Nuevas reglas del juego
La inflaci¨®n actual de Espa?a tiene unas diferencias esenciales con el pasado. Es en cierta manera un fen¨®meno diferente, y una enfermedad de la econom¨ªa que no se puede tratar como antes. Es necesario que todos entendamos estas diferencias a la hora de plantear soluciones, exigir intervenciones y hacer lo que est¨¦ en nuestra parte para reducir la inflaci¨®n. Hay que empezar por reconocer que la inflaci¨®n que tenemos es una inflaci¨®n peque?a, si la comparamos con niveles de inflaci¨®n anteriores, cuando se med¨ªa con dos cifras. Pero este hecho no debe llamarnos a enga?o. La inflaci¨®n es como la v¨ªbora, peque?a pero muy venenosa. Una inflaci¨®n del 3,5% anual puede resultar m¨¢s grave que una del 10% de anta?o en las circunstancias especiales en las que se encuentra actualmente la econom¨ªa espa?ola.
Cuando la inflaci¨®n se med¨ªa con dos cifras, Espa?a dispon¨ªa de una moneda propia y de una pol¨ªtica monetaria propia, era una econom¨ªa m¨¢s cerrada, pod¨ªa devaluar su moneda para compensar las diferencias de su tasa de inflaci¨®n con la de los socios comerciales, sus niveles de salarios eran muy inferiores a los del resto de Europa, y era un destino privilegiado de las empresas extranjeras.
Todo esto ha cambiado. Con la integraci¨®n de Espa?a en la UE y la adopci¨®n del euro, la econom¨ªa se ha hecho mucho m¨¢s abierta y m¨¢s expuesta a la competencia exterior. Por otro lado, en Espa?a han aumentado los niveles de vida y por consiguiente los salarios. Es necesario comprender las consecuencias de estos cambios para el manejo de nuestra econom¨ªa.
Tener una moneda com¨²n con otros pa¨ªses implica que el dinero tiene que valer aproximadamente lo mismo en estos pa¨ªses. En otras palabras, que los precios deben variar en una medida aproximadamente igual. Una variaci¨®n de 1,5 por encima de la media europea no cumple este requisito. No podremos mantenernos, a la larga, en el euro si nuestros precios crecen a?o tras a?o entre 1,5 y 2 puntos m¨¢s deprisa que los de nuestros principales socios comerciales, Francia y Alemania.
La p¨¦rdida de competitividad en el comercio internacional y en el turismo, que esta diferencia de inflaci¨®n contribuye a crear, se manifiesta ya en nuestra cuenta corriente, que muestra un deterioro equivalente al 5% del PIB, un nivel desconocido en los dem¨¢s pa¨ªses del euro. Tambi¨¦n se ha reducido la inversi¨®n directa. ?Cuanto tiempo se podr¨¢ mantener esta situaci¨®n sin que las leyes de la econom¨ªa nos impongan un ajuste dr¨¢stico? Ahora no se puede recurrir al Gobierno, porque no tiene pol¨ªtica monetaria propia, no puede devaluar y mantiene un equilibrio fiscal. Alguien est¨¢ tirando piedras a su tejado, y al tejado de todos. Probablemente los que tienen poder sobre los mercados y los precios, que son cortos de vista y no entienden las nuevas reglas del juego monetario europeo.
Luis de Sebasti¨¢n es catedr¨¢tico de Econom¨ªa de Esade.
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