El ojo certero

Llevaba varios a?os Sergio Cabrera intentando reeditar el ¨¦xito de su sorprendente, conmovedora ¨®pera prima, La estrategia del caracol, y aunque en alguna ocasi¨®n no anduvo lejos, lo cierto es que tuvimos que esperar hasta esta Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo para volver a ver el ojo certero, la descripci¨®n social desenfadada y no por ello menos rigurosa y el ritmo siempre ascendente de su ¨®pera prima para encontrarnos con la mejor versi¨®n del cineasta.

Narrada desde la s¨®lida base documental que le proporciona la novela original de Santiago Gamboa, con un gui¨®n primoroso y atento a la mejor tradici¨®n del cine negro (una gentileza del argentino Jorge Goldenberg), Perder es cuesti¨®n de m¨¦todo habla de violencia, como parece prescriptivo viniendo de donde viene, la agitada Colombia, pero no de las acciones guerrilleras, de la actuaci¨®n del Ej¨¦rcito o de la represi¨®n de las bandas paramilitares, sino de otra. Una violencia m¨¢s urbana, tambi¨¦n cinematogr¨¢ficamente m¨¢s reconocible: la que brota de un crimen horrendo que oculta, como los ¨¢rboles al bosque, una trama de la cual lo de menos, aunque parezca mentira, es el crimen mismo.

Apoy¨¢ndose en un personaje que est¨¢ muy lejos del private eye cl¨¢sico del cine negro americano (en realidad, se parece m¨¢s al Jeff Bridges de El gran Lebowsky, de los hermanos Coen), un periodista bastante maltratado por la vida al que un desaprensivo polic¨ªa le facilita la tarea de investigaci¨®n... a cambio de que le escriba un discurso que debe leer en un grupo cristiano de terapia contra la bulimia, Cabrera va desvelando, desde la privilegiada posici¨®n de su protagonista narrador, toda una trama de oscuros intereses inmobiliarios en la que se mezclan muchas cosas. Mafiosos, pol¨ªticos venales, una secta nudista y hasta una deslumbrante, arrebatadora prostituta adolescente (la magn¨¦tica Martina Garc¨ªa) salen a la luz, en una trama que avanza sin pausas, como quiere la mejor tradici¨®n del g¨¦nero, y que no perdona a nadie.