El otro acoso escolar

Con la sentencia a los acosadores de Jokin, el alumno de secundaria que se suicid¨® en el Pa¨ªs Vasco, las autoridades educativas andaluzas parecen haberse visto obligadas a reconocer lo que negaban: que el acoso entre escolares es un fen¨®meno generalizado y grave, como ven¨ªamos advirtiendo desde la Asociaci¨®n de Profesores de Instituto de Andaluc¨ªa (APIA). Ha sido necesaria una muerte para que los "expertos" en educaci¨®n acepten una evidencia conocida por todo docente, pero que a ellos no parec¨ªa gustarles: que la violencia escolar es cada d¨ªa mayor. Otro tema es, ahora, la ridiculez de las medidas propuestas por la Consejer¨ªa para atajar el fen¨®meno. Pero no es ¨¦se el motivo de esta carta, sino denunciar otra forma de acoso escolar tambi¨¦n en manifiesto auge: la que dirigen algunas directivas de centros de secundaria contra los profesores que no se someten a sus arbitrariedades.

Este otro acoso surge del servilismo de algunas directivas para con las demag¨®gicas consignas de ciertos altos cargos, que tratan de camuflar el desastre educativo a que ha conducido su gesti¨®n. En los centros regidos por este tipo de directivas, aquel profesor que reclame el cumplimiento de los reglamentos en materia de sanciones ver¨¢ esfumarse sus amonestaciones por escrito y, si insiste en reclamar disciplina, ser¨¢ acusado por ellas de autoritarismo ante alumnos y padres y se le har¨¢ la vida imposible de mil maneras.