Como en casa
En el programa La nit al dia del 24 de mayo, Arnaldo Otegi parec¨ªa sentirse como en casa. Probablemente es donde estaba. M¨°nica Terribas, esa mujer tan apasionada por lo que los equidistantes llaman "el conflicto vasco", nos sorprender¨¢ cualquier d¨ªa entrevistando a alg¨²n encapuchado. Lo que no ha hecho de momento es dar voz a los perseguidos. Pero, claro, ya se sabe que los de ?Basta Ya! o los del Foro de Ermua son unos crispadores profesionales que s¨®lo desean darse notoriedad o manipular pol¨ªticamente a las v¨ªctimas del terrorismo. Como los del PPE o los cr¨ªticos del PSE, que por cierto tampoco merecen la atenci¨®n de la avispada campeona del di¨¢logo. Pero Terribas cree en la pluralidad, qui¨¦n lo va a negar: por su programa han desfilado representantes de todas las tendencias del nacionalismo vasco y catal¨¢n. Tambi¨¦n Otegi, que sin duda merece un punto y aparte.
El l¨ªder de la izquierda abertzale, con esa media sonrisa de desprecio hacia lo humano que le centellea en los ojos, halag¨® en un par de ocasiones la proverbial inclinaci¨®n del pueblo catal¨¢n al di¨¢logo, y eso debi¨® de llenar de satisfacci¨®n a su interlocutora. Dijo lo de siempre, pero me pareci¨® verle m¨¢s relajado que de costumbre, como si en el plat¨® de La nit al dia encontrara el guerrero su reposo. Como suele repetir en todas sus charlas, asimil¨® la suerte de "Euskal Herria" a la de Irlanda del Norte. En Euskal Herria, t¨¦rmino que incluye Navarra y el Pa¨ªs Vasco franc¨¦s -puestos a ampliar, ?por qu¨¦ no incluye tambi¨¦n toda la pen¨ªnsula Ib¨¦rica y las antiguas posesiones de ultramar?- ocurre lo mismo que en Irlanda del Norte: tambi¨¦n hay dos comunidades armadas y "v¨ªctimas de ambos lados". Eso lo sabe todo el mundo; hasta lo sabe M¨°nica Terribas, que en alg¨²n momento hizo suyo el lenguaje de Otegi. La soluci¨®n, pues, est¨¢ al alcance de la mano: es cuesti¨®n de rebajar la autonom¨ªa vasca hasta dejarla al mismo nivel que la norirlandesa. Entonces s¨®lo faltar¨¢ imponer el ga¨¦lico como idioma oficial de los vascos y ETA ya podr¨¢ dejar las armas. Con voluntad de di¨¢logo, todo se puede lograr.
Desde el asesinato de Ernest Lluch y la actuaci¨®n estelar de Gemma Nierga en la manifestaci¨®n posterior a ese tr¨¢gico hecho, la modalidad m¨¢s esperp¨¦ntica del catalanismo se ha precipitado en ca¨ªda libre por el abismo de lo abertzale. Historiadores, soci¨®logos, periodistas y otros especialistas catalanes en "el conflicto vasco" se pusieron a repetir una y otra vez que hablando se entiende la gente y, mientras lo repet¨ªan, fueron retirando la palabra a los perseguidos. Como eso no parec¨ªa suficiente, la universidad les cerr¨® sus puertas. Ocurri¨® con Savater. Ocurri¨® con Gotzone Mora. Catalu?a ha tenido rectores realmente magn¨ªficos. Lo que ha exhibido estos a?os la cultura del catalanismo en relaci¨®n con la pesadilla del Pa¨ªs Vasco (vayan a las hemerotecas y podr¨¢n apreciar la enormidad de lo escrito en los peri¨®dicos por algunos de sus m¨¢s conspicuos representantes) deber¨ªa hacer pensar a todo ciudadano con un m¨ªnimo sentido moral. El desprop¨®sito es tan tremendo que uno no puede ya tener respeto alguno por los ide¨®logos del nacionalismo. Personalmente, yo sent¨ª por ¨²ltima vez ese respeto en la persona de Jordi Pujol cuando se enfrent¨® con Carod en el Parlament a prop¨®sito de la ilegalizaci¨®n de Batasuna: "?Usted est¨¢ de acuerdo con que ETA se financie con el dinero que recibe Batasuna? Resp¨®ndame". ?Por qu¨¦ el ex presidente no ha vuelto a abrir la boca sobre este tema? ?D¨®nde fue a parar aquel catalanismo que guardaba orgulloso sus distancias con el etnicismo vasco?
Antes siempre hab¨ªa alg¨²n conocido que, al volver de unas vacaciones por el norte, entornaba los ojos con esa mirada de noble esperanza que caracteriza a los partidarios del di¨¢logo, y te soltaba eso de que hay que ir all¨ª para entenderlo. Yo les dec¨ªa que algunos no s¨®lo van all¨ª, sino que viven all¨ª, han nacido all¨ª, y en el hecho de no entenderlo les va la vida. Me miraban con esa conmiseraci¨®n del que reza un padre nuestro por los que viven en pecado, pero de ah¨ª no pasaba su llamada al orden; ahora hasta puede que te llamen facha o te griten con la cara encendida. Y a continuaci¨®n te avasallan con lo de la ilegalizaci¨®n de Batasuna para asegurarte que en Espa?a la democracia "est¨¢ secuestrada".
La oposici¨®n a la Ley de Partidos, tan generalizada entre los catalanistas fascinados por los encantos abertzales, no se sostiene con el seudoargumento del derecho de los votantes de Batasuna a verse representados. La raz¨®n es muy simple: los que deseen apoyar una opci¨®n independentista de izquierdas pueden votar tranquilamente a Aralar, pues el perfil pol¨ªtico de este partido no se diferencia del de Batasuna m¨¢s que en su rechazo a la violencia. Si no se acepta este argumento, no queda m¨¢s remedio que reconocer que lo que se pide en el fondo es el derecho a votar a los asesinos. ?Qu¨¦ tienen en mente los catalanistas que calificaron de antidemocr¨¢ticas las ¨²ltimas elecciones vascas? Sus posiciones son demasiado absurdas para perder el tiempo intentando comprenderlas.
Lo que s¨ª se comprende, visto c¨®mo han ido y c¨®mo van las cosas en este pa¨ªs, es que el pasado martes, en los estudios del Canal 33 -una televisi¨®n pagada por todos los contribuyentes-, Otegi se sintiera como en casa.
Ferran Toutain es ensayista.
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