"El miedo al futuro es un reflejo de nuestro inmovilismo"
Gianfranco Fini (Bolonia, 1952) ha llevado su partido, Alianza Nacional (antiguo Movimiento Social Italiano), desde el extremismo a la derecha moderada. Como vicepresidente del Gobierno y ministro de Asuntos Exteriores, Fini cree que las principales razones del no son econ¨®micas y critica a la Uni¨®n Europea y a los Gobiernos nacionales por "su incapacidad de establecer una estrategia que relance el crecimiento" y por "no hacer nada en serio para combatir el desempleo".
"El miedo al futuro de los europeos es un reflejo de nuestro culpable inmovilismo", afirma.
Pregunta. Despu¨¦s del no de Francia y Holanda, ?considera que la construcci¨®n europea es percibida por muchos europeos como un proceso tecnocr¨¢tico y alejado de la gente?
"Es contraproducente descargar sobre Bruselas las propias incapacidades"
Respuesta. No creo que la construcci¨®n europea pueda prestarse a la representaci¨®n simpl¨ªstica de "un proceso dirigido desde arriba". Los padres de la Europa contempor¨¢nea, desde la generaci¨®n de De Gasperi, Adenauer y Schuman a la de Kohl, Andreotti, Mitterrand y Gonz¨¢lez, se empe?aron en combinar la lucidez de la direcci¨®n pol¨ªtica con la sensibilidad a las exigencias de los ciudadanos. Italia, en particular, siempre ha trabajado para que el aumento de las competencias de las instituciones europeas fuera acompa?ado de una mayor democratizaci¨®n.
P. Sin embargo, algo parece ir mal.
R. No ser¨¦ yo quien niegue la existencia de problemas graves. Uno de ellos es la tendencia a esgrimir estereotipos eficaces desde el punto de vista ret¨®rico pero ajenos a la realidad. Por ejemplo, el de que Europa debe ser restituida a los ciudadanos: una frase sugestiva y enga?osa. Olvidamos que uno de los pilares sobre los que se alza el edificio europeo es el de la subsidiariedad, el ant¨ªdoto m¨¢s eficaz contra el elitismo tecnocr¨¢tico. Hace falta que Europa, sus instituciones y su clase dirigente reencuentren la capacidad de hablar con eficacia a las opiniones p¨²blicas para evitar una alienaci¨®n cada vez m¨¢s peligrosa. Hay que subrayar las cosas positivas que la Uni¨®n Europea realiza por la paz, la libertad y el bienestar de los pueblos de este continente, pero indicando con la misma claridad los sacrificios necesarios para afrontar los desaf¨ªos que tenemos planteados.
P. ?Cu¨¢nto pesa el miedo al futuro en el no?
R. Dir¨ªa que sobre el no pesan muchos factores. Algunos, quiz¨¢ la mayor parte, de matriz nacional; otros son de alcance europeo. El principal, el econ¨®mico. ?C¨®mo puede entusiasmar a los ciudadanos una Uni¨®n Europea incapaz de establecer una estrategia para relanzar el crecimiento? ?C¨®mo se puede aprobar el funcionamiento de instituciones que asumen solemnemente los compromisos de Lisboa (sobre crecimiento y competitividad) pero no hacen nada en serio para combatir el desempleo, que desde hace tiempo supera todos los niveles tolerables? A?adamos la ausencia de una respuesta com¨²n y coherente al fen¨®meno de la inmigraci¨®n, que alcanza dimensiones dram¨¢ticas y pone en peligro la propia identidad de las sociedades, y tenemos el cuadro completo. El miedo al futuro del electorado europeo es un reflejo de nuestro culpable inmovilismo.
P. ?La llamada crisis europea no ser¨ªa m¨¢s bien una suma de crisis nacionales?
R. Los problemas que acabo de se?alar constituyen una debilidad estructural de los Gobiernos nacionales. Es estructural y afecta lo mismo a los gobiernos de derecha y a los de izquierda, y requiere, como es obvio, soluciones estructurales. Resulta contraproducente descargar sobre Bruselas las propias incapacidades.
P. ?Qu¨¦ espera el Gobierno italiano de la pr¨®xima cumbre? ?Est¨¢ muerto el tratado?
R. Esperamos un compromiso para relanzar el proceso de integraci¨®n, sin dejar de escuchar la se?al de malestar emitida por las urnas en Francia y Holanda. El voto contrario de estos dos pa¨ªses no puede traducirse en veto a la Constituci¨®n firmada el a?o pasado en Roma. Como pa¨ªs miembro cuyo Parlamento ha aprobado ya el tratado por abrumadora mayor¨ªa, creemos que el proceso de ratificaci¨®n debe seguir adelante. Al final podremos hacer una evaluaci¨®n global sobre el futuro de un texto que, no lo olvidemos, fue firmado por todos los Gobiernos de la Uni¨®n Europea.
P. ?Se mantendr¨¢n los planes sobre una pol¨ªtica exterior com¨²n?
R. La pol¨ªtica exterior es uno de los sectores en los que el electorado reclama "m¨¢s Europa". Tenemos el deber moral y pol¨ªtico de no desatender esa demanda, y la necesidad de reforzar la alianza entre las dos orillas del Atl¨¢ntico, que es un pilar irrenunciable de la estabilidad europea y mundial. Algunas partes del tratado, como las relativas a pol¨ªtica exterior y defensa, deben ser mantenidas en cualquier caso.
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