Aros y estrellas
El D¨ªa Mundial del Medio Ambiente, un mill¨®n de madrile?os entusiastas, regaron ol¨ªmpicamente con el sudor de sus frentes, la Castellana, la Puerta de Alcal¨¢ y zonas aleda?as y dejaron un rastro de envases y envoltorios desechables a su paso. Hab¨ªa que echar el resto porque la fiesta ol¨ªmpica de la candidatura madrile?a era la ¨²ltima oportunidad de influir sobre los examinadores del Comit¨¦ Ol¨ªmpico Internacional (COI) que entregar¨ªan sus evaluaciones al d¨ªa siguiente: abnegados funcionarios que hab¨ªan quedado gratamente impresionados en su visita de inspecci¨®n a la capital con la red de transportes p¨²blicos, la variedad y calidad del tapeo y lo bien surtidos que est¨¢n los minibares de los hoteles de lujo. La fiesta empez¨® a lo grande, miles de portaestandartes voluntarios desplegaron un bander¨®n de tres kil¨®metros de largo que mereci¨® los honores de un Guinness, el libro de los r¨¦cords superfluos y de las plusmarcas idiotas. Luego, los ol¨ªmpicos de asfalto se ejercitaron en diversas especialidades deportivas, siendo la m¨¢s re?ida la pesca del sombrero de paja gratuito que repart¨ªa la organizaci¨®n, mezcla de rugby y lucha grecorromana en la que se coronaron cincuenta mil ciudadanos expertos en el placaje y en las llaves de antebrazo.
En la Puerta de Alcal¨¢ se iban acumulando con horas de antelaci¨®n los fans de Shakira, portavoz art¨ªstica de la causa ol¨ªmpica, para no perderse ni una de las en¨¦rgicas contorsiones p¨¦lvicas y pectorales con las que la joven cantante colombiana acompa?a sus canciones. Fijaci¨®n oral se llama el ¨²ltimo disco de la estrella, que cont¨® para su presentaci¨®n multinacional con un escenario ins¨®lito y magn¨ªfico. Shakira no es desde luego Ana Bel¨¦n, no inspira las mismas fijaciones orales en sus seguidores. La fiesta ol¨ªmpica fue el apoteosis de la oralidad, de la voracidad de un mill¨®n de madrile?os. El alcalde Gallard¨®n lleg¨® en bicicleta para dar ejemplo y demostrar que los pedales son compatibles con los coches, sobre todo cuando se pedalea cuesta abajo y en una calle cortada al tr¨¢fico como hizo ¨¦l en su breve y ejemplar itinerario. M¨¢s tarde, emocionado al paso de la kilom¨¦trica ense?a, el alcalde de Madrid dirigi¨® sus ojos a lo alto y puso al cielo por testigo de las aspiraciones ciudadanas, como Scarlett O'Hara sobre las humeantes ruinas de Tara: "Que el cielo vea que queremos los Juegos". Para que el cielo se diera por enterado, tras el show promocional de la candidatura y de la estrella, una exhibici¨®n pirot¨¦cnica de gran aparato y sofisticaci¨®n puso el broche ¨ªgneo a la jornada de postulaci¨®n de la antorcha.
La fiesta de los aros coincid¨ªa con la feria de los libros y el Retiro era un hervidero en el que los lectores y los festejadores se mezclaban con los paseantes habituales del parque. Pelotones de ol¨ªmpicos paseantes, aprovechando una pausa en su agotadora jornada, desfilaban por la calle central, amurallada de libros y adornada con los bustos vivientes y firmantes de los autores. No compraban, un libro es un estorbo para la marcha atl¨¦tica, un lastre para el ejercicio deportivo, pero miraban y formaban admirativos corros junto a las casetas de los escritores famosos, no por sus m¨¦ritos literarios sino por su presencia ante las c¨¢maras de televisi¨®n. "?He visto a Boris Izaguirre!", exclamaba feliz una de las atletas y su grito triunfante romp¨ªa por un momento la beatitud del c¨ªrculo de admiradores de Antonio Gala, al que se hab¨ªa unido una compa?era expedicionaria. La megafon¨ªa, a discreto volumen, trazaba el itinerario de las mejores atracciones de la feria y de sus muchos compa?eros de reparto y una sufrid¨ªsima cuadrilla de comparsas, presuntamente ambientados en la ¨¦poca cervantina, paseaba l¨¢nguida, torturada por leotardos de lana, corpi?os de terciopelo y gorras de recio pa?o, afortunadamente alguien con buen criterio hab¨ªa desechado la comparecencia de caballeros de yelmo, coraza y cota de malla.
Los ¨²ltimos visitantes de la feria se mezclaron con la ol¨ªmpica masa que se dispersaba tras el ¨²ltimo cohete, una multitud fatigada y dispersa que atoraba los accesos al metro, hac¨ªa c¨¢balas sobre c¨®mo salvar en su regreso a casa los cortes de tr¨¢fico que seguir¨ªan hasta la madrugada, o derrochaba sus ¨²ltimas reservas f¨ªsicas a la caza de un taxi. A lo largo del d¨ªa, el alcalde de Madrid, hab¨ªa repetido varias veces una frase de Zapatero al COI: "No hay nada que una ahora en Espa?a m¨¢s que Madrid 2012". Me lo tem¨ªa.
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