Benavides alterna pol¨ªtica y fantas¨ªa en 'La noche de Morgana'

A la novela lo que es de la novela y al cuento lo que es del cuento. Cada g¨¦nero es un mundo y tiene sus reglas implacables que m¨¢s vale respetar. Jorge Eduardo Benavides (Arequipa, Per¨², 1964) lo sabe bien, porque est¨¢ harto de ense?arlo en sus talleres literarios y de experimentarlo en sus libros. Ahora le toca el turno a los cuentos, como los 11 que ha reunido en La noche de Morgana (Alfaguara).

"Tienen fantas¨ªa y pol¨ªtica", comenta Jorge Eduardo Benavides a prop¨®sito de sus relatos, "que son dos cosas que en Am¨¦rica Latina est¨¢n muy unidas porque todo es tan esperp¨¦ntico que se puede pasar de una cosa a la otra con una pizca de pimienta". Sus peque?as historia recalan en Lima, en Tenerife, en alguna ciudad europea. Tienen la sensualidad de los momentos que se degustan con los cinco sentidos, el compromiso de quien no se resigna a renunciar a sus ra¨ªces aunque est¨¦ lejos y algunas licencias que le permite el g¨¦nero: "El relato admite bien la fantas¨ªa, lo estrafalario, las historias atrabiliarias y no exentas de exceso en el contenido mientras que es r¨ªgido en la estructura. Requiere un lenguaje preciso y pocos saltos bruscos, como mucho, alg¨²n flash-back", afirma el escritor, que hoy participa en un encuentro en la Feria del Libro junto a Fernando Royuela, Luisg¨¦ Mart¨ªn, Fernando Iwasaki, Santiago Roncagliolo y Rodrigo Mu?oz Avia.

Estas criaturas de La noche de Morgana, que llegan despu¨¦s de dos novelas de ¨¦xito en Espa?a, como Los a?os in¨²tiles y El a?o que romp¨ª contigo, han sido bordadas a lo largo de 10 a?os sacrificados a los caprichos de la literatura, una diosa a la que Benavides le consiente casi todo. "Han sido 10 a?os de ajuste de cuentos y me han salido muy acordes con la tradici¨®n hispanoamericana, muy cortazarianos". ?Y borgianos? "Dejemos a Borges tranquilo. Yo me considero m¨¢s heredero de Cort¨¢zar, a uno le veo un erudito del cuento y a otro, un culto del g¨¦nero. Es decir, Borges era un habitante de la biblioteca y Cort¨¢zar beb¨ªa m¨¢s de la calle".

En todo caso, siempre ha seguido la estela de la literatura en castellano. "S¨ª porque, aunque me gustan mucho los relatos en otras lenguas, no me gusta captar influencias en un idioma que desconozco. Hay muchos j¨®venes que reconocen su gusto por los anglosajones y sus cuentos parecen malas traducciones de algunos autores como Carver. Si lo leyeran en ingl¨¦s ser¨ªa otra cosa porque lo malo de estas influencias es que a quien imitan es al traductor".

Cuesti¨®n de o¨ªdo

Ha sido disciplinado para crearlos, pero no ha tenido prisa en verlos publicados. Al fin y al cabo, sabe que es venenosa la l¨ªnea que separa los dos g¨¦neros que practica. "Las grandes novelas pueden tener sus bolsas de imperfecciones, mientras que el cuento no las admite. Hay pocos buenos cuentistas que hagan buenas novelas y al rev¨¦s", afirma. Para ¨¦l, muchas veces, la literatura es cuesti¨®n de o¨ªdo. "El poeta debe tener un o¨ªdo fin¨ªsimo, el cuentista, sin llegar a ser tan exquisito y habiendo algunos que se cogen la prosa con papel de fumar, tambi¨¦n. El novelista puede ser m¨¢s descuidado al escuchar. El cuentista debe emplear un lenguaje preciso y no precioso, como el novelista", avisa.