Hurac¨¢n Powell
El jamaicano se convierte en el hombre m¨¢s r¨¢pido de la historia al correr los 100 metros en 9,77 segundos
El hombre m¨¢s r¨¢pido de la historia es jamaicano, se llama Asafa Powell y promete llevar el r¨¦cord del mundo de los 100 metros a cotas inimaginables. Casi un a?o despu¨¦s de fracasar en los Juegos Ol¨ªmpicos, regres¨® a Atenas para coronarse rey de los velocistas. Bati¨® la plusmarca mundial con 9,77 segundos, una cent¨¦sima menos que el registro anterior, en poder del desacreditado Tim Montgomery, carne de juzgado en los ¨²ltimos meses por su implicaci¨®n en el esc¨¢ndalo Balco, un caso masivo de dopaje que ha destruido su reputaci¨®n y la de Marion Jones, su esposa. Powell no s¨®lo conquist¨® ayer el r¨¦cord, sino que elimin¨® una marca que resultaba sospechosa a la luz de las noticias que llegan sobre la presunta implicaci¨®n de Montgomery en pr¨¢cticas muy turbias.
Bati¨® en una cent¨¦sima el r¨¦cord anterior, del desacreditado Tim Montgomery
En la reuni¨®n de Atenas corri¨® contra el tiempo, no contra ninguno de sus grandes rivales
Powell,que tiene 22 a?os, viene de Jamaica, tierra de sprinters colosales. De all¨ª surgi¨® Lennox Miller, el ¨²nico hombre que se atrevi¨® a desafiar a los estadounidenses en los Juegos de M¨¦xico 68; de all¨ª proced¨ªa Donald Quarrie, uno de los mejores especialistas que se han visto en la prueba de los 200 metros; de origen jamaicano eran el infausto Ben Johnson, Donovan Bailey y Linford Christie; en la isla ha nacido Usain Bolt, el joven fen¨®meno de los 200 metros cuyo nombre provoca un entusiasmo que Powell no puede igualar. As¨ª es Jamaica, donde las discusiones sobre atletismo pueden llegar al Parlamento, como ocurri¨® el pasado a?o a ra¨ªz de la lesi¨®n de Bolt y el debate que se produjo por su ineficaz recuperaci¨®n. En Jamaica los velocistas son reyes. Y ahora tienen al rey del mundo.
No hab¨ªa dudas sobre el estado de forma de Powell. Todas sus carreras anunciaban algo grande. En su primera actuaci¨®n de la temporada corri¨® la prueba en 9,84 segundos. Hace una semana, con ocho grados de temperatura y bajo la lluvia, logr¨® en Ostrava una marca escandalosa: 9,85s. Pocas veces como ayer se ha podido anticipar un r¨¦cord del mundo.
Powell lleg¨® plet¨®rico a los Juegos de Atenas, en los que sufri¨® la mayor decepci¨®n de su corta carrera como velocista. Despu¨¦s de arrollar en las principales reuniones de Europa y de imponerse a los estadounidenses en todos los frentes de batalla, Powell se mostr¨® incontenible en las series ol¨ªmpicas. Daba tal impresi¨®n de seguridad que sus victorias resultaban incre¨ªblemente c¨®modas. No era un atleta exprimido. Su margen de maniobra parec¨ªa superior al de sus rivales, al de Mo Greene, Justin Gatlin y Shawn Crawford, los arrogantes velocistas estadounidenses. Pero en la final fue destruido por su falta de energ¨ªa para enfrentarse a los atletas m¨¢s competitivos del mundo. Fue quinto, con 9,95s, y nunca se insinu¨® como un aspirante al t¨ªtulo ol¨ªmpico. En Atenas se gan¨® fama de blando. Pero la velocidad estaba ah¨ª.
En agosto, cuando se enfrente de nuevo a los norteamericanos y a Francis Obikwelu, el portugu¨¦s de origen nigeriano que ayer s¨®lo dio leves muestras de su tremendo potencial, Powell tendr¨¢ que defender la corona que le acredita como el m¨¢s r¨¢pido del planeta y deber¨¢ ganarse el respeto en las grandes competiciones. En Atenas corri¨® contra el tiempo, no contra ninguno de sus grandes rivales. Era la ocasi¨®n perfecta para ¨¦l, un chico tranquilo que decidi¨® permanecer en Jamaica y no aceptar las ofertas de las universidades estadounidenses. Su caso es raro porque la mayor¨ªa de los grandes atletas jamaicanos suelen emigrar a Norteam¨¦rica en cuanto despuntan de juveniles. Powell ha preferido quedarse en Kingston y entrenarse en condiciones de cierta precariedad, en una pista de hierba en la Tech University de la capital jamaicana.
La carrera fue un mon¨®logo impresionante. Las condiciones resultaban perfectas: una tarde soleada, calurosa, con algo de viento a favor (1,6 metros por segundo) y una pista con excelente fama. En Atenas, hace seis a?os, Maurice Greene bati¨® el r¨¦cord del mundo con 9,79 segundos. La historia se repiti¨® ayer. Con 45 zancadas y media, el impulso impresionante en la salida y su vertiginosa aceleraci¨®n, Powell vol¨® hacia el r¨¦cord mundial sin dar ninguna impresi¨®n de agarrotamiento, con la naturalidad que le caracteriza, esa naturalidad que a veces obliga a preguntarse cu¨¢les son sus l¨ªmites. Porque ni tan siquiera ayer, en el d¨ªa marcado en rojo para batir el r¨¦cord del mundo, Powell hizo aparentes excesos. No lanz¨® su cuerpo en el ¨²ltimo metro para robar alguna cent¨¦sima, un desd¨¦n habitual en un atleta que ha dejado escapar tiempos sensacionales en los ¨²ltimos diez metros.
Lo m¨¢s probable es que a Powell se le quede corto un r¨¦cord que a los dem¨¢s les resulta demasiado lejano. Comienza el turno de preguntas sobre el lugar y el d¨ªa de su pr¨®ximo r¨¦cord. Powell cree que vale 9,75 segundos ahora mismo. No es el ¨²nico porque nadie duda de su velocidad. Las incertidumbres est¨¢n relacionadas con su respuesta en las grandes competiciones. Esta duda se despejar¨¢ en agosto, en los Mundiales de Helsinki.
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