En el autob¨²s del arzobispo
Relato del trayecto Granada-Madrid en uno de los autocares fletados por el prelado Javier Mart¨ªnez para la manifestaci¨®n
El autob¨²s n¨²mero 3 de la caravana granadina de apoyo a la familia parte a la hora de laudes. Son las 9.20 y Pablo, el responsable de la organizaci¨®n, se acerca al asiento del conductor para recitar las correspondientes oraciones por micr¨®fono. Cuarenta y cuatro viajeros ocupan los 55 asientos del veh¨ªculo y responden a coro los estribillos. Primero el himno Dios m¨ªo, ven en mi auxilio, despu¨¦s los salmos 118 y 116 intercalados por un c¨¢ntico (D¨¢me, Se?or, la sabidur¨ªa). Cierra el Benedictus, un padrenuestro y varios avemar¨ªas.
Unas 500 personas respondieron ayer al llamado del arzobispo de Granada, Javier Mart¨ªnez, que el jueves pasado convoc¨® a sus feligreses a presentarse el s¨¢bado en el Palacio de Deportes de Granada para viajar a Madrid en uno de los 22 autobuses que su archidi¨®cesis iba a fletar para la ocasi¨®n. Un bocadillo y "la voluntad" para ayudar a sufragar el transporte, bastar¨ªan para protestar contra "ese inicuo y burl¨®n proyecto de ley que discrimina los matrimonios verdaderos [...] y ser¨¢ fuente de destrucci¨®n y sufrimientos sin fin en la sociedad espa?ola", como calific¨® el obispo al matrimonio homosexual.
"Cuidado con las provocaciones de gays y lesbianas, que nadie les responda"
S¨®lo 6 de los 22 autobuses dispuestos por la di¨®cesis se llenaron de fieles
De los 22 veh¨ªculos dispuestos, s¨®lo se llenan seis, a los que se suman otros dos procedentes del colegio Mulhac¨¦n, el centro escolar masculino que el Opus Dei gestiona en Granada. Los 44 pasajeros del n¨²mero 3 son sobre todo mayores de 40 a?os, algunos matrimonios y j¨®venes con camisetas con lemas como Los espa?oles primero o Ratzinger's fan club, (el club de fans del Papa). Una pareja de musulmanes conversos -¨¦l con barba blanca y chilaba; ella con hiyab de color azul- rompe el predominante panorama cat¨®lico. Otro de los viajeros, en la ¨²ltima fila, repite que pertenece a Falange Espa?ola.
Pablo, Yolanda y Daniela, los tres responsables de la expedici¨®n, reparten una octavilla con los rezos del viaje. Muchos compran un panfleto llamado Autogesti¨®n que contiene consignas como "Zapatero mentiroso, de la Iglesia eres moroso". S¨®lo una bandera vaticana, otra espa?ola y una pancarta que dice "ZP quiero un pap¨¢ y una mam¨¢" dan pistas sobre el fin de la excursi¨®n, adem¨¢s del fervor religioso.
Pablo vuelve a coger el micr¨®fono tras la parada intermedia del viaje. Da las instrucciones sobre la conducta a seguir en la marcha. "Todos tenemos que permanecer juntos. Una pancarta con el n¨²mero tres indicar¨¢ d¨®nde estamos", dice. El joven reparte tarjetas con su tel¨¦fono m¨®vil "por si alguien se pierde". "Nada de hacer compras, sobre todo las se?oras. Todos al autob¨²s cuando se acabe la manifestaci¨®n".
Cuidado con las "provocaciones o agresiones de gays y lesbianas", "que a nadie se le ocurra responder", dice el organizador. "?Y si nos tenemos que defender, qu¨¦ hacemos?", grita el falangista desde el fondo. "Pues pones la otra mejilla", le responde una mujer.
A unos 130 kil¨®metros de Madrid el conductor pone la radio. "?Fuera, fuera, fuera!", grita la gente al escuchar sinton¨ªas que no les gustan, hasta que al final queda sintonizada la Cope, la cadena gestionada por la Conferencia Episcopal Espa?ola. Una catedr¨¢tica argumenta que el eufemismo "uniones civiles" para las parejas gays ser¨ªa discriminatorio por no estar recogida en la norma fundamental, como el derecho al matrimonio.
Pablo coge su tel¨¦fono m¨®vil para comunicarse con la organizaci¨®n en Madrid. Su colega le ordena que quite de las ventanas todos los signos reivindicativos. "La Guardia Civil est¨¢ desviando los autobuses fuera de Madrid", explica despu¨¦s de colgar. "Ahora resulta que nosotros no podemos entrar y los maricones entran y salen cuando les da la gana", vuelve a gritar el falangista.
M-30, avenida Ciudad de Barcelona, Alfonso XII... La expedici¨®n granadina aparca junto al parque del Retiro, en la calle de Alcal¨¢. Pablo coge entonces el micr¨®fono por ¨²ltima vez. "Gracias a Dios hemos llegado a Madrid. Encomendamos este viaje al Sagrado Coraz¨®n de Jes¨²s", dice. Y se abren las puertas.
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