?ol concede una importancia extrema a la compra de servicios en la zona por parte de la US Navy. En el tratado bilateral de colaboraci¨®n en materia de defensa, ¨¦ste es un elemento considerado hasta el punto de que los EE UU se comprometen a aumentar, de manera progresiva, sus compras de provisiones en Espa?a.
Hasta hace pocos a?os, los grandes aviones de transporte C-5 Galaxy tra¨ªan desde Estados Unidos todo lo necesario, desde bol¨ªgrafos hasta maquinaria pesada. Sin embargo, ahora es com¨²n trabajar con rotuladores bic y el consumo de Casera, que ya convive con la coca-cola "original" y el Dr. Pepper de lata.
Junto a la poblaci¨®n civil, en la base viven unos 3.000 militares estadounidenses y unos 4.000 espa?oles, que aunque tienen su residencia en el interior, conviven con las poblaciones del entorno. Rota es la ¨²nica ciudad de menos de 50.000 habitantes en Espa?a que dispone de franquicias americanas de venta de hamburguesas, pollo frito o pizzas. Ese detalle se?ala a las claras la influencia del personal norteamericano en la hosteler¨ªa local.
Un convenio pol¨¦mico
Los 1.218 empleados laborales espa?oles en la base de Rota son los ¨²nicos civiles en toda Espa?a que no est¨¢n sujetos al Estatuto de los Trabajadores. En su lugar, los empleados de la instalaci¨®n est¨¢n sometidos a las normas particulares establecidas por el convenio bilateral para la Defensa entre Espa?a y EE UU. Seg¨²n el tratado, que data de la dictadura de Franco, los trabajadores espa?oles gozan de un convenio colectivo, pero restringido: no pueden negociar mejoras salariales, horas de trabajo ni calificaciones para la promoci¨®n interna. Para los sindicatos estas limitaciones suponen una vulneraci¨®n de la Constituci¨®n.
Como compensaci¨®n a estas restricciones, el Gobierno espa?ol concedi¨® al colectivo una exenci¨®n en el pago del IRPF de sus n¨®minas, que ha permanecido en vigor hasta que, en 2000, el Gobierno del PP decidi¨® el levantamiento de la medida, provocando un desajuste en las cuentas personales de los trabajadores, que vieron reducidas de un solo golpe las cuant¨ªas de sus haberes. En las ¨²ltimas negociaciones entre Espa?a y EE UU, el problema de los empleados ha estado sobre la mesa, pero sin acuerdo. El actual Gobierno socialista reanudar¨¢ el pr¨®ximo d¨ªa 16 las negociaciones.
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