Escenario judicial
El fiscal del Estado, C¨¢ndido Conde-Pumpido, ha decidido no renovar en su cargo, tras haberlo desempe?ado durante los cinco a?os reglamentarios inicialmente previstos, al fiscal jefe de la Sala Segunda del Tribunal Supremo, Eduardo Torres-Dulce, en virtud de una ley aprobada por el anterior Gobierno. El PP, ahora en la oposici¨®n, ha saltado de inmediato a la palestra, tildando de "sectaria" la decisi¨®n y conminando a Conde-Pumpido a que la explique en el Congreso.
El incidente vuelve a sobresaltar el escenario judicial, en v¨ªas de pacificaci¨®n con el nombramiento ayer, tras cinco meses de pugna entre los sectores conservador y progresista del Consejo del Poder Judicial, de tres nuevos presidentes de Sala del Supremo por el sistema de mayor¨ªa reforzada -tres quintos de los 21 vocales del Consejo-, aprobado por el Parlamento en diciembre ¨²ltimo con la oposici¨®n del PP.
La situaci¨®n creada es curiosa: quien hizo la ley se escandaliza porque se aplique, y quien se opuso a ella la pone en pr¨¢ctica. En todo caso, la actitud del PP ser¨ªa m¨¢s cre¨ªble con otros antecedentes. Hay que recordar las prisas que se dio el anterior fiscal del Estado, Jes¨²s Cardenal, en poner en marcha las previsiones de la nueva ley para no renovar el mandato de los fiscales jefes considerados "inc¨®modos" en ¨¢mbitos gubernamentales. El esc¨¢ndalo del PP parece deberse, pues, al hecho de que sean otros quienes apliquen la ley y distintos los fiscales afectados.
Existen otras diferencias del bulto. El relevo entonces del jefe de la Inspecci¨®n Fiscal, del fiscal jefe de Madrid y del fiscal Anticorrupci¨®n se llev¨® a cabo sin explicaci¨®n alguna. El actual fiscal del Estado ha justificado la no renovaci¨®n en el cargo de Torres-Dulce en la "p¨¦rdida de confianza" en su gesti¨®n. Y, de momento, es al ¨²nico al que no ha renovado el mandato. No hay atisbo de depuraci¨®n ni de cuestionamiento de su trayectoria profesional, pues si fuera cierto, como ha dicho su compa?ero Fernando Herrero Tejedor, fiscal jefe de la Sala de lo Militar, que ejerce de "l¨ªder de la oposici¨®n" en la carrera fiscal, ser¨ªa inadmisible que esa funci¨®n pudiera servirle de blindaje frente a decisiones leg¨ªtimas de su superior en el marco estatutario.
La fiscal¨ªa se rige por el principio de unidad jer¨¢rquica. De aplicarse las exigencias del PP se dar¨ªa la curiosa paradoja de que de nada habr¨ªa servido cambiar de fiscal general, puesto que los nombramientos realizados por Cardenal quedar¨ªan definitivamente consolidados. La limitaci¨®n a cinco a?os del mandato de los fiscales jefes es, quiz¨¢s, la disposici¨®n m¨¢s acertada de la reforma del Estatuto Org¨¢nico del ministerio fiscal, aprobada por el anterior Gobierno. El PSOE prometi¨® en su programa electoral aplicar este criterio al cargo de fiscal general, que ser¨ªa inamovible en ese periodo. Pero de momento no hay noticias de esa reforma.
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