Pol¨ªtica y violencia
La pol¨ªtica "puede y debe contribuir al fin de la violencia", seg¨²n la resoluci¨®n parlamentaria aprobada a mediados de mayo, pero cualquier iniciativa de di¨¢logo que pueda favorecer ese fin requiere "una clara voluntad", acreditada por "actitudes inequ¨ªvocas", de abandono de las armas por parte de ETA. Desde que se plante¨® esa resoluci¨®n, tras el debate del estado de la naci¨®n, los terroristas han realizado ocho atentados, el ¨²ltimo, ayer en las inmediaciones del aeropuerto de Zaragoza. A estas alturas es evidente, por tanto, que lo ¨²nico que ETA quiere acreditar es que no quiere que se piense que est¨¢ dispuesta a abandonar la coacci¨®n violenta.
La vicepresidenta primera del Gobierno reiter¨® ayer las condiciones para el di¨¢logo, subrayando que no ser¨ªan v¨¢lidas declaraciones verbales que no se vean avaladas por los hechos. El mensaje resulta superfluo dirigido a ETA: ya saben que con atentados no puede haber di¨¢logo. Por eso ponen las bombas: para demostrar que por ahora no est¨¢n dispuestos a dejarlo, y para poner a prueba la resistencia del Gobierno. La resoluci¨®n votada el pasado d¨ªa 17 de mayo en el Parlamento tiene la ventaja de comprometer a partidos tradicionalmente proclives a admitir una negociaci¨®n pol¨ªtica con ETA a que no habr¨¢ di¨¢logo sin decisi¨®n previa de abandono definitivo (no vale una tregua), y a que no habr¨¢ contrapartidas pol¨ªticas. Pero insistir demasiado en que s¨®lo habr¨¢ di¨¢logo cuando dejen de poner bombas puede ser interpretado por los terroristas como que, hagan lo que hagan, al final del trayecto, cuando decidan dejar de ponerlas, el Estado democr¨¢tico estar¨¢ esper¨¢ndoles para dialogar.
El mensaje puede tener m¨¢s sentido dirigido al mundo de Batasuna. Otegi dijo el domingo pasado que se estaban dando las condiciones para una salida negociada, dado que el Congreso ha autorizado establecer "una v¨ªa de comunicaci¨®n" y "ETA ha mostrado su predisposici¨®n". Si la forma de mostrar disposici¨®n al di¨¢logo es mantener la extorsi¨®n contra los empresarios y colocar coches bomba o lanzar granadas, es evidente que no hay posibilidad alguna de di¨¢logo. Ni de legalizaci¨®n futura de Batasuna.
La pol¨ªtica puede y debe contribuir al fin de la violencia: los intereses de los jefes del brazo pol¨ªtico dependen ahora decisivamente de que los jefes del brazo militar decidan dejar las armas. Otegi puede contribuir desde la pol¨ªtica al fin de la violencia exigiendo a ETA que cese toda actividad. Mientras no lo haga no habr¨¢ ning¨²n motivo para reconsiderar, ni siquiera como hip¨®tesis, la posibilidad de que su partido pueda presentarse a las elecciones municipales de 2007.
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