Los amigos del guitarrista
Larry Coryell est¨¢ escribiendo su biograf¨ªa en la que habla de s¨ª mismo tanto como de sus colegas en el noble ejercicio de las seis cuerdas. La cosa promete, teniendo en cuenta que el tejano form¨® pareja art¨ªstica con Jimi Hendrix y toc¨® a tr¨ªo junto a John McLaughlin y Paco de Luc¨ªa, a quien considera lo m¨¢s grande que ha parido madre en guitarrista.
Habla Coryell de "sus amigos" George Benson, Wes Montgomery, Ren¨¦ Thomas, Philip Catherine... y, entre los unos y los otros, termina por convertir sus conciertos en un desfilar de referencias ligadas a quienes fueron, y a¨²n son, sus compa?eros de viaje. Lo que fue su actuaci¨®n del domingo en el Johnny: una primera parte de jazz al dente seg¨²n el modelo cl¨¢sico de referencia instaurado por el belga Thomas; y una segunda de alto voltaje, en la que descollaron los sonidos de la moderna fusi¨®n.
Larry Coryell Power Trio
Larry Coryell, guitarra; Mark Egan, bajo; Paul Wertico, bater¨ªa. Colegio Mayor San Juan Evangelista. Madrid, 8 de mayo.
La segunda parte fue magn¨ªfica. La primera, un desastre. Tuvo que ver en ello la compa?¨ªa de Mark Egan, bajo el¨¦ctrico, y Paul Wertico, bater¨ªa. Su fama les viene de haber tocado ambos con el monarca de la fusi¨®n en jazz, Pat Metheny. Dos m¨²sicos muy distintos: lo que tiene Egan de discreto, lo tiene Wertico de voceras.
Hay algo que no es Wertico: un bater¨ªa de jazz. Puede ser un t¨¦cnico formidable, un prodigio de virtuosismo, lo que se quiera, pero un bater¨ªa de jazz, no. El jazz precisa del gesto sutil, de una cierta sensibilidad que no se aprende y de ese "qu¨¦-s¨¦-yo" llamado swing, que se tiene o no se tiene. Wertico lo desconoce y suple su ausencia a base de m¨²sculos.
Fuera de sitio
As¨ª pas¨® la noche del domingo en Madrid. Uno se empe?aba en distinguir el toque hermosamente desvalido del l¨ªder y, sin quererlo, se le iban los ojos, y los o¨ªdos, al ruidoso Paul Wertico. Un bater¨ªa como el referido tiene su sitio, pero est¨¢ claro que no es ¨¦ste.
La cosa comenz¨® a solucionarse con Orfeo Negro. Obligado por la naturaleza del tema, Wertico baj¨® el volumen y toc¨® sin swing, pero bajito. Luego vino la incendiaria Spaces revisited e hizo su aparici¨®n Hendrix -Purple Haze-, y el tr¨ªo de jazz que nunca existi¨® se convirti¨® en el tr¨ªo de fusi¨®n que siempre debi¨® ser.
Por fin, los tres sintonizaron en una misma onda y la m¨²sica tom¨® br¨ªos y ondearon al aire los antiguos estandartes, reverdecieron las flores marchitas y cada cual pudo tocar a su modo, fuerte y alto. Lo que en tiempos se llamaba jazz-rock. Coryell fue pionero en ello y a¨²n conserva su toque inspirado y salvaje. Tambi¨¦n es un magn¨ªfico int¨¦rprete de jazz, s¨®lo que necesita de la compa?¨ªa adecuada.
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