La fecundidad de un te¨®logo rebelde
Todos le llaman Alegr¨ªa. Es Jos¨¦ Mar¨ªa D¨ªez-Alegr¨ªa (Gij¨®n, 1911), el jesuita sin papeles a causa de sus libros, ex profesor de la imponente Universidad Pontificia Gregoriana de Roma y, sobre todo, el cura del Pozo del T¨ªo Raimundo, la m¨ªsera barriada de chabolas en el Madrid de la posguerra donde miembros de la Compa?¨ªa de Jes¨²s pusieron en pr¨¢ctica una doctrina social rompedora en la ¨¦poca. Se celebran ahora los 50 a?os de la llegada de los jesuitas al Pozo, hoy m¨¢s famoso por haber sido un lugar escogido por el fanatismo terrorista el 11 de marzo del a?o pasado.
El te¨®logo D¨ªez-Alegr¨ªa, que cumple pronto los 94 a?os, publica un nuevo libro: Fiarse de Dios, re¨ªrse de uno mismo, en la editorial PPC. Tambi¨¦n espera con regocijo la aparici¨®n de su biograf¨ªa, escrita por Pedro Miguel Lamet, con el t¨ªtulo Jesuita sin papeles. Recientemente, particip¨® hasta la medianoche en un coloquio sobre su vida y obra, organizado por una comunidad de cristianos de base del barrio de Tetu¨¢n, en Madrid.
"Yo hab¨ªa estado muy cerca de la muerte, y me dije: 'Voy a escribir por una vez sin m¨¢s autocensura que la de mi propia conciencia y la de mi propia fe"
"La Iglesia cat¨®lica necesita una base econ¨®mica que, de manera inexcusable, le hace solidaria con los intereses del gran capitalismo"
D¨ªez-Alegr¨ªa fue un apellido famoso en la Espa?a de los a?os sesenta-setenta del pasado siglo: los generales D¨ªez-Alegr¨ªa, Luis, ex director general de la Guardia Civil y senador real; Manuel, ex jefe del Alto Estado Mayor del Ej¨¦rcito, y el jesuita Jos¨¦ Mar¨ªa. Un d¨ªa, ya jubilado, el general Luis D¨ªez-Alegr¨ªa cometi¨® una infracci¨®n de tr¨¢fico y el agente que le tomaba nota para la multa, al ver su apellido en el carnet, le pregunt¨® si era familiar del "famoso te¨®logo D¨ªez-Alegr¨ªa". El general, perplejo, dijo que s¨ª, y no hubo sanci¨®n. Fue una de las an¨¦cdotas que animaron una conversaci¨®n de casi tres horas donde, entre humor y carcajadas, D¨ªez-Alegr¨ªa hizo repaso a su vida y pensamientos, con voz en¨¦rgica, leyendo sin gafas, una memoria prodigiosa y esa cultura enciclop¨¦dica que tanto ponderan sus amigos. "La cultura es lo que le queda a uno cuando ya se olvida de lo que ha estudiado", les dijo Alegr¨ªa.
- La vocaci¨®n. "Me confesaba con un jesuita. Deb¨ªa pensar que yo era una vocaci¨®n, pero nunca me dijo nada. Un d¨ªa me pregunt¨¦: 'Por qu¨¦ no voy a ser yo un seguidor de Jes¨²s'. Fue mi descubrimiento: siempre he estado enamorado de Jes¨²s, de su fuerza, de su valent¨ªa. En las crisis, luchaba por conservar mi fe porque no quer¨ªa romper con Jes¨²s. As¨ª que pregunt¨¦ a mi confesor qu¨¦ era la vocaci¨®n. 'Lo que t¨² tienes', me dijo. Yo ten¨ªa entonces 17 a?os, y era un chico normal, de una familia normal, todo sumamente pudibundo, donde los chicos que alternaban con chicas eran considerados unos calaveras. El celibato no me parec¨ªa un sacrificio, la cosa de casarme me parec¨ªa muy lejana, pero me daba una cierta pereza dejar mis peque?as comodidades".
