Medio ambiente y pol¨ªtica
Atravesamos un periodo de incertezas sobre nuestro futuro econ¨®mico como pa¨ªs. La preocupaci¨®n parece embargar tambi¨¦n a nuestros empresarios y los c¨ªrculos de representaci¨®n de sus intereses e ideas. Hace pocos d¨ªas el representante de la C¨¢mara de Comercio de Barcelona, Miquel Valls, nos advert¨ªa sobre los males que se avecinaban si no apart¨¢bamos de nuestras vidas el electoralismo y empez¨¢bamos a ocuparnos de las cosas verdaderamente importantes. Los argumentos del representante de la c¨¢mara se basaban en que la pol¨ªtica del Gobierno no atiende a las "necesidades del pa¨ªs". Afirmaba que "no se puede estar en campa?a electoral permanente a costa de las infraestructuras". Los ejemplos los ten¨ªa claros: la par¨¢lisis de la B-40 o cuarto cintur¨®n, la crisis de Bescan¨® y el nuevo corredor el¨¦ctrico que asegurar¨ªa nuestra capacidad energ¨¦tica, y las secuelas a¨²n palpables de la modificaci¨®n constructiva del t¨²nel de Bracons, que habr¨ªa supuesto una importante p¨¦rdida de operatividad en las comunicaciones de Catalu?a. Como dec¨ªa un periodista, ¨¦sas ser¨ªan "las tres bes en el zapato del tripartito". Sus palabras encontraron eco inmediato en diversos comentaristas. El l¨ªder del Partido Popular en Catalu?a, Josep Piqu¨¦, manifestaba que mientras que Madrid empezaba a usar el quinto cintur¨®n metropolitano y proyectaba su M-60, aqu¨ª no ¨¦ramos capaces de desencallar nuestra B-40.
Me resulta curioso que se diga que estamos en un escenario excesivamente politizado y que al mismo tiempo se afirme que hemos de decidir qu¨¦ "Catalu?a deseamos". Creo que discutir qu¨¦ "Catalu?a deseamos", avanzar en un amplio acuerdo como propon¨ªa Miquel Valls, entre "partidos pol¨ªticos y sociedad civil", implica seguramente hablar de valores, de intereses, de pol¨ªtica, en definitiva. Imagino que si no se ha hecho el t¨²nel de Bracons como lo hab¨ªa previsto el Gobierno de CiU es porque el tripartito entendi¨® que ese proyecto casaba mal con su perspectiva de pa¨ªs. Si no se desbloquea el cuarto cintur¨®n ser¨¢ porque el Gobierno hace caso a muchos que opinan que acabar esa infraestructura puede implicar aumentos espectaculares de procesos de desarrollo urbano extensivo o difuso, con los problemas ambientales, de movilidad y de segmentaci¨®n social que se ha demostrado que acarrean, y que existen otras alternativas a la conectividad en esa zona. Si se est¨¢ discutiendo el proyecto energ¨¦tico de Bescan¨® ser¨¢ porque se quiere contemplar sus pros y contras, y examinar si existen otras alternativas menos gravosas ambiental y socialmente para resolver los problemas y necesidades energ¨¦ticas de Catalu?a en los pr¨®ximos a?os. ?Es ello un s¨ªntoma del exceso de politizaci¨®n? ?Implica detenerse en minucias mientras no sabemos hacia qu¨¦ modelo de pa¨ªs avanzamos? Lo que s¨ª sabemos es ad¨®nde nos ha llevado el modelo anterior, en el que no se oyeron demasiadas cr¨ªticas sobre la "politizaci¨®n" de la creaci¨®n de infraestructuras del pa¨ªs. En los ¨²ltimos decenios Catalu?a ha gastado m¨¢s suelo que en toda su historia. La proliferaci¨®n incontrolada de las urbanizaciones de casas adosadas ha conducido a duplicar el gasto por habitante y d¨ªa con relaci¨®n a modelos de urbanizaci¨®n m¨¢s densificada. Tenemos unas infraestructuras ferroviarias y de cercan¨ªas de risa. Algunas explotaciones agropecuarias provocan un sinf¨ªn de graves impactos ambientales. No ha habido planes serios de reducci¨®n en el consumo del agua o de la energ¨ªa el¨¦ctrica. Las previsiones de Kioto se han incumplido totalmente.
No creo que nadie en este pa¨ªs quiera seguir los hipot¨¦ticos consejos de un nuevo Mao desarrollista: "Que se abran cien cinturones, que se construyan cien nuevos corredores el¨¦ctricos". Si nadie est¨¢ por esa labor revolucionaria, convendr¨ªa no ponernos nerviosos y acometer las infraestructuras necesarias sin perder de vista los costes ambientales y sociales que acarrean. Los proyectos que se emprenden acaban teniendo efectos que muchas veces no son previstos en el momento de su ejecuci¨®n, pero que a?os despu¨¦s acaban pasando factura. Una factura que no acostumbran a pagar quienes fueron sus promotores o ejecutores. Tenemos ejemplos a diario.
Dicho todo lo cual, es evidente que un pa¨ªs necesita una cierta clarificaci¨®n sobre c¨®mo enfocar su desarrollo econ¨®mico y social sin desatender las exigencias ambientales. Y frente a esa exigencia, no nos sirve una visi¨®n meramente defensivista o conservacionista a ultranza. Y tampoco conviene balancearse en el cagadubtisme sistem¨¢tico. Los grupos ecologistas, las plataformas de protecci¨®n del territorio y del entorno ambiental, no pueden pasarse el tiempo respondiendo de manera reactiva a cada proyecto que se plantea en su espacio de intervenci¨®n. Nunca se hab¨ªa alcanzado el nivel de sensibilidad social hoy existente con relaci¨®n a los temas ambientales. Se ha conseguido introducir en la legislaci¨®n y en las pr¨¢cticas diarias muchas cu?as ambientales que hace s¨®lo 10 o 15 a?os parec¨ªan muy dif¨ªciles de alcanzar. La marcha atr¨¢s en el Plan Hidrol¨®gico Nacional y la consolidaci¨®n de una entidad como la Fundaci¨®n por una Nueva Cultura del Agua como referente en el tema no eran previsibles cinco a?os atr¨¢s. Pero el tema ambiental no est¨¢ en la agenda pol¨ªtica y social de manera relevante, excepto cuando se dan conflictos que enfrentan desarrollo y valores ambientales. Y ello va provocando esa perspectiva defensivista, obstruccionista, que aprovechan quienes preferir¨ªan ver progresar sus intereses sin tantas interferencias. Y lo peor es que han aprendido la lecci¨®n y tratan de presentar sus intereses como expresi¨®n de intereses generales y de bienestar colectivo. Los ecologistas y los grupos y movimientos preocupados por el medio ambiente deber¨ªan evitar tanto el peligro tecnocratista de refugiarse en argumentos poco comprensibles para la mayor¨ªa, como el de restringir el tema de la sostenibilidad a lo estrictamente ambiental, llenando de prevenciones cualquier actividad humana. Es sin duda necesario avanzar en una perspectiva de justicia ambiental y social que plantee proyectos alternativos y v¨ªas de desarrollo del pa¨ªs, reimaginando y reconstruyendo los grandes temas que han movilizado hist¨®ricamente a la gente desde perspectivas de igualdad y progreso. En definitiva, haciendo pol¨ªtica y pol¨ªticas.
Joan Subirats es catedr¨¢tico de Ciencia Pol¨ªtica de la UAB.
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