El da?o del 'Prestige', seg¨²n Iglesias e Iglesias

A los 17 a?os, uno (Francisco) era campe¨®n de Espa?a j¨²nior de lanzamiento de disco y el otro (Manuel) se convert¨ªa en contramaestre en los caladeros del Gran Sol. Hoy -ambos bien entrados en los cuarenta-, el destino ha querido que Francisco Iglesias y Manuel Iglesias, sin ning¨²n parentesco que los relacione, sean dos voces autorizadas que advierten del dram¨¢tico final que le espera a la pesca artesanal en Galicia como consecuencia de la cat¨¢strofe del Prestige. Hablan con conocimiento de causa: han ca¨ªdo las capturas en general y especies como la sardina y el lenguado est¨¢n en trance de desaparici¨®n. Manuel Iglesias va m¨¢s lejos: "El caladero est¨¢ en una situaci¨®n cr¨ªtica y lo estamos esquilmando".

Manuel Iglesias: "Se est¨¢ vendiendo por pescado gallego piezas de terceros pa¨ªses. Se est¨¢ vendiendo congelado por fresco"

Francisco Iglesias: "En Galicia se ha apostado por la acuicultura y por la desaparici¨®n de nuestro sector a base de arruinarnos"

Ninguno de los dos necesita esperar a los informes cient¨ªficos. Para entonces ser¨¢ tarde, anuncian. Los expertos aseguran que hacen falta al menos cinco a?os para evaluar con rigor el da?o de la marea negra sobre la pesca y el ecosistema. La economista Carmen Garc¨ªa Negro explic¨® en el Parlamento gallego, el pasado 17 de marzo, que Galicia tiene precedentes suficientes como para poder adivinar las consecuencias del Prestige: en 1992, el petrolero Mar Egeo derroch¨® 80.000 toneladas de petr¨®leo sobre la costa norte gallega. Los estudios cient¨ªficos demostraron que 10 a?os despu¨¦s, es decir en 2002, no se hab¨ªan recuperado todav¨ªa los niveles de capturas previos al accidente. En ese contexto, Francisco y Manuel Iglesias est¨¢n convencidos de que los efectos del Prestige ser¨¢n a¨²n mayores. El Prestige ser¨¢ la puntilla de la pesca con artes menores.

Dos a?os y medio despu¨¦s, Francisco Iglesias sigue limpiando el lenguado rebozado con la parsimonia del cirujano que reconstruye un tejido. Habla pausado: no tiene la menor duda de que la raz¨®n est¨¢ de su parte y el tiempo dar¨¢ fe de ello. Nada parece haber alterado su vida desde el hundimiento del petrolero si nos atenemos a su estado de ¨¢nimo. Francisco Iglesias dej¨® de ser an¨®nimo patr¨®n de la cofrad¨ªa de O Grove para convertirse en una suerte de l¨ªder popular de la resistencia contra el chapapote y, consecuencia de ello, en un personaje inc¨®modo para la Xunta. Su liderazgo no ha menguado con el paso del tiempo y la desmemoria.

Francisco Iglesias contradice las afirmaciones de la Xunta sobre el aumento de las ventas en las lonjas de pescado: "El pulpo ha ca¨ªdo en un 70%, especies como el lenguado y el rodaballo est¨¢n escaseando, hay dificultades con la merluza y la cigala, la navaja ha desaparecido de algunos bancos marisqueros. S¨®lo en O Grove, 14 barcos se han dado de baja este a?o. Lo que pasa es que la Xunta publica estad¨ªsticas generales, donde mete lo que se pesca en el Gran Sol y en el mundo mundial para intentar demostrar que las ventas han crecido". Las cofrad¨ªas de las R¨ªas Baixas publican estudios trimestrales. El ¨²ltimo, dice: "La ca¨ªda de capturas es generalizada e igualmente importante: las especies de ciclo corto ya iniciaron su ca¨ªda en el a?o 2004 y las especies de ciclo medio est¨¢n iniciando esta ca¨ªda en el primer trimestre del 2005". Con la tenacidad que acostumbra, Francisco Iglesias ha organizado un movimiento de armadores en Galicia. Ya son 400. "Aqu¨ª se ha apostado por la acuicultura, por la industrializaci¨®n de la pesca, y por la desaparici¨®n de nuestro sector a base de multarnos y arruinarnos". Pide una nueva ley de pesca y la derogaci¨®n de la ley de sanciones.

Manuel Iglesias lleva el mar en la sangre. Embarc¨® por primera vez a los 14 a?os. Fue contramaestre a los 17. "En el primer viaje siempre piensas que nunca m¨¢s volver¨¢s a embarcarte, pero cuando cobras te olvidas del sacrificio", dice. Ha pasado a?os pescando en los caladeros del sur de Chile. Es propietario de un barco de 13 metros, el Cabo de Hornos. Tras la marea negra, decidi¨® pasar a la acci¨®n y crear una asociaci¨®n con nueve armadores de A Coru?a, Arcopeba. Esa es una decisi¨®n muy importante para quien se ha pasado toda la vida en alta mar. Nada m¨¢s y nada menos que hacer pol¨ªtica en tierra.

Pero Manuel Iglesias no es pol¨ªtico. Lo que dice Manuel no es poca cosa: "Nos est¨¢n obligando a esquilmar el caladero. Sabemos perfectamente el da?o que hacemos: estamos en un momento cr¨ªtico de los recursos porque hay una sobreexplotaci¨®n salvaje".

"Cuando sucedi¨® lo del Prestige", argumenta Manuel, "los intermediarios comenzaron a comprar el pescado a la baja. Eso era l¨®gico, el mercado hab¨ªa ca¨ªdo. Pero el precio de venta al p¨²blico se fue recuperando y, sin embargo, el precio que nos daban se mantuvo. Ahora, sus ganancias son mayores mientras que a nosotros se nos obliga a un mayor esfuerzo para mantener los mismos ingresos. Una caja de jurel, de 18 kilos, nos la pagan a 5 euros. El jurel se vende a 5 euros el kilo en la plaza. Antes del Prestige, por esa misma caja nos pagaban 15 euros". Manuel Iglesias pone otros ejemplos, el salmonete, la pescadilla... En todos los casos sucede lo mismo. "Adem¨¢s de los precios se est¨¢n produciendo otras irregularidades. Est¨¢ entrando pescado congelado que se vende como fresco. Se est¨¢ vendiendo como gallego piezas de terceros pa¨ªses. Y luego, viene la Xunta y s¨®lo nos multa a nosotros". Manuel pide algo muy sencillo: "Debemos hablar y parar de pescar antes de que sea tarde".

Ambos se conocen y se respetan. Uno trabaja en el sur. El otro en el norte. Y no est¨¢n dispuestos a callarse.