Y del pasado de ETA ?qu¨¦?
La cuesti¨®n de una posible conversaci¨®n con los terroristas a prop¨®sito del final de la violencia, una vez que se produzca la renuncia a las armas y sin pagar precio pol¨ªtico alguno, ha quedado situada en el centro del debate pol¨ªtico despu¨¦s del debate sobre el estado de la naci¨®n y de que se aprobara la moci¨®n presentada por el Grupo Parlamentario Socialista. A los del com¨²n nos faltan datos, que alguno de los ¨²ltimos viajeros llegados de La Moncloa dice tener, seg¨²n los cuales el presidente del Gobierno, Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero, habr¨ªa recibido cartas de relevante valor informativo con remite de la organizaci¨®n terrorista ETA. Pero, mientras esas cartas se hacen p¨²blicas y en espera de que obre la naturaleza, la ciudadan¨ªa de a pie circunscribe sus an¨¢lisis a las informaciones disponibles y a los antecedentes que tiene registrados en su memoria.
Ni el Partido Socialista, ahora en el Gobierno, ni el Partido Popular, que le precedi¨® en esas responsabilidades, admiten expl¨ªcitamente haber renunciado a la derrota de ETA. Ayer mismo, el ministro del Interior, Jos¨¦ Antonio Alonso, comparec¨ªa para dar cuenta de las ¨²ltimas detenciones en Francia de significados miembros del aparato internacional de la banda, y el fiscal general del Estado, C¨¢ndido Conde-Pumpido, se?alaba que Arnaldo Otegi, dirigente de la ilegal Batasuna, puede ser investigado como ciudadano ordinario a la vista de los indicios que le implican en la financiaci¨®n de ETA, aducidos por el fiscal de la Audiencia Nacional. Sin embargo, se ha registrado un cambio en las condiciones ac¨²sticas ambientales y sucede que el texto de una moci¨®n, que s¨®lo se limita a reiterar acuerdos, una y otra vez suscritos por ambos partidos, ha producido sonidos muy diferentes. Imposible demostrar que la partitura sea otra, imposible tambi¨¦n discutir que al p¨²blico le ha sonado distinta.
Claro que entre la fuente sonora y los receptores se interponen los medios de comunicaci¨®n de donde resultan interferencias que alteran las percepciones finales. Pero, en todo caso, sigue sin explicarse de manera autorizada, mientras seguimos sin acceso a informaciones reservadas fuera del tr¨¢fico noticioso, por qu¨¦ se ha elegido este momento para producir una declaraci¨®n parlamentaria de semejante tenor, a sabiendas del efecto esperable en los oyentes. Ex¨¦getas del Gobierno sostienen que es innecesario buscar para el proceder del presidente Zapatero explicaciones en el ¨¢mbito del secreto propio de los servicios de inteligencia, que bastar¨ªa atender a la nueva constelaci¨®n de factores internacionales surgidos del 11-S y del 11-M, fechas a partir de las cuales nada ha permanecido igual en el mundo de las organizaciones terroristas.
Para ellos, la asfixia de ETA tiene que ver, sin duda, con los aciertos de los cuerpos policiales que la combaten, con el acierto del consenso pol¨ªtico de los partidos democr¨¢ticos, con la creciente cooperaci¨®n francesa pero tambi¨¦n con la nueva atm¨®sfera internacional. Ahora, por ejemplo, el entrenamiento de los etarras en Argelia, en Libia, en Eritrea o en San Serenil del Monte es inimaginable y los paseos de sus dirigentes, acogidos tantas veces en pa¨ªses e instituciones varias como admirables luchadores por la libertad, la recolecta de apoyos financieros o el abastecimiento de armas y explosivos se ha hecho much¨ªsimo m¨¢s dif¨ªcil. En toda Espa?a incluido el Pa¨ªs Vasco, las "haza?as" terroristas han ido dejando de computar en t¨¦rminos de prestigio social, de ejemplo a imitar, de bander¨ªn de enganche para la recluta de nuevos efectivos que sumar a la banda, desprovista de aquel aura de invulnerabilidad tan atrayente.
Pasan los d¨ªas y se van aportando datos y precisiones sobre intentos anteriores de los Gobiernos de Su¨¢rez, Calvo Sotelo, Gonz¨¢lez y Aznar, de cuyo examen l¨²cido tanto podr¨ªa aprenderse. Se hacen c¨¢lculos sobre c¨®mo proceder esta vez. Excluido el precio pol¨ªtico, se asegura que s¨®lo cabe explorar la generosidad de la democracia para atenuar el horizonte penal de quienes quieran reinsertarse mediante el uso del indulto en diferentes grados. Pero adem¨¢s de los presos, junto a ellos, aflorar¨ªan unas clases pasivas sostenidas hasta ahora por ese conglomerado econ¨®mico que se extinguir¨ªa. ?Devengar¨¢ derechos haber estado en filas? La discusi¨®n m¨¢s enconada versar¨¢ sobre el pasado de ETA. Ah¨ª nos la jugamos.
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