Europa entre l¨ªneas
Cesare Pavese lo dijo maravillosamente: "La poes¨ªa no se enuncia, se intenta". Como buen escritor estaba familiarizado con los borradores; con lo que se descarta no para abandonar la b¨²squeda, sino para continuarla y continuarla hasta alcanzar la expresi¨®n que m¨¢s se ajuste a la idea o al sue?o originales, la forma capaz de recoger su sentido. Lo que vale para la poes¨ªa vale para cualquier proyecto creativo o constructivo. Puede valer para la uni¨®n europea -en min¨²scula para subrayar su nombre com¨²n-. "Europa no se enuncia, se intenta". Y me parece evidente, despu¨¦s de los resultados de los refer¨¦ndum en Francia y en Holanda (pa¨ªses referenciales y fundadores), que el texto del Tratado constitucional europeo tiene que (re)volverse un borrador, una base para intentar otra cosa.
Personalmente no lo veo como un drama sino como una oportunidad de proseguir sobre suelo m¨¢s s¨®lido, sobre cimientos verdaderos, el edificio europeo. La postura de una clara mayor¨ªa de franceses y de holandeses no ha puesto a Europa contra las cuerdas, sino que la ha colocado entre las l¨ªneas de lo que viene siendo su texto, su discurso habitual. Ha sustituido los viejos titulares: esl¨®ganes desde las alturas, convertidos, a fuerza de repetici¨®n autom¨¢tica, en clich¨¦s y/o m¨²sica celestial; por otros nuevos, que son todo lo contrario de frases hechas, que son enunciados haci¨¦ndose en presente, con la materia de la vida cotidiana. Hay que leer con atenci¨®n esos nuevos titulares, y aprovechar las lecciones que contienen.
La primera es la confianza. La construcci¨®n europea necesita, como casi todos los proyectos humanos con posibilidades de triunfar, grandes dosis de confianza; de sinton¨ªa entre los ciudadanos y sus representantes pol¨ªticos, de manera que cuando ¨¦stos dicen "este programa te va a favorecer" aqu¨¦llos, de entrada, se lo creen; se lo creen tanto como para darle a la pr¨¢ctica el tiempo de confirmar o contradecir la teor¨ªa. Muchos indicadores delatan que esa confianza se ha agrietado o se ha roto. Aunque tal vez el m¨¢s pl¨¢sticamente ilustrativo sea la evidencia de que tanto en Francia como en Holanda el proyecto constitucional se hubiera aprobado de haberse sometido s¨®lo al voto parlamentario.
Directa, esencialmente relacionada con la confianza est¨¢n la informaci¨®n y la transparencia. Carezco de elementos para valorar el nivel de debate que se ha llevado a cabo en Holanda, pero los franceses han ido a votar con un grado de conocimiento, un nivel de an¨¢lisis y una caja de herramientas de juicio que para s¨ª los quisiera cualquier sociedad, incluida la nuestra, que se cit¨® con el texto constitucional como quien dice a ciegas. Las instituciones europeas han funcionado demasiado tiempo provocando, o aceptando como normal, la lejan¨ªa, la indiferencia o directamente la ignorancia de los ciudadanos; han seguido avanzando y ciment¨¢ndose a pesar de que los sondeos revelaban que hab¨ªa multitudes en la casilla del "no sabe, no contesta", y a pesar de unos ¨ªndices de participaci¨®n electoral por los suelos. Que eso no puede seguir siendo de recibo lo demuestra la movilizaci¨®n sin precedentes de estas dos ¨²ltimas consultas. El mensaje que leo entre las l¨ªneas de la actualidad dice que la Constituci¨®n Europea ser¨¢ l¨²cidamente, con pleno conocimiento de causa, y efecto, o no ser¨¢.
Lo que nos lleva a la tercera lecci¨®n, que es la primera. Se ha repetido mucho estos d¨ªas que estos electores han votado en clave de pol¨ªtica interior. Discrepo, o, mejor dicho, creo que plantear todav¨ªa hoy la cuesti¨®n en esos t¨¦rminos constituye un abordaje no s¨®lo impreciso y/o reductor, sino poco ¨²til para reorientar una construcci¨®n europea en positivo. El debate que est¨¢ sobre la mesa no es el que opone la pol¨ªtica comunitaria a las pol¨ªticas nacionales, sino fundamentalmente el que distingue entre una pol¨ªtica europea abstracta y la vida concreta de sus ciudadanos. El 29-M y el 1-J han puesto el dedo en la llaga, en la herida de una Europa de hip¨®tesis que la pura y cruda realidad de mucha gente cuestiona o contradice a diario.
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