?Quo vadis, se?or Arenas?
Los incidentes provocados por los diputados del PP en el Parlamento de Andaluc¨ªa han tenido una gran repercusi¨®n por lo excepcional e inusual. Hasta ahora algunos grupos, generalmente minoritarios, han utilizado pancartas de rechazo hacia determinadas decisiones de los gobiernos de turno, pero requeridos por la presidencia de la C¨¢mara eran retiradas, una vez conseguido su objetivo. Lo excepcional en este caso ha sido que ese comportamiento exhibidor de pancartas se trocara en un desaf¨ªo a la presidencia del Parlamento de Andaluc¨ªa, rompiendo abruptamente las reglas del juego institucional y democr¨¢tico.
Todo el sistema democr¨¢tico se lesiona seriamente si los responsables pol¨ªticos se declaran ajenos o rechazan la autoridad de qui¨¦nes representan a las instituciones parlamentarias. La presidencia de la C¨¢mara puede ser criticada, promovido su cese, denunciada ante los tribunales, pero no puede ser desafiada de manera contumaz como se hizo en el Parlamento de Andaluc¨ªa. Afirmar lo anterior en el a?o 2005 en una democracia de la Uni¨®n Europea es sencillamente porque algunos han debido de perder la br¨²jula, mucho m¨¢s grave si el m¨¢ximo responsable del PP en Andaluc¨ªa ha sido vicepresidente del Gobierno de Espa?a. Ser¨ªa muy saludable que todos acord¨¢ramos que ha constituido un acontecimiento nada edificante y que por tanto, es preciso un acto pol¨ªtico de qui¨¦nes lo han promovido para que no vuelva a repetirse. Estoy convencido del rubor de algunos dirigentes del PP y de muchos miles de sus electores a lo ancho de toda Andaluc¨ªa.
?Qu¨¦ razones se pueden esgrimir para esa actitud perjudicial para las reglas de la democracia?. Ninguna de las conocidas son admisibles; los parlamentos democr¨¢ticos disponen de mecanismos reglamentarios acreditados y suficientes para hacer o¨ªr y registrar las opiniones de todos los grupos parlamentarios, en especial del primer partido de la oposici¨®n. Si no parece suficiente lo anterior los tribunales espa?oles, en especial el Tribunal Constitucional, han acreditado su solvencia y su autonom¨ªa para reponer, si se hubiera vulnerado, el derecho pol¨ªtico y parlamentario. Si esto hubiera respondido a una estrategia premeditada para obligar al desalojo de los diputados del PP por la polic¨ªa estar¨ªamos en una situaci¨®n extrema y mucho m¨¢s preocupante.
Si forma parte del dise?o, practicado anta?o y recuperado ahora por el l¨ªder del PP, se?or Arenas, de quebrar la imagen del presidente de la Junta, Manuel Chaves, con esta algarada parlamentaria ser¨ªa otro error, como lo ha sido la estrategia de cazador cazado, denunciando el hipot¨¦tico cobro de pensiones de los presidentes auton¨®micos, cuando el ¨²nico cobrador de pensiones hab¨ªa sido precisamente el que denunciaba, las de ministro y las de vicepresidente del Gobierno. Abusando de los andaluces que muchos conocen que esa pr¨¢ctica es habitual en todos los gobiernos, tambi¨¦n donde gobierna el PP. El "v¨¢yase se?or Chaves Gonz¨¢lez", rememorando la estrategia del PP entre 1993 y 1996, est¨¢ sencillamente condenada al fracaso, aunque provocar¨¢ momentos de tensi¨®n y de malestar para todos, adem¨¢s de para quienes la promueven, que parecen especialmente dotados para generar y soportar esta tensi¨®n. Si se pretend¨ªa armar un gran esc¨¢ndalo para tapar la crisis grav¨ªsima del PP en Almer¨ªa, desde luego no se ha conseguido ni de lejos, ni de cerca. Las crisis internas tienen vida propia y no se solucionan generando una grave crisis institucional.
Ser¨ªa mejor para todos que el PP se convirtiera en una oposici¨®n ¨²til, que presentara alternativas a las pol¨ªticas del Gobierno andaluz, que corrija y denuncie democr¨¢ticamente las decisiones de los gobernantes socialistas, que sea contundente y firme pero limpia y respetuosa. Mantener al PP en una posici¨®n asilvestrada, marginal, aislada de algunos de sus sectores sociales, que adopte comportamientos de desprecio al juego democr¨¢tico es un profundo error, que puede beneficiar al PSOE a corto plazo, pero terminar¨¢ convirti¨¦ndose en un problema para todos. Algunos en el PP tienen que proponer un cambio de rumbo, la desesperaci¨®n y la desesperanza no pueden ser el revulsivo de una organizaci¨®n pol¨ªtica conservadora y moderada como se espera que se comporte el PP en Andaluc¨ªa. Son mejores compa?eros de viaje para llegar al poder la serenidad y la confianza en los proyectos que cada uno represente.
Es una conclusi¨®n desalentadora pensar que el PP se pueda sentir m¨¢s c¨®modo en las guerrillas parlamentarias que en sus esca?os. Estar¨ªamos ante una estrategia de tierra quemada que no tiene vuelta atr¨¢s. Arenas debe calibrar si el canibalismo pol¨ªtico es la mejor f¨®rmula para destronar a Manuel Chaves, uno de sus viejos demonios. ?Quo vadis, se?or Arenas?
Alfonso Perales Pizarro es secretario de Pol¨ªtica Institucional y Auton¨®mica de la Ejecutiva Federal del PSOE
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