Des¨®rdenes
La suspensi¨®n del pleno del Parlamento andaluz por la negativa de los diputados del PP-A a seguir las indicaciones de la Presidencia es un acto muy grave. Se atenta contra el sistema democr¨¢tico cuando se impide el funcionamiento normal de sus instituciones. Mucho m¨¢s grave cuando esta situaci¨®n se produce desde dentro. Cuando son los propios parlamentarios -un grupo- quienes provocan que el Parlamento no funcione y celebre libremente sus sesiones. La libertad del Parlamento, y la voz de los andaluces que est¨¢n representados, no ha podido expresarse. Es un hecho grave. Es una vuelta atr¨¢s.
Dec¨ªa un m¨ªstico espa?ol que el Parlamento es una de esas sabias interpolaciones que ha colocado la humanidad entre el pithecantropus erectus y sus aspiraciones superiores. Tan sabio, este m¨ªstico, que su reflexi¨®n hoy ocupa un lugar en el C¨®digo Penal. Castiga a quienes perturben gravemente el orden de sus sesiones. Es un delito contra las instituciones del Estado. Est¨¢n excluidos de su ¨¢mbito de aplicaci¨®n los parlamentarios. Es normal. En buena raz¨®n no es l¨®gico pensar que sean los propios parlamentarios quienes rompan lo que ellos mismos convienen. Que lo que exigen a los dem¨¢s, y castigan con penas de prisi¨®n, no se lo exijan ellos mismos.
El jueves, con la suspensi¨®n del pleno por des¨®rdenes y desobediencia, es la realidad que tuvimos. El Parlamento call¨®. No pudo hablar. ?Qu¨¦ diferencia! Esta misma semana Mariano Rajoy, en una comparecencia conjunta con el presidente de la Junta y el ministro de Defensa, dijo que se encuentra bien querido y tratado -que no votado, a?adi¨® con sorna- en Andaluc¨ªa. Dijo, adem¨¢s, que es necesario comportarse como gente normal: "hablemos y dialoguemos". No comprendo que diga estas palabras en Sevilla el presidente del PP y, al d¨ªa siguiente, Javier Arenas admita que su grupo parlamentario impida que se hable y se dialogue. No entiendo. O, como tambi¨¦n dir¨ªa este gallego, puede que s¨ª. Esperemos que sea no. Que el di¨¢logo, la comunicaci¨®n y la paz lleguen. En fin, que no estar¨ªa nada mal que, de vez en cuando, Mariano Rajoy se diera una vuelta por Andaluc¨ªa. A lo mejor podr¨ªa ayudar a que estas situaciones no se generen y, de paso, aprovechar y poner orden en Almer¨ªa. La verdad, no lo tiene dif¨ªcil, salvo que no quiera.
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