La triple B y el Estatut
A lo mejor les suena ya lo de la triple B. Sin embargo, y para zanjar de cuajo cualquier asomo de inquietud o duda que pueda sugerir el t¨ªtulo de este art¨ªculo, les dir¨¦ de antemano que nada tiene que ver lo que sigue con el triunvirato global Bush-Blair-Berlusconi, quienes no guardan ninguna relaci¨®n, hoy por hoy, con el debate del Estatut. Me refiero aqu¨ª a algo mucho m¨¢s profano: a las tres b de la ecuaci¨®n believing (creer), belonging (pertenecer) y behaving (actuar).
Algunos soci¨®logos hacen uso de esa tr¨ªada para diagnosticar las posibilidades de futuro y la viabilidad de determinadas instituciones y estructuras sociales. El razonamiento b¨¢sico viene a ser el siguiente: en una sociedad compleja y difusa -y la sociedad posmoderna sin duda alguna lo es-, la previsi¨®n de ¨¦xito de cualquier iniciativa o proyecto viene determinada por la capacidad de sumar buenas dosis de convicci¨®n y adhesi¨®n a la acci¨®n que se est¨¦ desarrollando.
Traslademos directamente esa reflexi¨®n a la pol¨ªtica catalana y, en concreto, al debate del Estatut. El proyecto estatutario saldr¨¢ adelante -como es voluntad de la gran mayor¨ªa de las fuerzas pol¨ªticas del arco parlamentario catal¨¢n- en tanto que el conjunto de partidos y l¨ªderes pol¨ªticos sepamos aunar y catalizar importantes dosis de compromiso en relaci¨®n con unos determinados objetivos y ambiciones; es decir, en cuanto sepamos trasladar con fuerza el mensaje de que sabemos lo que pretendemos con el nuevo Estatut, de que creemos en ello y estamos convencidos de que vale la pena conseguirlo. En segundo lugar, en cuanto que estemos convencidos de pertenecer a una nueva generaci¨®n de pol¨ªticos a quienes se exige estar a la altura de las circunstancias y reconocer la singularidad y la oportunidad del momento para avanzar considerablemente en nuestro autogobierno y autonom¨ªa financiera. Y en tercer lugar, en tanto que estemos dispuestos a negociar y ceder en todo lo accesorio, s¨ª, pero a no renunciar ni retroceder un ¨¢pice en lo que consideramos sustancial de nuestros derechos y aspiraciones, sostenidas, por otro lado, por amplios criterios de justicia y razonabilidad.
Como primera fuerza del pa¨ªs y como nacionalistas, en CiU creemos en la necesidad de aprobar un buen Estatut, que d¨¦ a Catalu?a los instrumentos y las competencias necesarias para decidir sobre aquello que m¨¢s afecta y afectar¨¢ en un futuro inmediato a la sociedad catalana, y un nuevo sistema de financiaci¨®n basado en un acuerdo econ¨®mico con el Estado que, sin negar ninguna cuota de solidaridad a nadie, limite sustancialmente la aportaci¨®n de Catalu?a al Estado y frene de una vez por todas la sangr¨ªa econ¨®mica de un d¨¦ficit fiscal anual de hasta el 9% de nuestro PIB. Apostamos por un sistema de financiaci¨®n que garantice nuestra suficiencia econ¨®mica, nuestras posibilidades de crecimiento y nuestra capacidad de dise?ar y aplicar proyectos avanzados en el ¨¢mbito de las pol¨ªticas sociales, de seguridad, infraestructuras, medio ambiente o educaci¨®n. La propuesta de financiaci¨®n del tripartito -una propuesta insuficiente que, en palabras del mismo consejero Castells, est¨¢ sujeta a rebajas en la negociaci¨®n con el Gobierno central y que ni siquiera tiene en cuenta un dato tan decisivo como la inversi¨®n del Estado en Catalu?a- no colma en absoluto las expectativas m¨¢s razonables. El Gobierno catal¨¢n justifica y defiende su propuesta alegando que se trata de un paso adelante en relaci¨®n con el acuerdo de 2001, por el que el Estado cedi¨® a la Generalitat el 33% del IRPF, el 35% del IVA y el 40% de algunos impuestos especiales. Ser¨ªa como m¨ªnimo impresentable si no fuera as¨ª. Por otro lado, si bien teniendo en cuenta las circunstancias de 2001 se logr¨® un buen acuerdo, no hay que olvidar que en aquel momento no est¨¢bamos en proceso de reforma estatutaria ni exist¨ªa, por tanto, la posibilidad de proponer con garant¨ªas de ¨¦xito un sistema de financiaci¨®n que nos permita salir del actual callej¨®n sin salida. Hoy s¨ª existe esta posibilidad. ?Aplazaremos de nuevo sine die la resoluci¨®n de una cuesti¨®n tan importante?
