Las ciudades necesitan definir su arquitectura
Francisco Torres y Fernando Mendoza se muestran contrarios al proyecto de la plaza de la Encarnaci¨®n en Sevilla
Los arquitectos Francisco Torres, sevillano de 57 a?os, y Fernando Mendoza, valenciano que reside en Sevilla desde 1965 y tambi¨¦n con 57 a?os, han dialogado sobre la conveniencia de que las ciudades abran sus cascos hist¨®ricos a la arquitectura de lenguaje contempor¨¢neo o la necesidad de reservar estas nuevas formas para ¨¢reas perif¨¦ricas.
Torres es autor de rehabilitaciones como la segunda fase del Hospital de las Cinco Llagas, sede del Parlamento andaluz, o el palacio de Altamira, ambos en Sevilla. Entre sus obras de nueva planta destacan el Pabell¨®n del siglo XV en la Expo 92 y la Estaci¨®n de Autobuses de Granada. Fernando Mendoza se ocupa actualmente de la rehabilitaci¨®n de la iglesia del Salvador e hizo tambi¨¦n para la Expo 92 el Pabell¨®n Real y el de Canad¨¢, entre otros.
"En el centro ya no se puede construir como en el XVII, tenemos otra mirada", dice Torres
Pregunta. Arquitectura contempor¨¢nea es todo lo que se construye actualmente, pero la mayor¨ªa se refiere a un estilo concreto...
Fernando Mendoza. La arquitectura moderna naci¨® como una negaci¨®n de cualquier estilo, pero se ha transformado en un estilo m¨¢s r¨ªgido que todos los anteriores. Llevamos desde los a?os 50 sin cambiar. El absurdo es que un no- estilo se ha transformado en un estilo r¨ªgido que intenta detentar el monopolio de la arquitectura contempor¨¢nea.
Francisco Torres. La arquitectura moderna nace en centroeuropa entre la I y la II Guerra Mundial. En ese momento existe una batalla entre dos tendencias, expresionismo y neoplasticismo, que gana esta ¨²ltima y se impone como canon con arquitectos como Walter Gropius, Mies van der Rohe o incluso Le Corbusier. Cuando despu¨¦s, muchos de los alemanes emigran a Estados Unidos y se encuentran con una potencia econ¨®mica que les permite desarrollar su trabajo, imponen una determinada manera de ver la arquitectura que est¨¢ ligada a la aparici¨®n de materiales nuevos como el vidrio o el acero inoxidable. La industria asimila esos materiales e impone ese mundo formal. Ahora convivimos con esa arquitectura que se ha convertido en ¨²nica y si no haces eso, estas fuera del circuito.
P. ?C¨®mo convive esa arquitectura moderna con la ciudad hist¨®rica?
F. M. La ciudad es un continuo en el tiempo, tiene una escala y par¨¢metros determinados, por eso es m¨¢s complicado levantar un gran edificio contempor¨¢neo en Sevilla o en Venecia que en Nueva York. Eso hace que el trabajo del arquitecto sea m¨¢s dif¨ªcil si tiene que construir en un casco hist¨®rico. Para trabajar en el centro hist¨®rico hay que ser sensible al entorno.
P. T. Los ciudadanos que critican algunos proyectos por novedosos no se dan cuenta que existen multitud de factores que provocan transformaciones m¨¢s trascendentales que cualquier arquitectura que se convierte en un s¨ªmbolo. Muchos de los que reaccionan con virulencia frente a una intervenci¨®n moderna puede que ellos est¨¦n provocando cambios con un impacto m¨¢s grande que cualquier edificio. Me refiero a lo que ocurre en los cuatro primeros metros de fachada, que es el campo visual y se ha convertido en un c¨²mulo de desprop¨®sitos: r¨®tulos, locales comerciales o los huecos que se abren en casas del XVIII para las cocheras. Es como un mill¨®n de gusanitos que van royendo la ciudad por todas partes y, de pronto, un d¨ªa no reconoces nada. Cualquier intervenci¨®n es dif¨ªcil y comprometida, requiere profesionales s¨®lidos que sepan arriesgar.
F. M. Incluso si arriesgas, te puedes equivocar.
P. T. Si, pero en el centro hist¨®rico ya no se puede construir como se hac¨ªa antes; ser¨ªa costos¨ªsimo. Adem¨¢s ya no vivimos en el siglo XVII, tenemos otra mirada y otras necesidades. Lo que ha ocurrido es que en los ¨²ltimos 30 a?os las transformaciones han sido muy r¨¢pidas y la gente ve c¨®mo le est¨¢n cambiando el paisaje.
P. ?Qu¨¦ piensan del edificio que Guillermo V¨¢zquez Consuegra ha proyectado para la ciudad romana de Baelo Claudia?
F. M. Si te encargan un edificio en un conjunto arqueol¨®gico tienes que adecuarlo al conjunto, porque son huellas en el territorio y eso es muy delicado. Echo de menos un an¨¢lisis de las almadrabas, que eran edificios industriales que aportaban un sentido de humanidad al paisaje. Aunque habr¨¢ que esperar a ver el edificio terminado porque V¨¢zquez Consuegra es un excelente arquitecto.
P. T. Prefiero esperar a que se acabe el proyecto, porque su autor no suele cometer errores.
P. ?Y de la Encarnaci¨®n?
P. T. Yo me present¨¦ al concurso, de forma que mi opini¨®n profesional est¨¢ ah¨ª. Como ciudadano no estoy de acuerdo con el proyecto para ese enclave, aunque es una imagen arquitect¨®nica que puede ser interesante en la periferia.
F. M. El problema no es el proyecto de J¨¹rgen Mayer, sino el jurado que no fij¨® l¨ªmites en la convocatoria, ni est¨¦ticos, ni materiales. Tipol¨®gicamente no parece una plaza, sino un centro comercial de periferia. Es arquitectura-espect¨¢culo.
P. ?Conocen el proyecto de la torre de C¨®rdoba?
F. M. Aqu¨ª el debate que debemos plantear es s¨ª las ciudades deben de tener un techo.
F. T. Habr¨ªa que reflexionar sobre lo que puede hacerse o no en un centro hist¨®rico y que eso no dependa de s¨ª el arquitecto es bueno, como en este caso, o no.
P. ?Est¨¢n de acuerdo con el proyecto para la plaza de las Monjas de Huelva?
F. M. Hab¨ªa un templete del siglo XIX muy bonito y me parece gratuito quitarlo y poner algo tipo art-dec¨®.
F. T. Yo estoy en contra de los kioscos, no se pueden llenar las ciudades de chismes.
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