Soluciones para la Seguridad Social (I)
El mismo fantasma persigue a todas las econom¨ªas avanzadas. Debido a que el patr¨®n de familia grande ha sido desplazado por familias con tan s¨®lo uno o dos hijos de media, vendr¨¢n a?os en los que los ancianos que ya no forman parte de la fuerza laboral depender¨¢n para mantener el nivel de vida durante su jubilaci¨®n de una baja proporci¨®n de trabajadores en edad ¨®ptima que siguen estando entre la poblaci¨®n activa. No es de extra?ar que en Estados Unidos, Chile, Suecia y otras partes la seguridad social constituya ahora un tema actual y controvertido. Mi prop¨®sito en esta ocasi¨®n es concretamente analizar de forma objetiva el siguiente tema relacionado: ?cu¨¢l podr¨ªa ser la funci¨®n ¨²til (o perjudicial) de transferir una mayor porci¨®n de lo que la sociedad ahorra para su posterior jubilaci¨®n desde los tradicionales bonos, hipotecas y denominados activos de capital fijo, con bajo rendimiento, a inversiones en acciones ordinarias, que comportan mayor riesgo?
Mi propuesta her¨¦tica es que en el siglo XXI las administraciones p¨²blicas son los organismos adecuados de repartici¨®n del riesgo
La conclusi¨®n b¨¢sica que se extrae de un siglo de registros de datos es que una cartera diversificada de acciones ordinarias "arriesgadas" produce por t¨¦rmino medio mayores rendimientos que una cartera de bonos en el mismo periodo. Sin embargo, el que algo quiere, algo le cuesta. Los datos muestran tambi¨¦n lo que la teor¨ªa de las probabilidades confirma: quienes dependen s¨®lo o principalmente de acciones vol¨¢tiles se arriesgan a experimentar peri¨®dicamente graves p¨¦rdidas sostenidas. Un bisabuelo que se jubilara, pongamos, en 1911, con una esperanza de vida de otros 15 a?os aproximadamente, habr¨ªa obtenido buenos resultados apostando por las acciones. En cambio, un abuelo jubilado en 1930 habr¨ªa tenido que confiar durante 18 a?os en que los hijos de la depresi¨®n le prestaran un m¨ªsero apoyo. Invertir en acciones no garantiza un beneficio seguro. Las entrevistas a trabajadores jubilados chilenos que sufrieron grandes p¨¦rdidas por su elecci¨®n de acciones revela que son perdedores descontentos. En Estocolmo encontramos la misma historia mixta: muchos ganadores y no pocos perdedores.
F¨ªjense en que nunca he mencionado las cuentas privadas que ha propuesto el presidente George Bush. Para que los pobres necesitados reciban del sistema algo m¨¢s de lo que han puesto, es necesario que los ciudadanos adinerados aportemos al sistema algo m¨¢s de lo que vamos a recibir del mismo. Esa verdad b¨¢sica se mantendr¨ªa independientemente de que los fondos marginales destinados al pago de las jubilaciones se invirtieran en bonos al 3%, en moneda estadounidense al 0% o en bonos basura, con sus (deseados) rendimientos supuestamente elevados del 15%. Mi propuesta her¨¦tica es que en el siglo XXI las administraciones p¨²blicas del mundo avanzado son los organismos adecuados de repartici¨®n del riesgo que deber¨ªan usar o habitualmente usan operaciones de t¨ªtulos burs¨¢tiles y bonos para los planes de jubilaci¨®n nacionales y tambi¨¦n para la estabilizaci¨®n macroecon¨®mica prudente. Esto no descarta que muchos pa¨ªses vayan a querer confiar a sus bancos centrales casi independientes -la Reserva Federal estadounidense, el Banco de Inglaterra, el Banco de Jap¨®n- parte o la totalidad de estas nuevas actividades.
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