Un peque?o alivio
Los ministros de Finanzas del Grupo de los Ocho acordaron ayer en Londres condonar la deuda externa de los 18 pa¨ªses m¨¢s pobres del mundo -todos africanos, adem¨¢s de Bolivia, Guyana, Nicaragua y Honduras- con los organizaciones multilaterales de cr¨¦dito (FMI, Banco Mundial y Banco Africano de Desarrollo), equivalente a m¨¢s 40.000 millones de d¨®lares. Otros 11 se beneficiar¨¢n por un monto de 11.000 millones en un plazo de un a?o y medio, y 11 m¨¢s, por otro de 4.000 millones, si cumplen ciertos criterios.
La cifra total es de 55.000 millones, lo que, sin duda, es un alivio, aunque insuficiente, pese a que el ministro brit¨¢nico Brown ha calificado de hist¨®rico el acuerdo. La deuda cancelada apenas representa el 10% de lo necesario para cumplir los objetivos de la ONU de reducir a la mitad la pobreza mundial en 2015, seg¨²n se han apresurado a destacar las ONG. Nada han dicho los ministros de la propuesta de Blair de crear una especie de Plan Marshall para ?frica a trav¨¦s de una Facilidad Financiera Internacional o de duplicar la ayuda al desarrollo.
Es cierto que cualquier tipo de acuerdo que implique el olvido definitivo de la deuda no favorecer¨¢ la captaci¨®n de recursos financieros adicionales de las organizaciones multilaterales. Sin dinero fresco, la posibilidad de neutralizar ese c¨ªrculo vicioso es limitada. Pero no es menos cierto que la cancelaci¨®n indiscriminada no permite diferenciar positivamente a los gobiernos de los pa¨ªses que han hecho mejoras en la calidad de su gobierno. Pueden ser, en efecto, malas se?ales que favorezcan indirectamente las malas pr¨¢cticas, cuando no directamente la corrupci¨®n, que ha agravado la situaci¨®n econ¨®mica y social de esos pa¨ªses.
La reclamaci¨®n de una mayor generosidad financiera a los ricos no debe excluir la exigencia de que la administraci¨®n de los recursos en los beneficiados de esas condonaciones sea honesta y eficiente. El paso dado en Londres, pese a no responder a todas las expectativas, es un buen fundamento en el que asentar los objetivos de la cumbre del G-8 el mes pr¨®ximo en Gleneagles (Escocia).
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