Un mill¨®n de viviendas y 90 campos de golf
El suelo ocupado creci¨® un 50% en 12 a?os y la segunda residencia mantendr¨¢ el ritmo hasta 2015
La explosi¨®n de la construcci¨®n ha arrojado un saldo de cerca de 800.000 nuevas viviendas entre 1991 y 2004, seg¨²n el censo del Instituto Nacional de Estad¨ªstica (INE) y los proyectos visados por los colegios de arquitectos. El incremento del parque inmobiliario, dividido a partes iguales entre primera y segunda residencia, ha supuesto, seg¨²n estiman expertos consultados por este peri¨®dico, un aumento del consumo de agua entre 180 y 290 hect¨®metros c¨²bico anuales.
El imparable crecimiento urban¨ªstico de la Comunidad Valenciana, centrado en segundas residencias dirigidas a compradores de la Uni¨®n Europea especialmente, tendr¨¢ pues una seria repercusi¨®n sobre sus recursos h¨ªdricos, ya de por s¨ª muy escasos.
El parque residencial-tur¨ªstico y los campos de golf consolidados en 2015 requerir¨¢n un consumo de agua de 220 hect¨®metros c¨²bicos anuales
Una proyecci¨®n sobre el crecimiento inmobiliario derivado de la actividad tur¨ªstica de la Confederaci¨®n Hidrogr¨¢fica del J¨²car (CHJ) recoge que en el umbral de 2015 el parque de viviendas de segunda residencia en su ¨¢rea de influencia en la Comunidad Valenciana -Castell¨®n, Valencia y norte de Alicante- se elevar¨¢ hasta 1.228.000 unidades -de los cuales, 328.000 ser¨¢n nuevos apartamentos- que consumir¨¢n 175 hect¨®metros de agua al a?o. La CHJ ha realizado la estimaci¨®n al ser elegida por la Comisi¨®n Europea como cuenca piloto para la aplicaci¨®n de la Directiva marco del agua 2000/60.
Durante ese per¨ªodo, la CHJ calcula que las plazas hoteleras rondar¨¢n las 115.000, con un consumo de 8 hect¨®metros c¨²bicos al a?o. En el horizonte de 2015, la Confederaci¨®n del J¨²car calcula que el n¨²mero de campos de golf consolidados llegar¨¢ a los 67, con un consumo de 39 hect¨®metros c¨²bicos al a?o. Hasta ahora, todos los proyectos de campos de golf llevan aparejadas urbanizaciones con una media de 2.000 viviendas. El informe de la Confederaci¨®n no especifica si su estimaci¨®n de vivienda residencial-tur¨ªstica incluye tambi¨¦n las construcciones a la sombra de los campos de golf. La Comunidad Valenciana era en 2002, la tercera regi¨®n en n¨²mero de campos de golf, con 22 instalaciones: 13, en Alicante, seis en Valencia y tres en Castell¨®n.
La proyecci¨®n de la CHJ se completa con la realizada por la firma Aquagest para la Mancomunidad de Canales del Taibilla, que abastece el sur de la provincia de Alicante. El estudio constata que en los pr¨®ximos diez a?os el consumo de agua aumentar¨¢ a un ritmo del 3% al a?o (seis hect¨®metros c¨²bicos). Trasladado a la construcci¨®n, el dato supone unas 40.000 nuevas viviendas al a?o, entre Murcia y Alicante. En cuanto a los campos de golf las proyecciones de esta firma son a¨²n m¨¢s llamativas: en el ¨¢rea de influencia de la mancomunidad estima que en 2015 habr¨¢ un total de 54 instalaciones, 25 de las cuales se sit¨²an en Alicante.
Sumadas las estimaciones realizadas por la CHJ y los Canales del Taibilla las viviendas de segunda residencia que se construir¨ªan de aqu¨ª a 2015 superar¨ªan el medio mill¨®n. A esta cifra habr¨ªa que a?adir las 140.000 casas que llevar¨ªan aparejadas los 70 nuevos campos de golf.
El tir¨®n urban¨ªstico, al cobijo del negocio inmobiliario de la segunda residencia, comenz¨® a principios de los 90 en la Comunidad Valenciana. La mayor ocupaci¨®n de suelo se produce en los ¨²ltimos cinco a?os, propiciada por una legislaci¨®n flexible, la Ley Reguladora de la Actividad Urban¨ªstica (LRAU), impulsada por el ¨²ltimo Consell socialista, en 1994. Con esa herramienta y al amparo de la figura del agente urbanizador, los promotores tras colonizar el suelo en la franja litoral, desplazan su actividad hacia las comarcas del interior. Esta norma ha sido el factor clave de la especulaci¨®n urban¨ªstica, derivada de la compra de suelo r¨²stico a precios irrisorios -entre 2 y seis euros el metro cuadrado- que multiplica su valor tras la correspondiente recalificaci¨®n.
