El descontento ha disparado el 'no'
El malestar contra la pol¨ªtica del Gobierno de Chirac se consolida en amplias capas de la sociedad. El voto en contra sigue en cabeza, seg¨²n los sondeos
Los ¨²ltimos sondeos elaborados en Francia muestran que los partidarios del no en el refer¨¦ndum sobre la Constituci¨®n europea que se celebrar¨¢ ma?ana recuperan sus cotas m¨¢s altas de posibilidades de ganar. El diario Le Figaro publicaba ayer una encuesta que conced¨ªa a los defensores del no 10 puntos de ventaja (55% frente al 45% del s¨ª). El diario Le Monde, por su parte, conced¨ªa al no nueve puntos de ventaja (54% frente a 46%). El rotativo suizo Tribune de Gen¨¨ve rebajaba, sin embargo, la ventaja del no al 51%.
Los principales peri¨®dicos de Francia han abogado claramente por el s¨ª. Lo han hecho en decenas de editoriales y art¨ªculos de opini¨®n. Algunos lectores se han quejado de que el espacio que se concede a los partidarios del s¨ª es mucho mayor. Sin embargo, d¨ªa tras d¨ªa han publicado sondeos en los que la sociedad se pronuncia claramente por el no.
El pasado jueves lleg¨® a Ly¨®n con su esposa el presidente del Frente Nacional (FN), el ultraderechista Jean-Marie Le Pen, de 76 a?os, uno de los grandes defensores del no. Su campa?a ha sido de perfil bajo. Ha tratado de pasar inadvertido para no ahuyentar a los cientos de miles de votantes de izquierdas que pretenden votar no, igual que ¨¦l. Le Pen, claramente mermado en sus facultades f¨ªsicas por los achaques de la edad, ped¨ªa constantemente en Ly¨®n que le repitiesen las preguntas. Cuando un reportero le pregunt¨® cu¨¢ntos m¨ªtines hab¨ªa pronunciado en toda la campa?a, ¨¦l reconoci¨® que s¨®lo 10. "Un minuto en el informativo televisivo de las ocho de la noche vale m¨¢s que 10 intervenciones p¨²blicas", asegur¨®.
En cualquier caso, su mensaje ha calado. En los carteles de la calle y en los panfletos que reparte su partido se repite machaconamente el mensaje: "No a la Constituci¨®n = No a Turqu¨ªa = No a Chirac". El FN advierte sin tapujo en sus pasquines: "Europa terminar¨¢ dominada por Turqu¨ªa. Como las decisiones de los Estados dependen de su poblaci¨®n, Turqu¨ªa dentro de 20 a?os, con 100 millones de habitantes, dominar¨¢ el Consejo y el Parlamento Europeo".
Le Pen esgrime el fantasma de Turqu¨ªa. Y la izquierda del no blande tambi¨¦n el miedo a la deslocalizaci¨®n y la p¨¦rdida de empleo y avances sociales. Por eso, entre las cinco razones que esgrime el Partido Socialista franc¨¦s en su p¨¢gina de Internet para votar s¨ª, la primera es, precisamente, la que trata del trabajo, el empleo, la Europa social.
Garant¨ªas sociales
Por el flanco de las garant¨ªas sociales es por donde m¨¢s votos est¨¢ perdiendo el Partido Socialista. El a?o pasado se celebr¨® un refer¨¦ndum en la empresa Bosch, de un barrio cercano a Ly¨®n, para decidir si se aceptaba trabajar un hora m¨¢s a la semana sin ganar m¨¢s dinero. Si ganaba el no, una parte de la producci¨®n ir¨ªa al extranjero. El sindicato CFOT defendi¨® el s¨ª. Y gan¨®. Pero tambi¨¦n perdi¨® apoyo entre los trabajadores.
La lecci¨®n que extraen los analistas locales de esa experiencia es que si gana el no, el Partido Socialista franc¨¦s no podr¨¢ continuar su viaje hacia el centro, el mismo viaje emprendido hace a?os por el PSOE o por el Partido Laborista brit¨¢nico o los socialdem¨®cratas alemanes. Hay una parte de la izquierda socialista que no est¨¢ dispuesta a reducir su salario a costa de la Europa de los 25. "?Y qu¨¦ habr¨ªa de malo en que un camionero polaco, claramente m¨¢s pobre que su colega franc¨¦s, perciba algo m¨¢s de salario aunque sea un poco a costa del erario franc¨¦s?", argumentaba esta semana un partidario del s¨ª en el diario Lib¨¦ration.
"Ese planteamiento es muy f¨¢cil hacerlo en Par¨ªs, que es una ciudad de dos millones de habitantes que viajan por el mundo, que leen prensa internacional... Pero en el resto de Francia, las cosas son distintas. Tenemos cerca de Ly¨®n un pueblo con una empresa de 200 camioneros cuyos puestos de trabajo peligran porque los camioneros polacos aceptan cobrar mucho menos", se?ala un miembro de la direcci¨®n del diario local Le Progr¨¨s.
Lo que est¨¢ pasando, seg¨²n diversos analistas, es que el pa¨ªs ha llegado al final de una etapa. Y cuesta digerirlo. "Hace poco, nuestros soldados se tuvieron que marchar de Costa de Marfil. Fue un varapalo para nuestro orgullo", comenta el citado analista. "Lo que aqu¨ª se est¨¢ debatiendo es qu¨¦ tipo de Francia queremos, qu¨¦ tipo de Partido Socialista y de sindicatos". Hay una Francia enrabietada que quiere votar contra el Gobierno. Y, de paso, contra la Constituci¨®n. Incluso algunos de los votantes del s¨ª llegar¨¢n a las urnas embargados por un sentimiento de rabia y de hartazgo.
?se es el caso de Anne-Laure, vendedora de libros en el centro de Ly¨®n: "Votar¨¦ por el s¨ª porque no creo en Francia. Me he dado cuenta de que los socialistas aqu¨ª ya no tienen fuerza ni imaginaci¨®n. A ver si meti¨¦ndonos m¨¢s de lleno en Europa conseguimos que otros tiren con m¨¢s fuerza del carro".
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