El regreso de TerminAitor
?Y qu¨¦ dir¨¢ ahora Godefroot?, se preguntaba el esc¨¦ptico el d¨ªa que termin¨® el Giro y Paolo Savoldelli levantaba en el centro de Mil¨¢n el trofeo de ganador y tambi¨¦n el d¨ªa que Santiago Botero ganaba la Vuelta a Romand¨ªa, se exhib¨ªa en el Dauphin¨¦ Lib¨¦r¨¦. Savoldelli y Botero hab¨ªan estado dos a?os en el Telekom de Godefroot sin acercarse a las expectativas con las que hab¨ªan sido fichados, por las que eran pagados, y fue marcharse a otro equipo, fue bajar el nivel de sueldo, fue volver a ganar.
?Y, ahora, qu¨¦ dir¨¢ Ferretti?, podr¨ªa seguir pregunt¨¢ndose el esc¨¦ptico -una especie moral que ha florecido extraordinariamente en los ¨²ltimos a?os del ciclismo-, podr¨ªa pregunt¨¢rselo ayer contemplando a Aitor Gonz¨¢lez exhibirse de una manera extraordinaria en la etapa reina de la Vuelta a Suiza, contemplando el regreso a la grandeza de aqu¨¦l que fue conocido como Speedy Gonz¨¢lez, m¨¢s a¨²n, como TerminAitor, aquel 2002 en el que se hizo con la Vuelta.
Deslumbrado con tales prestaciones, por su potencia contrarreloj, por la habilidad innata de Aitor Gonz¨¢lez para buscar el contrapi¨¦ en las llegadas de etapa complicadas, por su capacidad para resistir en la alta monta?a, el viejo Giancarlo Ferretti no dud¨® en tirar la casa por la ventana para hacerse con sus servicios para el Fassa Bortolo. A las pocas semanas, Ferretti, a quien le gusta hacer honor a su fama de sargento de hierro, empez¨® a arrepentirse. Cuando se cruzaba con su fichaje estrella espa?ol, Ferretti no resist¨ªa la tentaci¨®n y le pellizcaba en la cintura, y siempre entre su pulgar y su ¨ªndice se interpon¨ªa una linda capa de grasa. Aquello le volv¨ªa loco a Ferretti. No entend¨ªa c¨®mo un ciclista profesional pod¨ªa dejar crecer la grasa en su cuerpo. Aitor Gonz¨¢lez le pag¨® a Ferretti con tres destellos, una etapa en el Giro, otra en el Tour, una semicl¨¢sica, y el oto?o pasado, cumplidos dos a?os de contrato, se encontr¨® en la calle, sin equipo.
A Aitor Gonz¨¢lez le preced¨ªa la mala fama. A su alrededor se forjaban todo tipo de historias, se hablaba del clan de la toalla, de su moreno cuerpo al completo -sin las marcas, el estigma del trabajo, de la camiseta y del culotte-, de su buena relaci¨®n con Eufemiano Fuentes, el m¨¦dico que todo lo consigue, de su paso por el Kelme, el equipo de Manzano, de su Maseratti... Sali¨® al mercado y nadie le quer¨ªa. Parec¨ªa de repente el jovial Aitor Gonz¨¢lez condenado a protagonizar una historia triste y tantas veces repetida. Finalmente, y por cuatro duros, le rescat¨® de la calle el Euskaltel-Euskadi.
Aitor Gonz¨¢lez, nacido en Zum¨¢rraga (Guipuzcoa) en 1975, se hab¨ªa ido a vivir de ni?o, con sus padres, emigrantes, a Alicante. Ni se consideraba vasco, ni los vascos le consideraban uno de los suyos. Ni siquiera el lehendakari Ibarretxe pens¨® en pasar a saludarlo el d¨ªa del pr¨®logo del Tour de 2002, cuando salud¨® personalmente y dese¨® buena fortuna a todos los vascos del pelot¨®n. Pero ha sido como vasco oficial, vistiendo el maillot naranja, el color que durante el Tour simboliza a toda una naci¨®n, como Aitor Gonz¨¢lez ha vuelto a ser TerminAitor, para gran alegr¨ªa y felicidad de Miguel Madariaga, el m¨¢nager que lo contrat¨®, de Juli¨¢n Gorospe, el director que manejaba el coche ayer a su lado, que lo arropaba en el descenso del Furka, del puerto coronado por el inmenso glaciar junto al que nace el R¨®dano. Felicidad doble. Hace una semana, de manera inesperada, el Euskaltel ganaba el Dauphi¨¦n Lib¨¦r¨¦ por medio de ??igo Landaluze. Ayer ganaba la Vuelta a Suiza. La gan¨® en la monta?a, en un fin de semana plet¨®rico. "Es curioso", dijo Gonz¨¢lez, "antes iba mucho mejor contrarreloj. Ahora he perdido en ese terreno, pero subo mucho mejor". El s¨¢bado, detr¨¢s de Pablo Lastras, ya busc¨® las cosquillas, y las encontr¨®, el l¨ªder, el australiano Michael Rogers, y a Jan Ullrich, que a¨²n arrastra sobrepeso. Con la informaci¨®n recogida, actu¨® ayer de manera decidida. Atac¨® a 33 kil¨®metros de la llegada, a 10 kil¨®metros de la cima del Furka. Cadencioso, sentado muy bajo, moviendo a veces el plato grande, a un ritmo infernal, Aitor Gonz¨¢lez adelant¨® a todos los escaladores que hab¨ªan partido antes que ¨¦l. En el descenso, pese a un buen susto en una cerrada curva, empujado por el viento, fue inalcanzable. Por 22 segundos bati¨® a Rogers y, 32 a?os despu¨¦s de Jos¨¦ Manuel Fuente, se convirti¨® en el segundo espa?ol que gana la ronda helv¨¦tica. "La gente dec¨ªa que era un vago, que no trabajaba", dijo TerminAitor, "pero he estado enfermo, porque mi sistema inmunitario no era lo bastante fuerte". No tanto como ¨¦l, por lo menos.
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