El guardi¨¢n entre los ¨¢rboles como fen¨®meno
EN Haruki Murakami and the Music of Words (Harvill, 2002), el especialista y traductor al ingl¨¦s Jay Rubin describe los efectos casi radiactivos que provoc¨®, en el Jap¨®n de 1987, la publicaci¨®n de Tokio blues. Algo muy parecido a lo que sucedi¨® -y contin¨²a sucediendo- en Estados Unidos con El guardi¨¢n entre el centeno, de J. D. Salinger: el libro como sagrada escritura. A saber: cuatro millones de ejemplares vendidos -tres y medio de ellos durante el primer a?o- convirtieron al hasta entonces cult Murakami en un fen¨®meno de masas. Los estudios concluyeron que los lectores abarcaban tanto a chicas adolescentes como mujeres de sesenta a?os y hombres de cuarenta. A unos los acompa?aba en su juventud, a otros se las recordaba como si se tratara de una virtual m¨¢quina del tiempo, y todos declaraban que la novela les "produc¨ªa una irrefrenable necesidad de hacer el amor". Presentado en dos peque?os vol¨²menes -uno rojo y otro verde- inspir¨® a sus fans, conocidos como "La Tribu Noruega", a vestirse de uno u otro color para as¨ª "comunicar" a sus "hermanos" en qu¨¦ parte del libro estaban. Se pusieron de moda los p¨®sters de bosques. Se lanzaron un vino, chocolates y un t¨¦: todos llamados Madera Noruega. Una versi¨®n muzak de la canci¨®n beatle ascendi¨® al primer puesto. Mientras tanto, claro, los primeros seguidores de Murakami -los que a?oraban en este libro las atm¨®sferas alucin¨®genas de sus inicios- lo acusaban de haber sucumbido a la tentaci¨®n de una sencilla love-story. Murakami, por su parte, se neg¨® a aparecer en comerciales, rechaz¨® ofertas para el cine, se cans¨® de ser perseguido por lolitas convencidas de que ¨¦l era Toru, y huy¨® al autoexilio (no volver¨ªa a Tokio hasta el terremoto de Kobe y los atentados con gas sar¨ªn) para, lejos, escribir Dance Dance Dance: secuela de La caza del carnero salvaje. Otra novela -como Al sur... y Kafka...- con canci¨®n en su t¨ªtulo y retorno a sus tramas m¨¢s extremas y metaf¨ªsicas.
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