- La Compa?¨ªa de Jes¨²s. "Empec¨¦ el noviciado el 15 de agosto de 1930, pero en 1931 empiezan con la quema de conventos y, muy pronto, la Rep¨²blica decret¨® la disoluci¨®n de la Compa?¨ªa, de modo que mi noviciado transcurri¨® en cinco casas distintas y en muchos pa¨ªses. Fue emocionante".
- La ruptura. "El Concilio Vaticano II lo viv¨ª en Roma, adonde me destinaron como profesor de doctrina social de la Pontificia Gregoriana. Pero en 1972, despu¨¦s de una grave operaci¨®n en mi cuello, la editorial Descl¨¦e [de Bilbao] me invit¨® a escribir un libro para su colecci¨®n El Credo que da Sentido a mi Vida. En ese libro -Yo creo en la esperanza- recog¨ªa una fuerte cr¨ªtica del cristianismo real por su traici¨®n tremenda a Jes¨²s. Yo hab¨ªa estado muy cerca de la muerte, y me dije: 'Voy a escribir por una vez sin m¨¢s autocensura que la de mi propia conciencia y la de mi propia fe'. En el Vaticano se enfadaron much¨ªsimo y, tras conversaciones con el padre Arrupe [prep¨®sito general de la Compa?¨ªa], finalmente tuve que pedir la exclaustraci¨®n y salir de la Universidad Gregoriana".
- El Pozo. "Regresar a Espa?a signific¨® irme a vivir al Pozo del T¨ªo Raimundo, junto al padre Llanos. Yo ya hab¨ªa colaborado con ¨¦l desde 1965 yendo los fines de semana al Pozo y un mes en verano. Al salir de Roma, fue una elecci¨®n f¨¢cil el Pozo. En aquel tiempo, el que un sacerdote hablara con gente del pueblo -y adem¨¢s de los vencidos en la Guerra Civil-, de persona a persona, era una cosa realmente dif¨ªcil. El paso que hab¨ªa dado Jos¨¦ Mar¨ªa de Llanos al vivir la misma suerte que los desheredados era muy fuerte. Aquel choque me proporcion¨® m¨¢s vigor para tomarme en serio una actitud cr¨ªtica que no par¨® de crecer. Me fui feliz de Roma, llegu¨¦ feliz al Pozo y all¨ª estuve muy contento".
- Jes¨²s y los pobres. "En mi fe, Jes¨²s es el prototipo del pobre y del justo inicuamente atropellado. Me quedo con tres expresiones de Jes¨²s: el reino de Dios es de los pobres; no se puede servir a Dios y al dinero, y amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odien, bendecid a los que os maldigan, rogad por los que os difamen, y lo que quer¨¢is que os hagan los hombres, hac¨¦dselo vosotros igualmente. Estas tres expresiones tienen las m¨¢ximas probabilidades de ser aut¨¦nticamente palabras de Jes¨²s de Nazaret, se encuentran tanto en el Evangelio de Mateo como en el de Lucas. Jes¨²s dice otras cosas inauditas: bienaventurados los pobres porque de ellos es el reino de los cielos; bienaventurados los afligidos porque ser¨¢n consolados; bienaventurados los hambrientos porque ser¨¢n saciados... El esp¨ªritu de Jes¨²s es de una alegr¨ªa profunda, desconcertante, parad¨®jica. Nos transporta a un mundo de libertad interior que nos impacta".
- El poder eclesi¨¢stico. "Un acontecimiento de una desgracia enorme para el cristianismo fue su alianza de poder con el Imperio Romano. Despu¨¦s de la ¨¦poca de persecuciones, que termina con la m¨¢s tremenda, la de Diocleciano, llega Constantino, que no s¨®lo dio libertad a la Iglesia, sino que le dio protecci¨®n, y convirti¨® a aquella Iglesia martirial en una Iglesia con af¨¢n de dominio a trav¨¦s de la creaci¨®n de Estados confesionales. Por su complejidad y tama?o, la Iglesia cat¨®lica necesita una base econ¨®mica que, de manera inexcusable, le hace solidaria con los intereses del gran capitalismo. Aunque con sinceridad denuncie en ocasiones los abusos del capitalismo, no puede estar existencialmente implicada en una denuncia estructural de manera permanente".