En la actualidad, y a pocos meses de que se corrija la LRAU -a mediados de a?o est¨¢ previsto que se complete la reglamentaci¨®n de la nueva Ley del Territorio (LOT)-, los proyectos planteados al amparo de la vigente norma ocupan 120 millones de metros cuadrados de suelo r¨²stico. El c¨¢lculo es de la Asociaci¨®n Abusos Urban¨ªsticos No, un ente surgido para denunciar la indefensi¨®n de los peque?os propietarios de suelo de la vor¨¢gine urbanizadora. La lucha de este colectivo ha provocado la apertura por parte de la UE de un expediente al Consell, a trav¨¦s del Gobierno de Espa?a por la falta de "transparencia y competencia" de la LRAU.
Y es que el avance del cemento en el territorio valenciano entre 1990 y 2002 ha sido espectacular. De acuerdo con la estad¨ªstica facilitada por la Consejer¨ªa de Territorio y Vivienda, sobre la base al Mapa de Usos del Suelo elaborado mediante sat¨¦lite de alta resoluci¨®n por el Proyecto Corine Land Cover, que depende de la Agencia Europea de Medio Ambiente, el suelo sellado (que incluye el suelo urbanizado destinado a infraestructuras) ha pasado de 60.912,09 hect¨¢reas a 90.888,26, lo que significa un aumento del 49,21% en el citado periodo. Este dato sit¨²a a la Comunidad Valenciana en la cuarta regi¨®n por detr¨¢s de Navarra, Murcia y Madrid.
En la provincia de Castell¨®n, el suelo sellado ha pasado de 6.578,7 hect¨¢reas en 1990 a 10.444 en 2002; en Valencia, de 28.579,7 a 38.498; y en la de Alicante, de 25.753,65 a 41.941. En cuanto al suelo urbano, la provincia de Castell¨®n ha pasado de 4.688,12 hect¨¢reas a 6.019,59; Valencia, de 22.017 hect¨¢reas a 26.228,2; y Alicante, de 22.234 hect¨¢reas a 32.128.
El porcentaje de ocupaci¨®n entre el litoral y la costa es el siguiente: en el interior el suelo sellado en 1990 era de 52.482 hect¨¢reas mientras en 2002 se elev¨® hasta las 80.092 (un incremento del 52%); y en el litoral se pas¨® de 8.430 hect¨¢reas a 10.796, lo que supone un aumento del 26%.
Seg¨²n el informe Corine Land Cover, hasta 2000 la mayor densidad de ocupaci¨®n en el primer kil¨®metro de costa hacia el interior la registra el litoral de Alicante con un 49,3% -esta cifra s¨®lo la supera la costa de M¨¢laga y Barcelona-. En Valencia la ocupaci¨®n de esa franja de costa era del 28%; y en Castell¨®n, del 23%.
El sobrecoste natural del 'ingletazo'
En el ¨²ltimo lustro las peque?as poblaciones del interior han sucumbido a la tentaci¨®n del negocio inmobiliario r¨¢pido y con generosos m¨¢rgenes de beneficio, basado en macrourbanizaciones en parajes naturales destinadas a extranjeros, sobre todo ingleses.
El ingletazo, -t¨¦rmino acu?ado por Antonio Jim¨¦nez Beltr¨¢n, ex director de la Agencia Europea de Medio Ambiente, en la presentaci¨®n del Informe Corine -implica un doble sobrecoste: el negativo impacto sobre su patrimonio natural y un encarecimiento de la vida en esa localidad.
Pese a ello, en la actualidad numerosos municipios del interior tienen en marcha un PAI, con urbanizaci¨®n residencial y campo de golf que llega a cuadruplicar su poblaci¨®n. Son los casos de Guadalest y Sanet i Negrals, en el interior de Alicante.
Las cr¨ªticas al modelo tur¨ªstico basado en el negocio inmobiliario proceden de varios frentes y cuestionan al consejero de Territorio y Vivienda, Rafael Blasco, en defensa de ¨¦sa f¨®rmula. Blasco esgrime la estad¨ªstica. El consejero destaca que las zonas verdes urbanas han pasado de 1.229,70 hect¨¢reas en 1990 a 3.757,21 en 2002 y que el 27,3% -unas 7000.000 hect¨¢reas- del territorio valenciano est¨¢ protegido.
El consejero imputa al "dinamismo econ¨®mico" el crecimiento urban¨ªstico de los ¨²ltimos a?os. Blasco resalta que la Ley de Ordenaci¨®n del Territorio y Protecci¨®n del Paisaje, "actuar¨¢n como l¨ªmite de la ocupaci¨®n del suelo y la encauzar¨¢n hacia los objetivos del desarrollo sostenible".
Frente a esta tesis, los ecologistas, el colectivo de propietarios de Abusos Urban¨ªsticos No y expertos como el urbanista, Jos¨¦ Miguel Iribas, alertan del agotamiento del suelo si no se reconduce el modelo.
Josep Sorribes, profesor de Econom¨ªa Regional y Urbana de la Universidad de Valencia, insiste: "Convertir el pa¨ªs en un para¨ªso residencial y dar cobijo a miles de personas sin garantizar unos recursos m¨ªnimos acaba con el territorio". Sorribes apunta que en este modelo "no hay contabilidad social".
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