El cham¨¢n del carnaval

Carlinhos Brown hab¨ªa prometido fiesta y baile aunque cayeran chuzos de punta. Y Bilbao le agasaj¨® con un sirimiri poco bahiano, pero con decenas de miles de personas tomando la Gran V¨ªa, la principal arteria bilba¨ªna, y sus calles adyacentes, para bailar a ritmo de samba, merengue y dem¨¢s estilos caribe?os y brasileiros. Bilbao se llen¨® de colorido, principalmente amarillo y verde. Camisetas de la selecci¨®n brasile?a de todos los modelos compet¨ªan con cuadrillas enteras disfrazadas de carnaval. La juerga lleg¨® hasta los balcones de las calles por donde discurri¨® la batucada.

Eran las 18.04 cuando la enorme carroza presidida por el escultural cham¨¢n del carnaval brasile?o tom¨® el micr¨®fono para saludar a los presentes: "Gabon Bilbao". Y as¨ª comenz¨® el loco movimiento de caderas y el desenfreno. Y los empujones, los desvanecimientos -aunque la temperatura ambiente no era precisamente la t¨ªpica del carnaval de R¨ªo- y los pisotones. Pese a alguna avalancha, sobre todo delante de la carroza principal en la plaza El¨ªptica, la gente pudo bailar, estirar los brazos hacia el cielo y seguir la batucada dentro de un orden. No tard¨® ni seis minutos en atacar con la canci¨®n por la que Carlito Marr¨®n ha dado un salto planetario. Son¨® Mar¨ªa Caipirinha y las gargantas de los presentes contestaron "p¨¦-p¨¦-p¨¦-p¨¦-p¨¦-p¨¦". Y el gran jefe del carnaval de Salvador de Bah¨ªa, el percusionista que obr¨® el milagro en su favela natal de Candeal, ya no par¨®. Ataviado con una enorme gorro de jefe indio que le sujetaban sus inmensos dread locks, el t¨ªpico peinado popularizado en los 80 por Marley, y protegido por una capa azul, sub¨ªa y bajaba por la escalera principal para tomarle el pulso a la ciudad.

Brown se preocup¨® por no aplastar a nadie con una carroza, que parec¨ªa reci¨¦n sacada de la factor¨ªa de Spielberg. Y animaba a tirar "palante con cuidao, muy despasito". Varios metros por detr¨¢s, la segunda carroza comandada por la cantante Daniela Mercury subi¨® tanto la temperatura que hasta sec¨® las nubes.