Peleas de gallos
Desde que el Partido Socialista abri¨® en su seno el debate sobre el s¨ª o el no al tratado constitucional, apareci¨® el antagonismo entre Jospin / Hollande, defensores del primero, y Fabius, abogado ferviente del segundo. Tambi¨¦n desde el primer momento se vio claro que ese antagonismo, m¨¢s que oponer s¨®lo dos opciones constitucionales europeas, funcionaba como metralla para la guerra en las alturas dentro del socialismo galo. De hecho, la ausencia de una clara capitan¨ªa, desde el parcial retiro pol¨ªtico de Jospin, instal¨® un vac¨ªo que todav¨ªa perdura, radicalizado adem¨¢s por las perspectivas presidenciales del 2007. Fabius, enarbolando como argumento principal el escaso contenido social del tratado y su confirmaci¨®n de la dimensi¨®n liberal de la construcci¨®n europea se autoconstituye en l¨ªder y portavoz de los socialistas cr¨ªticos, y m¨¢s all¨¢ de ellos, de todos los partidos y grupos situados en la izquierda y beligerantemente hostiles a la propuesta constitucional, desde el Partido Comunista y los trotskistas de Besancenot hasta las diversas variantes altermundialistas incluyendo ¨²ltimamente la central sindical CGT (Confederaci¨®n General del Trabajo). Los partidarios del no cuentan obviamente tambi¨¦n con los militantes de la extrema derecha y fuerzas pr¨®ximas, enemigos hist¨®ricos de la afirmaci¨®n de Europa y, por tanto, hostiles a cualquier eventual avance de la Uni¨®n Europea. Esta coincidencia en el no es el argumento permanente de los pro-tratado para deslegitimar la oposici¨®n al mismo, olvidando que la modalidad referendaria obliga a la polarizaci¨®n haciendo imposible la diferenciaci¨®n dentro de cada uno de las dos opciones dominantes.
El s¨ª, por su parte, ha suscitado la creaci¨®n de un gran bloque al que se han incorporado la casi totalidad de los partidos pol¨ªticos, as¨ª como las principales organizaciones pol¨ªticas y sociales, sin excluir los medios de comunicaci¨®n, de tal manera que puede decirse que representa al conjunto de la Francia institucional, sobre todo porque adem¨¢s el presidente de la Rep¨²blica se ha puesto a su cabeza y ha multiplicado las intervenciones en dicho sentido. Pero la existencia de estos dos grandes colectivos antag¨®nicos, identificados con la derecha y la izquierda, no se ha traducido en una gran confrontaci¨®n en lo concreto de ambas opciones y ha sido incapaz de asumir el desaf¨ªo de responder a la quiebra general de los modelos que nos rigen -capitalismo y democracia-. Menos a¨²n ha intentado elaborar un gran proyecto colectivo que sustituyera el rechazo de nuevas guerras en Europa, que fue la raz¨®n de ser y el motor de la construcci¨®n europea. En su lugar hemos asistido a una penosa ri?a de gallos -picotazo va de Jospin/Hollande, picotazo viene de Fabius- que ha secuestrado todas las otras cuestiones. Se trata, desde luego, de un episodio m¨¢s de la reducci¨®n de la pol¨ªtica a la lucha por el poder dentro de los partidos, que en esta ocasi¨®n las agresiones personales y el catastrofismo han hecho particularmente lamentable. Laurent Fabius, por ejemplo, denuncia la existencia de un plan C, elaborado por la derecha, para despu¨¦s de la victoria del s¨ª, que supondr¨¢ el desmantelamiento total de la dimensi¨®n social en la Uni¨®n Europea, amen de una disminuci¨®n de los puestos de trabajo y de una notable reducci¨®n de los salarios. Para los partidarios del s¨ª, por el contrario, una victoria del no equivaldr¨ªa pura y simplemente al fin de la Europa comunitaria y a una grave desestabilizaci¨®n del orden mundial. Esta estructura argumental, retomada por una publicidad institucional invasora e insoportablemente mostrenca, ha contribuido a confirmar el desinter¨¦s y la impugnaci¨®n de la problem¨¢tica constitucional por parte de los ciudadanos. Con car¨¢cter m¨¢s general el desarrollo de la campa?a y la reacci¨®n de la gente muestran que mientras continua el espect¨¢culo de la gallera partitocr¨¢tica, se agrava el divorcio entre la clase pol¨ªtica y sus lideres con el conjunto de ciudadanos, cada vez m¨¢s desconfiados de la gesti¨®n pol¨ªtica de sus gobernantes, de sus propuestas y de sus promesas.
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