Las jaur¨ªas de Capello
Fabio Capello, dicen, tiene fama de sacar de los futbolistas todo lo que pueden dar y un poco m¨¢s. Les somete a un tratamiento basado en el viejo mecanismo del palo y de la zanahoria con una peque?a aportaci¨®n personal: el palo se da por supuesto y la zanahoria es s¨®lo una dulce posibilidad, una esperanza que permite resistir el castigo. Cuando Capello llega a un club y asume la funci¨®n de macho alfa, no queda espacio para otros ejemplares dominantes: la plantilla se convierte en una jaur¨ªa de cimarrones hecha para perseguir y morder a la orden del jefe.
Es cierto que Capello siempre saca de sus patrones lo que quiere. Cuando una noche del pasado verano huy¨® de Roma para hacerse con el Juventus, obtuvo de los Agnelli y de Luciano Moggi un mast¨ªn inteligente como Emerson, un dogo como Ibrahimovic y un boxer curtido como Cannavaro: los colmillos que hac¨ªan falta para que el grupo de Tur¨ªn fuera realmente temible. Los refuerzos, sin embargo, no bastan para explicar los resultados de Capello porque ha sacado un gran rendimiento de gente tan discreta como Olivera y Zalayeta. El truco est¨¢ en el poder. Capello piensa y manda. Los dem¨¢s act¨²an.
Cuando llega a un club y asume la funci¨®n de macho alfa, no queda espacio para otros ejemplares dominantes
La Vieja Se?ora turinesa, tan achacosa en la ¨²ltima temporada, parece ahora una culturista b¨²lgara: no es guapa ni distinguida, se mueve con la gracia de un tractor, tal vez no sea ni se?ora, pero no hay quien se pase un pelo con ella. Ayer, tras el empate del Milan en Lecce y la victoria f¨¢cil del Juventus ante el Parma, la banda de Capello goza de una ventaja de cinco puntos a falta de dos partidos. El campeonato italiano est¨¢ listo. En la imponente vitrina blanquinegra, con 27 Ligas, dos Copas de Europa, tres Copas de la UEFA, una Recopa y dos Intercontinentales, ya han hecho lugar para el scudetto tricolor n¨²mero 28.
De Capello dicen tambi¨¦n que, cuando se va, deja atr¨¢s una jaur¨ªa exhausta, resabiada y rabiosa. Debe de ser verdad. No hay m¨¢s que echar un vistazo al Roma, que gan¨® el t¨ªtulo en 2001 y en la temporada pasada disput¨® el triunfo al Milan hasta el final con gestas como el vapuleo al Juventus (4-1 en una exhibici¨®n suprema de Totti) y momentos de una brillantez furiosa, enloquecida. El Roma, ahora, est¨¢ a tres puntos del descenso. Ayer disput¨® el derby frente al Lazio y s¨®lo fabric¨® una ocasi¨®n, a los 28 segundos de juego. Debi¨® de ser un error porque los dos rivales romanos se limitaron a pasear, tomar el sol y renquear como podencos viejos. El p¨²blico silb¨® lo que ten¨ªa todas las trazas de un tongo, un empate a cero que acercaba al Lazio a la tranquilidad y demoraba la cat¨¢strofe que desde hace semanas amenaza al Roma. La grada intent¨® espolearles por la v¨ªa de la humillaci¨®n, llam¨¢ndoles buffoni, payasos (de lo peor que se puede decir en Italia, el pa¨ªs en el que mostrar una bella figura es tan esencial como respirar), pero la jaur¨ªa que Capello exprimi¨® durante a?os no daba para m¨¢s.
El Roma, tan nervioso y consumido, tiene por delante dos adversarios muy peligrosos. Son el Atalanta y el Brescia, que, como el Roma, van por ah¨ª con el pellejo ro¨ªdo por las garrapatas y necesitan un milagro para no descender. El Atalanta, que en diciembre era dado por muerto, ha resistido sin desplomarse y a¨²n es capaz de morder. Ayer empat¨® a domicilio con el Fiorentina, otro saco de pulgas. Jug¨¢rselo todo en la ¨²tima jornada con el Brescia, que ayer venci¨® en casa del Bolonia, ser¨¢ como robarle el hueso a un rottweiler: a veces se consigue, pero es m¨¢s normal dejarse el brazo en el intento.
Son d¨ªas de angustia en Roma y de miel en Tur¨ªn. Los romanistas ya conocen el sabor de la resaca despu¨¦s de los paroxismos capellianos. Habr¨¢ que ver el Juventus que dejar¨¢ el gran dictador del calcio cuando, ganado lo ganado, se marche en busca de carne joven.
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