Seguimos en el pa¨ªs de la yenka
Han transcurrido ya casi veinte a?os desde que escrib¨ª un art¨ªculo titulado El pais de la yenka. En ¨¦l ven¨ªa a constatar que, si bien el Pa¨ªs Vasco era un pa¨ªs muy movido, sin embargo, no avanzaba apenas. Izquierda, izquierda, derecha, derecha, adelante, atr¨¢s, un, dos, tres, dec¨ªa la letra de la canci¨®n bailable mencionada. Si se siguen las instrucciones de la canci¨®n, te mueves mucho, pero sin desplazarte del punto de partida. "La pol¨ªtica se est¨¢ moviendo mucho", dec¨ªa recientemente un conocido pol¨ªtico. Cierto, pero ?se est¨¢ moviendo hacia adelante? Esa es la cuesti¨®n.
Si la historia de la transici¨®n pol¨ªtica vasca fue bastante desastrosa comparada con las otras nacionalidades hisp¨¢nicas, los ¨²ltimos veinticinco a?os tampoco dan para euforias. S¨ª ha habido borracheras de noches electorales, con triunfos partidarios particulares y a corto plazo pero que no han supuesto grandes avances en dos temas cruciales para la sociedad vasca, a saber: la normalizaci¨®n-pacificaci¨®n, con la ausencia de terrorismo; y la normalizaci¨®n nacional y su vertebraci¨®n territorial.
"La pol¨ªtica se est¨¢ moviendo mucho", dec¨ªa recientemente un conocido pol¨ªtico. ?Pero se mueve hacia adelante?
Estamos lejos de conseguir un proyecto nacional y un autogobierno fuerte e ilusionante
No creo que se haya hecho apenas autocr¨ªtica por parte de los agentes pol¨ªticos, m¨¢s bien ha habido empecinamiento y fanfarroner¨ªa. Pero la principal responsabilidad la tiene ETA, no solamente la de ahora, la derivada de los polimilis berezis, sino las sucesivas ETAs, milis y polimilis, en toda la transici¨®n. Tampoco quienes fueron protagonistas del Proceso de Burgos se pueden llamar andanas, como si no hubiese habido un continuum y una responsabilidad hist¨®rica.
No le vendr¨ªa mal tampoco una autocr¨ªtica a la principal fuerza democr¨¢tica vasca, al partido jelkide, a semejanza de lo que hiciera Eduardo de Landeta en su obra Los errores del nacionalismo. A los dirigentes actuales del PNV, pues muchos no sabr¨¢n qui¨¦n fue aquel buen gobernante suyo en la Diputaci¨®n vizca¨ªna a finales de la segunda d¨¦cada del siglo XX, les recomendar¨ªa una atenta lectura del libro. Si historiadores y muchos analistas pol¨ªticos han criticado al PNV su bizkaitarrismo, ahora parece que se ha instalado en ¨¦l el lema "Gipuzkoa por su independencia", lema que uno cre¨ªa que era patrimonio de lo que suelo llamar la izquierda abertzale tradicional. En mi ¨¦poca de militancia pol¨ªtica en Euskadiko Ezkerra ya censur¨¦ en alguna ocasi¨®n el error de esa estrategia en mi propio partido, denomin¨¢ndola la "hegemon¨ªa de la Plaza de Gipuzkoa", por ser el emplazamiento de la sede partidaria y del palacio foral. Y en m¨¢s de una tertulia radiof¨®nica, y sobre todo en la de ETB en la que participo, he afirmado reiteradamente que pensar que la correlaci¨®n de fuerzas que existe en las Juntas Generales de Guip¨²zcoa equivale a la de la comunidad nacional vasca significa, cuanto menos, desconocer qu¨¦ y c¨®mo es Euskal Herria.
Creo que Jaime Ignacio del Burgo la conoce bastante mejor que muchos dirigentes nacionalistas. Y de eso se vale desde la transici¨®n; entre otras cosas, porque no le hizo falta ni transitar, como a muchos otros en Navarra. Estaban instalados, sobre todo en Carlos III, antes en el franquismo, durante una transici¨®n inexistente y , despu¨¦s, en la democracia. Es que Navarra es tan singular hasta en eso, y no s¨®lo respecto de la comunidad aut¨®noma occidental, sino de muchos reinos, nacionalidades y regiones espa?olas, pues, en lugar de la "reforma pol¨ªtica", se produjo la "contrarreforma". Para m¨¢s inri, los dirigentes de un partido antifranquista (primero denominado PSE, luego PSN), que estuvieron de inquilinos durante un breve tiempo, en el palacio foral de la Avenidad de Carlos III, se dedicaron al pillaje -los que siempre han mandado all¨¢, les dejaron robar un poco, pero apuntando-, que no a la reforma pol¨ªtica, ni a desinstalar a ning¨²n poderoso. Pero de esto podr¨ªamos hablar otro d¨ªa.
En mi condici¨®n de fracasado pol¨ªtico que estuvo en las instituciones p¨²blicas de este pa¨ªs -Parlamento y Juntas Generales, nunca gobernando- representando a un partido, Euskadiko Ezkerra, que tambi¨¦n fracas¨® por dem¨¦ritos propios y m¨¦ritos ajenos, puedo afirmar que estamos lejos de conseguir un proyecto nacional y un autogobierno fuerte e ilusionante (que no iluso) para este pa¨ªs. Sigo consider¨¢ndome abertzale heterodoxo, calificativo ¨¦ste, recuerdo, que no es equivalente de nacionalista, sino de patriota. Adem¨¢s, por mucha confusi¨®n o prostituci¨®n sem¨¢ntica que haya, veo que este pa¨ªs los nacionalistas son la mayor¨ªa absoluta en este pa¨ªs : multitud de jelkides, muchos del PP, no pocos en el PSE, etc¨¦tera.
Seguimos instalados en el tacticismo, y as¨ª ser¨¢ dif¨ªcil ganar la batalla al terrorismo y al revanchismo neocentralista del nacionalismo de La Castellana. Nos faltan proyectos de alcance estrat¨¦gico de amplio consenso para ello.
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