- La doctrina social. "La doctrina social de la Iglesia es una broma comparada con la doctrina que aprend¨ª en algunos de los Santos Padres. San Juan Cris¨®stomo dice: 'Todo rico, o es injusto, o es el heredero de un injusto'. Si argumentas: 'Yo hered¨¦ de mi padre', el santo te replica: 'Y tu padre, ?de qui¨¦n hered¨®? Si indagas, al final encontrar¨¢s algo que no ha sido justo'. Sostiene Cris¨®stomo: 'Demos que tu padre se lo encontr¨® nacido de la tierra, ?ya por eso va a ser justa la riqueza? S¨®lo si la usas bien y, por tanto, si la repartes, porque si no, no'. Tambi¨¦n hay un texto de san Jer¨®nimo que me s¨¦ de memoria en lat¨ªn. Est¨¢ comentando los hechos de los ap¨®stoles cuando Pedro y Juan encuentran a un paral¨ªtico que les pide limosna, y Pedro le dice: 'Plata y oro no tengo, pero lo que tengo te lo doy: en nombre del se?or Jes¨²s, lev¨¢ntate y anda'. San Jer¨®nimo ten¨ªa muy mal genio y fue el secretario del papa D¨¢maso, que era espa?ol. Cuando muere ¨¦ste, el bueno de san Jer¨®nimo se va de eremita cerca de Jerusal¨¦n, al desierto, y en fin, comentando ese texto, dijo: 'Pedro dijo al paral¨ªtico: oro y plata no tengo, pero lo que tengo te lo doy'; ahora muchos cl¨¦rigos, se refiere a los romanos, dir¨ªan: 'Fe y caridad no tengo, pero lo que tengo, oro y plata, eso no te lo doy".
- La muerte. "Ser¨ªa espantoso vivir siempre. A la muerte hay que aceptarla como un bien. Si esta vida no se acabara nunca, ser¨ªa algo horroroso; si no hubiera noches no se podr¨ªa vivir. Atisbo en m¨ª una muerte pl¨¢cida, con una tranquilidad enorme porque me entrego en manos de Dios".
El poder del amor
LA AUTORIDAD tiene que estar fundada en el amor", sostiene D¨ªez-Alegr¨ªa. Amor, fe, misericordia, risa. Estas palabras llenan de energ¨ªa su discurso, pero sobre todo el nombre de Jes¨²s. Sobre Benedicto XVI dice que "merece 100 d¨ªas de gracia, como los pol¨ªticos". "Entre ser cardenal inquisidor y ser papa hay una diferencia tan espectacular... Esperemos, aunque sin demasiadas ilusiones, porque su enemiga del relativismo no indica nada bueno. El absolutismo es el misterio,
y el misterio no pertenece a nadie. Los obispos, y el Papa m¨¢s, est¨¢n convencidos de que llevan metido en una jaulita al Esp¨ªritu Santo, y la paloma del esp¨ªritu sirve para cualquier cosa menos para estar enjaulada". El gran te¨®logo Karl Rahner dijo que los cristianos del siglo XXI ser¨¢n m¨ªsticos o no ser¨¢n. El obispo Casald¨¢liga le corrigi¨® diciendo que los cristianos, o son pobres e identificados con los pobres, o no ser¨¢n. D¨ªez-Alegr¨ªa une las dos cosas: "Los cristianos ser¨¢n m¨ªsticos y ser¨¢n identificados con los pobres, o, si no, no ser¨¢n. Pero si no podemos ser m¨¢s que una de las dos cosas, debemos ser identificados con los pobres, porque, con permiso del cardenal Ratzinger, y esperando que como Benedicto XVI no insista en lo mismo, digo que fuera de la Iglesia, e incluso fuera de Dios, si el agn¨®stico o el ateo son capaces de identificarse con los pobres, ¨¦sos tambi¨¦n encontrar¨¢n el amor de Dios".
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