El archivo o los centros de menores
Seg¨²n el diccionario, "provocar" significa, coloquialmente, "vomitar lo contenido en el est¨®mago". Es bastante gr¨¢fico y se aplica muy bien a algunos personajes de la pol¨ªtica y de los medios de comunicaci¨®n espa?oles. Las personas que hacen de la provocaci¨®n su principal motivaci¨®n tienen, generalmente, muy poco inter¨¦s intelectual, pero consiguen un enorme protagonismo medi¨¢tico, porque la provocaci¨®n consiste, precisamente, en obligar al otro a reaccionar o responder a lo que ellas quieren. Su principal ¨¦xito es cambiar "la agenda" de los ciudadanos; impedir que se hable de lo que le importa a los otros, tan irritados por lo que oyen que ceden su propio inter¨¦s ante la urgente necesidad de "responder".
?Por qu¨¦ estamos todo el d¨ªa hablando de identidades? ?Qu¨¦ sentido tiene manifestarse para impedir que unos documentos se trasladen de un archivo a otro, cuando, por otra parte, quedan facs¨ªmiles de esos documentos en su lugar de origen? ?Hay que seguir atendiendo, y contestando, hasta la eternidad, a quienes niegan la evidencia de lo que ocurri¨® el 11-M?
Es mucho m¨¢s importante lo que ocurre en los centros de menores de Canarias que lo que pasa en el archivo de Salamanca. Y ser¨ªa l¨®gico que los ciudadanos se sintieran m¨¢s impresionados por la muerte de una muchacha de 16 a?os, encerrada en un centro de menores de Tenerife (pese a que su psiquiatra recomendara vivamente que no se le dejara sin asistencia m¨¦dica ni psicol¨®gica) que por el destino f¨ªsico de 3.000 o 20.000 documentos. ?C¨®mo es posible preocuparse m¨¢s por el lugar exacto, Castilla y Le¨®n o Catalu?a, en el que se van a archivar 300 legajos hist¨®ricos que por las 700 denuncias, 20 incendios y dos muertes que se han producido en los centros de menores de Canarias?
Y si se trata de poner la cultura por encima de todo, entonces lo razonable ser¨ªa empezar a movilizarse contra el aumento del n¨²mero de alumnos por aula que ha decidido, con toda tranquilidad, la Comunidad de Madrid. El 48% de las aulas de los colegios concertados y el 12% de los colegios p¨²blicos tienen m¨¢s de 25 escolares, la cifra m¨¢xima que fija el Ministerio de Educaci¨®n (y m¨¢s que la media fijada por los expertos europeos). ?Qu¨¦ se ha hecho? Simplemente se ha autorizado meter entre 28 y 30 ni?os en cada grupo. Brillante.
Los responsables de la Comunidad de Madrid llevan semanas hablando m¨¢s del derecho (inexistente) de las v¨ªctimas del terrorismo a que sus opiniones pol¨ªticas se conviertan en pol¨ªtica gubernamental que de los problemas escolares de los ni?os de la ciudad o la persistencia de las listas de espera en la asistencia sanitaria. Lo extra?o no es que dediquen tanta atenci¨®n a una cosa y tan poca a la otra. Lo extra?o es que a los ciudadanos, bombardeados por los provocadores de turno, no les parezca nada raro.
Caer en la provocaci¨®n tiene otra importante vertiente da?ina: que hombres y mujeres honorables y decentes se sientan obligados a defenderse de una descalificaci¨®n personal y gratuita. ?Qu¨¦ pa¨ªs es ¨¦ste en el que alguien como el ex presidente del Congreso de los Diputados Gregorio Peces-Barba, uno de los mejores representantes del respeto pol¨ªtico, la tolerancia y la amistad c¨ªvica, tiene que salir en su propia defensa, sin que se alcen las voces enfadadas de sus antiguos compa?eros de la etapa constitucional, conocedores de su historia y de su valor? No se trata de que Peces-Barba sea socialista o no. Militara en el PP, en el PSOE o en IU ser¨ªa una persona igualmente valiosa.
El alto comisionado dimitir¨¢ finalmente si se ve imposibilitado para llevar adelante su trabajo o, en el fondo, si as¨ª le place al se?or Alcaraz, pero las v¨ªctimas del terrorismo deber¨ªan saber que nunca van a tener a su servicio a alguien m¨¢s intelectualmente valioso, m¨¢s respetuoso y honesto que Peces-Barba y que si creen que sus intereses est¨¢n mejor cuidados con el presidente de su asociaci¨®n que con el consejo y apoyo de este profesor est¨¢n profundamente equivocados. Es como si en Francia un d¨ªa despreciaran a Simone Veil, la primera presidenta del Parlamento Europeo, premio Pr¨ªncipe de Asturias de la Concordia, simplemente porque le conviniera a un partido determinado. solg@elpais.es
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