El homicida prefer¨ªa el baile a las clases del instituto
Un chaval de barrio, vago, que no pasaba casi nunca por el instituto ni tampoco trabajaba, amante de la m¨²sica reggateon, apodado McGrady (como uno de los jugadores cracks del baloncesto de la NBA), que mataba las horas muertas en los parques y jugando al baloncesto en las canchas de Villaverde, vestido con gorra y ropas anchas. Pegado todo el d¨ªa al tel¨¦fono m¨®vil. Que si ten¨ªa alg¨²n euro en el bolsillo se lo gastaba en alg¨²n locutorio de la zona, enganchado a Internet. Jos¨¦ Alberto M., el dominicano de 19 a?os que el pasado d¨ªa 2 presuntamente mat¨® a cuchilladas a Manuel G. C., pasaba as¨ª los d¨ªas. Hoy est¨¢ ingresado en prisi¨®n.
Est¨¢ "derrumbado", seg¨²n contaron algunos conocidos. "Ha dicho que tuvo un mal momento; que cuando se fue despu¨¦s de dejar a Manu en el suelo ni siquiera sab¨ªa que estaba muerto", agregaron. Sus familiares (su madre, su padrastro y su hermana) se han marchado del barrio por miedo a represalias. Algunos vecinos les sit¨²an en la zona de Cuatro Caminos, en el lugar donde McGrady fue detenido. Hasta el d¨ªa del suceso toda la familia resid¨ªa en una vivienda cercana a la estaci¨®n de cercan¨ªas de Villaverde Bajo. McGrady no se llevaba bien con su padrastro, que le echaba en cara su "pasotismo" por la vida, seg¨²n varios dominicanos. Tambi¨¦n a?adieron que McGrady, pese a su juventud, ya llevaba 10 a?os en Espa?a.
Una colleja
Sus amigos cuentan as¨ª lo que pas¨® el lunes: "Un primo de McGrady estaba en el parque, en la fuente. Meti¨® el dedo por donde sale el agua y empap¨® entero a Manu, que tambi¨¦n estaba all¨ª. ?ste le dio una colleja al chico dominicano, que se fue a buscar a sus amigos mayores para vengarse. 'Oye, que me han pegado', les dijo a los mayores, que estaban pasando el rato a las puertas de un bar caribe?o. McGrady acudi¨® entonces con otros a donde estaba Manu. Todos iban prevenidos porque sab¨ªan que Manu practicaba kickboxing. Luego Manu llam¨® a McGrady 'puto sudaca' y la cosa se descontrol¨®". El descontrol se sald¨® con dos cuchilladas mortales.
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