El inspector Falc¨®n camina por Sevilla
Robert Wilson vuelve al escenario de la capital con la publicaci¨®n de la novela 'Condenados al silencio'
Mario Vega s¨®lo tiene siete a?os de edad cuando su vida cambiar¨¢ para siempre. En una casa cercana, en un barrio exclusivo de Sevilla, yacen los cad¨¢veres de sus padres. Muchos indicios apuntan a un pacto de suicidio. Sin embargo, el inspector jefe Javier Falc¨®n no las tiene todas consigo, sobre todo tras encontrar una nota en la mano del muerto. En una ciudad aplastada por la can¨ªcula, Falc¨®n inicia el rastreo por los vericuetos de una vida llena de enigmas, la de Rafael Vega. As¨ª se inicia la novela Condenados al silencio (RBA), que su autor, el brit¨¢nico Robert Wilson, present¨® ayer en Sevilla. Wilson vuelve, pues, al territorio por el que se movi¨® en su novela El ciego de Sevilla.
"Mi idea inicial fue que despu¨¦s de El ciego de Sevilla el inspector Javier Falc¨®n qued¨® en un estado bastante malo, de gran fragilidad mental. Lo que he querido en este libro es rehabilitar a Javier Falc¨®n, volverle a meter en la vida. Y lo que hice para ello fue utilizar un caso que parece un doble suicidio. Quiero mostrar que Falc¨®n entra otra vez en la vida, mientras que otros personajes salen de ella. Este asesinato-suicidio inicial, con el hijo de la pareja fuera de casa, hace que el lector entre inmediatamente en la tragedia de Mario", dice Wilson.
Un ni?o ve cambiada su vida de ra¨ªz en un d¨ªa. ?Queda uno marcado para siempre si sufre una tragedia tan brutal? "No siempre este tipo de tragedias conducen a un defecto en el car¨¢cter. Conoc¨ª a un periodista que a los 15 a?os fue asaltado y violado por tres hombres. ?l comentaba que la suya fue una experiencia horrible, pero que le dio una fuente de visi¨®n de la realidad que hizo que nunca hubiera querido cambiar esos hechos. Para ¨¦l fue una experiencia horrorosa, pero cambi¨® tanto en su vida que, a la vez, le produjo mucho bien porque le dio una nueva visi¨®n de las cosas", explica el novelista.
Una de las ideas que recorre la novela es que a la gente le gusta tener secretos, ocultar cosas a los dem¨¢s. "Creo que un personaje, no s¨¦ si en esta novela o en El ciego de Sevilla, dice que los ni?os empiezan a saber c¨®mo enga?arse unos a otros a partir de los tres o cuatro a?os. Vi en un programa de televisi¨®n que antes de los tres a?os los ni?os no entienden bien qu¨¦ es eso de enga?ar a los dem¨¢s. Estas cosas son muy importantes en la vida. Nunca puedes vender un coche sin tener la capacidad de mentir un poco", dice, con una carcajada, en un espa?ol bastante bueno.
Lo que ocurre es que los enga?os y las mentiras, a veces, se van hinchando hasta convertirse en un absceso que estalla con una violencia inaudita. "Cuando estas cosas ocultas suben a la superficie los resultados son bastante fuertes. Por eso, la gente suele preferir vivir en la ilusi¨®n. As¨ª se vive m¨¢s feliz. Si se abandona la ilusi¨®n, las cosas se tornan insoportables", precisa.
Robert Wilson naci¨® en 1957. Se gradu¨® en la Universidad de Oxford, ha trabajado en empresas navieras y publicitarias en Londres y se ha dedicado al comercio en ?frica Occidental. Est¨¢ casado y vive entre el Reino Unido, Espa?a y Portugal.
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