Somos conscientes de la singularidad y trascendentalidad del momento y de nuestra responsabilidad en tanto que somos el ¨²nico partido aritm¨¦ticamente decisivo para la aprobaci¨®n del Estatut en el Parlament de Catalunya. Sin embargo, hay algo que va m¨¢s all¨¢ de esta leg¨ªtima consideraci¨®n: el nuevo Estatut no es el proyecto de un partido ni tan s¨®lo de un gobierno. El Estaut es una apuesta generacional y de pa¨ªs, como lo fue en su momento el de 1979. Pertenecemos a una generaci¨®n de pol¨ªticos que tiene ante s¨ª el reto y la oportunidad hist¨®rica de facilitar -o no- un importante salto adelante. En este sentido, cabe preguntarnos si hasta hoy la clase pol¨ªtica y los medios de comunicaci¨®n hemos hecho todo lo que estaba a nuestro alcance para que los ciudadanos y ciudadanas de Catalu?a tomen conciencia de lo mucho que nos estamos jugando y lograr un cierto grado -necesario- de movilizaci¨®n y apoyo social al proceso. Lo cierto es que los miembros del tripartito han preferido, lamentablemente, un debate de vuelo gallin¨¢ceo, superficial, de poco calado, mirando m¨¢s hacia el pasado que hacia el futuro, m¨¢s pendientes de las reacciones y las voces de Madrid que de las necesidades de nuestro pa¨ªs.
Finalmente, en Converg¨¨ncia i Uni¨® (CiU) estamos convencidos de la necesidad de lograr un amplio consenso en el Parlamento catal¨¢n como mayor garant¨ªa de ¨¦xito del nuevo texto en el tr¨¢mite posterior ante el Congreso de los Diputados. Estamos actuando consecuentemente con ello en los trabajos de la ponencia parlamentaria. Pero existe una exigencia anterior a esta que viene determinada por nuestra condici¨®n de fuerza nacionalista y mayoritaria: nuestro compromiso con el pa¨ªs y con nuestro electorado. El mayor riesgo, la mayor hipoteca y la peor trampa en la que se puede caer es la de aprobar un Estatut de puro tr¨¢mite, de m¨ªnimos, para salir del paso, hecho a medida de un PP y un PSOE a quienes no les interesa un escenario demasiado abierto en Catalu?a. Dejarse llevar por esa tentaci¨®n puede ser el peor escenario y la m¨¢xima irresponsabilidad en la que pueden caer los partidos que forman parte del actual Gobierno de la Generalitat: quedarnos con un estatutet durante 20 o 30 a?os m¨¢s. Una pol¨ªtica responsable implica dos cosas: no hacer nada que suponga un peso dif¨ªcil de conllevar para las generaciones venideras y hacer posible la pol¨ªtica en el futuro. Un Estatut y un sistema de financiaci¨®n insuficientes no s¨®lo supondr¨¢n una hipoteca segura, sino que har¨¢n inviable la pol¨ªtica -decidir, no s¨®lo gestionar- en cuestiones clave para el futuro de nuestro pa¨ªs.
"Cada cosa tiene su momento" se dice en el Eclesiast¨¦s, uno de los libros m¨¢s pr¨¢cticos, preclaros y de mayor sentido com¨²n del canon b¨ªblico. Pues bien, ahora es el momento de poner todo nuestro empe?o al servicio nuestras aspiraciones colectivas: ?renunciaremos a esa oportunidad?
Felip Puig es portavoz de CiU en el Parlament de Catalunya.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.