Un torero de raza
El momento m¨¢s dram¨¢tico ocurri¨® en el sexto, cuando G¨®mez Escorial, que esperaba al toro de rodillas en la puerta de chiqueros, fue arrollado de mala manera. Con el cuello ensangrentado, el torero se dirigi¨® por su propio pie a la enfermer¨ªa; ya en el callej¨®n, salt¨® al ruedo dispuesto a continuar, pero fue sacado en volandas por las asistencias. Finalmente, el torero volvi¨® al redondel y todo qued¨®, al parecer, en rasgu?os en la cara, una hombrera rota y un susto morrocotudo.
Pero lo m¨¢s importante ocurri¨® en el segundo. Todo el premio se redujo a una ovaci¨®n, y muchos pitaron cuando el torero intent¨® iniciar la vuelta al ruedo. Es una pena que gestos como el que ayer protagoniz¨® L¨®pez Chaves tengan tan escaso eco en los tendidos. Porque su actuaci¨®n en ese toro, manso y peligroso, que se paraba, miraba y buscaba el bulto con absoluto descaro, fue merit¨ªsima, propia de un torero de raza, que debi¨® ser valorada de manera muy distinta por la afici¨®n madrile?a. Es torero modesto este salmantino. No parece que posea la esencia del arte sublime, pero es valiente a carta cabal y se present¨® en Madrid con las mejores credenciales: dispuesto a dejarse matar con tal de justificar su inclusi¨®n en la feria. Y eso merece que uno se quite el sombrero.
Escolar / El Fundi, Chaves, Escorial
Toros de Jos¨¦ Escolar, bien presentados, serios, mansos, inv¨¢lidos y descastados. El Fundi: media baja (silencio); pinchazo y estocada (silencio). L¨®pez Chaves: estocada tendida (ovaci¨®n); casi entera baja y perpendicular y un descabello (silencio). G¨®mez Escorial: estocada tendida (silencio); estocada tendida (palmas). Plaza de Las Ventas, 11 de mayo. 1? corrida de feria. Tres cuartos de entrada.
Manej¨® de manera insulsa el capote, pero se agigant¨® muleta en mano y se enfrent¨® de verdad a un toro que se colaba por ambos lados y lo miraba con la clara intenci¨®n de llev¨¢rselo por delante. Asent¨® el torero las zapatillas en la arena, trag¨® tinta china y se jug¨® la vida sin cuento. As¨ª, consigui¨® dos naturales largos y, m¨¢s tarde, un pase de pecho de pit¨®n a rabo que supieron a toreo aut¨¦ntico. Aguant¨® parones de miedo y, mientras al p¨²blico se le pon¨ªa un nudo en la garganta, all¨ª sigui¨® el torero sorteando ga?afones que eran guada?as astifinas. As¨ª se viene a Madrid, aunque Madrid considere que esa extraordinaria lecci¨®n de pundonor s¨®lo merece una ovaci¨®n.
El quinto era m¨¢s inv¨¢lido que sus hermanos. El presidente se neg¨® a devolverlo y se form¨® un esc¨¢ndalo de padre y muy se?or m¨ªo. El animal no ten¨ªa un pase y L¨®pez Chaves lo prob¨® y mat¨® con rapidez.
A decir verdad, toda la corrida fue un dechado de mansedumbre, invalidez y malas intenciones, y as¨ª es imposible que brille el toreo. No obstante, El Fundi volvi¨® a demostrar que vive un momento de espl¨¦ndida madurez en cuanto a t¨¦cnica y oficio. No es un exquisito, pero merece la pena verlo moverse en la cara de los toros complicados y cortos de embestida.
Ninguno le permiti¨® el lucimiento al estilo moderno, pero la suya fue una lecci¨®n de colocaci¨®n y dominio de los terrenos para robar muletazos a quienes no ten¨ªan uno solo. Es torero serio, seguro y dominador, y as¨ª se mostr¨® ante su inv¨¢lido primero, que lo quer¨ªa coger en cada envite.
Ni en ¨¦ste ni en el cuarto, tambi¨¦n descastado, hubo emoci¨®n, pero qued¨® la sensaci¨®n de que El Fundi es torero en saz¨®n que le ha cogido el aire a los toros dif¨ªciles con pasmosa facilidad. G¨®mez Escorial bail¨® con el lote menos propicio. Parados, sin gota de casta, a los dos los recibi¨® en la puerta de chiqueros y se justific¨® con la verg¨¹enza que exig¨ªan las circunstancias. A los dos los mat¨® haciendo la suerte como mandan los c¨¢nones, aunque la espada cay¨® tendida en ambos casos.
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