Rujano se queda a 45s de la utop¨ªa
El venezolano gana la etapa pero Savoldelli resiste y se proclamar¨¢ hoy ganador en Mil¨¢n
Fue un d¨ªa de ciclismo a la antigua -Charly Gaul redivivo, Pantani resucitado, escaladores peque?os poni¨¦ndose el mundo por montera, dinamitando la superioridad de los gigantes-, que termin¨® como es habitual en el ciclismo moderno, con el triunfo de la l¨®gica. El monta?ero andino Rujano, el escalador de los Abruzos, Di Luca y el alpino Simoni desafiaron al inteligente Savoldelli, el l¨ªder, el robusto rodador. Hubo un momento en que los rom¨¢nticos aplaudieron, en el que Savoldelli, solo y heroico, parec¨ªa vencido.
Pero no se rindi¨® al p¨¢nico, pas¨® el mal trago, encontr¨® en el camino unos aliados preciosos -un colombiano y un belga que corren para el Lotto, el equipo belga, como belga es Johan Bruyneel, el director del Discovery, el equipo de Savoldelli- y de una manera controlada, anticlim¨¢tica, fr¨ªa, salv¨® la maglia rosa. Ser¨¢ su segundo Giro tras el de 2002. Tiene 32 a?os. Es el ciclista que mejor desciende del pelot¨®n mundial. Es mejor contrarrelojista que Simoni y Rujano. Ambas virtudes, los vuelos bajando los puertos, la regularidad contra el cron¨®metro, le han dado la victoria.
Fue la pen¨²ltima etapa del Giro, la ¨²ltima de monta?a, la que decidir¨ªa el ganador final que hoy ser¨¢ entronizado tras el carrusel de Mil¨¢n. Se subi¨® dos veces a Sestriere, una autopista. Se subi¨® una vez al Finestre, y fue como volver a la posguerra -hasta la RAI emiti¨® en blanco y negro las repeticiones-, polvo, piedras sueltas, un camino empinado e interminable. S¨®lo les faltaban las gafas de soldador y los tubulares atados en ocho alrededor del torso a los ciclistas para componer estampas de los a?os heroicos. Por una carretera descarnada, estrecha, sin asfalto, se fueron Simoni, Di Luca y Rujano despu¨¦s de que los ¨²ltimos resistentes, entre ellos el guipuzcoano G¨¢rate, doblaran la rodilla. Di Luca, incontenible, extraordinario -si hasta se solt¨® de manos para alimentarse durante la ascensi¨®n-, marc¨® el ritmo. Ocho kil¨®metros m¨¢s tarde, despu¨¦s de una ascensi¨®n al 9% de media con picos del 14%, por la cima, Savoldelli, a quien ya hab¨ªa empezado a ayudar el colombiano Ardila, pas¨® a 2.16m. El Giro se le escapaba entre los dedos. En esos momentos, matem¨¢ticamente, Simoni era el ganador por 7s. Su desventaja al salir era de 2.09m. Faltaba un descenso corto, un valle abierto y ocho kil¨®metros finales, de subida m¨¢s suave, hasta Sestriere. Savoldelli hizo uno de los descensos m¨¢s lentos de su vida. Reuni¨® un buen grupo, una media docena, a su alrededor. Con ellos atraves¨® el valle. Con ellos ascendi¨®. Detr¨¢s de ellos recuper¨® el tiempo perdido, control¨® las diferencias. Entre ellos supo que ni Di Luca ni Simoni resist¨ªan delante el ritmo de Rujano. Tambi¨¦n supo que por mucho que volara el extraordinario venezolano ser¨ªa imposible que en esa distancia recuperara los 3m con que le aventajaba. No por ello, ni Rujano ni Simoni dejaron de intentarlo. Pero no llegaron.
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