Investigaciones
Las investigaciones arquitect¨®nicas son siempre interesantes, m¨¢s aun cuando se refieren a tu propia tierra, concretamente a tu provincia. As¨ª ocurre con Arquitectura y agricultura en las haciendas de olivar de Dos Hermanas, presentado en la Feria del Libro en una bonita edici¨®n de la Fundaci¨®n El Monte y escrito por Mercedes Gamero Rojas, Mar¨ªa Parias S¨¢inz de Rozas y Maria Cruz Aguilar, que adem¨¢s fue la directora y coordinadora. Se trata de un segundo estudio sobre las haciendas de Dos Hermanas, esta vez de 15 de ellas -en el primer libro fueron 10-, desde nuevas hip¨®tesis y agrupadas en cuatro cap¨ªtulos: las de la Compa?¨ªa de Jes¨²s; agrupaci¨®n de haciendas; de larga permanencia familiar; y nuevas procedentes de dehesas. El estudio es muy completo, con haciendas sobre restos romanos o alquer¨ªas ¨¢rabes, bajomedievales de donaci¨®n real tras la conquista cristiana, de la venta de "tierras bald¨ªas" que Felipe II vendi¨® para recaudar dinero, y de complicados procesos en el siglo XVIII frecuentemente relacionados con deudas y tributos. Si en el Antiguo R¨¦gimen era habitual el propietario perteneciente al clero catedralicio, en el XVIII quedan en Dos Hermanas dos conventos y tres haciendas de la Compa?¨ªa de Jes¨²s en la que llevaron a cabo reconversiones y cuyas transmisiones tras la desamortizaci¨®n aun se conservan.
Debido a la gran movilidad de la propiedad y del tama?o de la explotaci¨®n, aparecen modificaciones de caser¨ªos, renovaciones de cultivo y agregaciones o dispersiones de fincas. Los vi?edos, la bodega y el lagar de los primeros propietarios pasaron a ser olivares con molinos, y, a finales de siglo, tras una gran plaga de langosta, las dehesas se convirtieron tambi¨¦n en olivares.
Si la vida de nuestros olivares es azarosa, tambi¨¦n lo ha sido la de los propietarios, con presiones de los acreedores o ruina, y, c¨®mo no, la marginaci¨®n de las mujeres obligadas a entrar en un convento y a renunciar a la propiedad a favor del mayorazgo. Explotar directamente una finca era ser vinatero o aceitero, pero aquello cambi¨® cuando los comerciantes extranjeros due?os de haciendas consiguieron formar parte de la aristocracia y oligarqu¨ªa local. Algunos propietarios se dedicaban a la cultura; en Dos Hermanas tenemos a Lamarque de Novoa, Antonia D¨ªaz o Fern¨¢n Caballero. Una buena investigaci¨®n siempre merece la pena.
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